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Deportados del GULAG |
En el año 1991 se disuelve la URSS y se funda la CEI (Comunidad de Estados Independientes). Pero es con la elección de M. Gorvachov en 1985 y con las elecciones de 1989 cuando da comienzo un proceso acelerado de reformas que, aunque afectan solo a una parte del complejo estado, terminan por descomponer el imperio de la Unión Soviética. El intento por la fuerza de volver, en 1991, a la situación anterior, no dará resultado y la independencia de repúblicas y conformación de una nueva situación tiene lugar.
Aunque con los planes quinquenas de la época estalinista la Union Soviética se convirtió en una potencia industrial (la segunda) una gran cantidad de la población no trabajó en la industria. La enorme extensión del territorio que formaba el imperio, por muy vacías que estuviesen vastas regiones, hizo que una gran cantidad de población viviese en el medio rural y se dedicase a actividades primarias o terciarias. Las regiones de la tundra, en el extremo norte, la gran taiga siberiana, las zonas esteparias del sur y otras muy alejadas de los centros industriales, que estuvieron muy concentrados en algunas regiones, sobre doto del oeste, del suroeste y de los Urales, muestran un estado que mantuvo a gran parte de su población en la agricultura, la ganadería y los servicios.
Rusia, Estonia y Letonia son los países que tenían tasas de población urbana más altas en 1984: 73,1, 71,6 y 70,7% respectivamente; pero Ucrania (66,1), Bielorrusia (63,1), Lituania (66,3), Moldavia (45,7), Armenia (67,9), Azerbaján (53,9), Georgia (54,1), Kazajistán (57,5), Kirguizistán (39,7), Uzbeskistán (41,9), Tadjikistán (33,4) y Turkmenistán (47,4%) muestran la enorme descompensación industrial entre unas regiones y otras, circunstancia que sigue dándose en la actualidad (1). El hecho de que Moldavia, Kirguizistán, Uzbekistán, Tadjikistán y Turkmenistán tengan más población rural que urbana es elocuente de que no toda la Unión Soviética se industrializó, aunque en el conjunto sí fuese una potencia industrial.
También las tasas de crecimiento económico fueron muy distintas: Bielorrusia, Azerbaján y Georgia más que lo doblaron entre 1970 y 1985, mientras que Armenia casi lo triplica en el mismo período y no llegaron a duplicarlo Rusia, Ucrania, Estonia, Letonia, Lituania, Moldavia, Kirguizistán y Tajikistán, mientras que estuvieron lejos de doblarlo Kazajistán y Turkmenistán (2).
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El conglomerado soviético |
Además está el problema de las diversas nacionalidades, etnias y grupos culturales que formaron la Unión Soviética: los países bálticos (Estonia, Letonia, Lituania) habían sido independientes y mantuvieron relaciones con el mundo escandinavo. La pronta entrada de dichos países en la Unión Europea les alejó más de Rusia, verdadero centro del antiguo imperio. Los ucranianos siempre fueron conscientes del papel primordial que jugaban en la Unión Soviética (agricutura, industria y la flota del mar Negro) además de que no se olvidó fácilmente el sufrimiento de la población a manos de Stalin, aunque esto no fue exclusivo de los ucranianos. Los países del Turquestán estaban muy vinculados culturalmente a Irán o a Turquía, así como mantenían grandes comunidades de credo musulmán, mientras que los eslavos eran cristianos desde la alta edad media.
Los conflictos que Rusia y el imperio Otomano habían mantenido en el siglo XIX en la región del Cáucaso y los Balcanes constituyeron un factor histórico que sirvió de elemento centrífugo cuando hubo la menor ocasión. Por otra parte existen minorías nacionales dentro de las fronteras de las nuevas repúblicas consecuencia de una vida en común de muchas décadas: rusos en Kirguizistán y Ucrania, así como turcos en la primera; iraníes en Tajikistán y Urbekistán, rusos en Moldavia... La ruptura tuvo que garantizar (y no siempre lo hizo) el estatuto de las minorías nacionales dentro de las nuevas republicas. Más grave es la situación en Chechenia y Nagorno-Karabaj.
