Ángel Saavedra Ramírez de Baquedano nació a finales del siglo XVIII y murió entrada ya la segunda mitad del XIX. Tuvo una vida de riquezas y honores, además de haber dedicado parte de su tiempo a las letras y con éxito. Fue "prócer" en el Estamento del mismo nombre entre 1834 y 1836; luego senador por Cádiz entre 1837 y 1840; más tarde por Córdoba en 1843 y vitalicio entre 1846 a 1865.
Según consta en la documentación que se guarda en el Archivo del Senado, los productos totales de las fincas que poseía y las rentas que por ello se recaudaban, además de los censos que disfrutaba alcanzaban, en el año 1834, la cantidad de 70.861 reales de vellón, sin que se pueda decir que estas fuesen sus únicas rentas. Poseía en esa fecha cinco cortijos, tres hazas (tierra labrada o sembrada), dos molinos, una huerta y once predios urbanos, todo ello en Écija, Sevilla.
Liberal conservador, lo que corrrespondía a su estatus y riqueza, defendió con denuedo las ideas de la burguesía agraria dedimonónica en el Senado de España. Cuando las Cortes discutieron, por ejemplo, los decretos desamortizadores en la década de los treinta, en plena guerra civil, todo fueron precauciones por parte del duque. El proyecto de ley del Gobierno lo resumió de forma muy clara en una intervención en la Cámara "alta", no obstante apoyar dicho proyecto: señaló que el Gobierno no pretendía "recargar a los
pueblos, no apelar a empréstitos extranjeros, no echar mano a los bienes
nacionales que están o que pueden estar destinados a la amortización; y, lo que
es más que todo, sujetarse a dar una cuenta escrupulosa y exacta del uso que
haga de estas facultades”.
Al mismo tiempo el duque hizo una descripción
de los males que aquejaban a España en aquellos momentos: la guerra civil, que
al mismo tiempo era una guerra de sucesión, “guerra de bandidos” (así
consideraría el duque a los partidarios del pretendiente Carlos y a los que
aprovechaban el desorden para actividades delictivas), “combate de pasiones,
choque de intereses, grandes y dolorosas reformas, cambio total de forma de
gobierno, falta de recursos, conspiraciones encubiertas, y todo esto después de
un año de peste, de malas cosechas, de una poco cuerda administración…”. Fue "grande de España" y presidente del Consejo de Ministros. Hoy es ejemplo de una época y de una clase, pero nada más.