Hoy nadie duda de que el hundimiento de la Unión Soviética se debió a la incapacidad para mantener el complejo militar e industrial en permanente competencia con el mundo capitalista, teniendo en cuenta la enorme cantidad de recursos que el ejército, las armas y la burocracia se llevaban de la producción nacional. Por lo que hemos dicho antes también los factores nacioales y étnicos han tenido influencia, pues el imperio soviético estaba formado, a la fuerza, por comunidades muy distintas culturalmente. El factor político también tuvo importancia, pues aunque la sociedad no dio muestras de gran vitalidad en oposición al régimen, sí en cambio existió siempre una disidencia, la prueba está en la temprana actividad de la checa, las terribles purgas en época de Stalin y -por mucho que se hable de desestalinización- la persecución política en época de Jruchov, Breznev y seguidores. Intelectuales, estudiantes, científicos, escritores, profesionales, incluso miembros del partido comunista, mostraron una mayor o menor oposición al régimen que negaba las libertades políticas, cooptaba a los dirigentes del estado y mantenía una gran corrupción.
La Comunidad de Estados Independientes no prosperó porque no se dotó de instituciones, y no lo hizo porque no hubo voluntad política por parte de las diversas repúblicas que la formaron. Fue una transición hasta la situación actual, en la que Rusia ejerce un liderazgo real sobre algunas de dichas repúblicas y lo ha perdido en otras. Existe la convicción entre los dirigentes rusos y ucranianos de que la colaboración entre los dos estados es una necesidad para ambos, pero no ocurre así con los países bálticos y con algunas repúblicas del Turquestán.
La voladura controlada del sistema que pretendió Gorvachov -si es que lo pretendió- no fue posible porque se precipitaron los acontecimientos, lo que ha ocurrido en otros momentos y situaciones históricas. A una revolución le suele seguir una "sobrerrevolución" que luego queda -si prospera- en una especie de síntesis. M. Gorvachov fue toda su vida un funcionario del partido comunista, y lo fue porque le tocó vivir en ese contexto y porque lo aceptó, pues pudo haber elegido la disidencia. Tuvo la visión de comprender que el sistema no tenía salida tal y como había evolucionado (y tal y como había evolucionado el capitalismo) y quiso cambiarlo controladamente. M. Gorvachov sabía lo que había pasado en Afganistán y la imposibilidad de mantener regímenes afines por la fuerza. Sabía lo que había pasado en las "democracias populares" de Europa: Hungría, Checoslovaquia, Polonia... Sabía que la influencia de la socialdemocracia occidental en los partidos comunistas de esos países era grande y que la historia iba a caminar -si se puede hablar así- en el sentido de democratizarse las sociedades. Pero el líder soviético -porque eso fue- se encontró con dos tipos de oposición: el núcleo duro del propio partido comunista y los populistas que estaban deseosos de olvidar su pasado en el régimen para abrirse paso con otros apoyos: Yeltsin no fue otra cosa mas que eso, un populista sin ideología que abocó al país a serios riesgos de desestabilización. Esta no se produjo en un sentido absoluto, pero a cambio se permitió la entrada del sistema capitalista más feroz en las repúblicas antes soviéticas con sus elementos inherentes: las mafias económicas, la corrupción y el enriquecimiento de un buen número de delincuentes.
Hoy Rusia es una gran potencia por su territorio, por su población y por sus enormes recursos. Es también una potencia porque juega un papel de árbitro internacional en buena parte del mundo: por ejemplo en Asia, en los Balcanes y en el Cáucaso, además de las inversiones que ha hecho en países de América latina y en África.
En la medida en que Rusia es una federación también se le plantean problemas para mantenerla: Bashkortostán, rica en petróleo, al sur, reclama su independencia económica (3) y Chechenia (en el Cáucaso) cuenta con un sector de la población que se considera independiente desde 1991, pero jurídicamente forma parte de la federación Rusa. Hay una Asociación del Extremo oriente que abarca un territorio extensísimo, pero no es más que un proyecto sin que se sepa si va prosperar, dentro, eso sí, de la federación rusa. La "Carta Siberiana" es un documento por el que el territorio de Siberia central se podría convertir en una región autónoma dentro de Rusia. También hay una Asociación Gran Ural en el centro de Rusia, desde el Ártico hasta el Turquestán. Al oeste la Asocicación del Gran Volga, que comparte al norte del mar Caspio un territorio con la Asociación de Ciudades del Sur de Rusia. Un verdadero puzle que podría resultar provechoso si, administrativamente, se descentraliza de verdad el gran territorio ruso. Pero también puede ser un factor de desestabilización en Asia, donde el independentismo -legítimo- no ha conseguido todavía sus últimos objetivos.
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(1) M. J. Sagers,
Soviet Geography, número 3.
(2) Aurelio Cebrián Abellán, "Las razones sociales, económicas y geoestratégicas del declive soviético", 1993.
(3) Idem nota 2.