viernes, 30 de abril de 2021

Campamentos temporales romanos

 

                                       A Cortiña dos Mouros (fotografía de La Voz de Galicia)

Julio Vidal Encinas y otros han estudiado la presencia del ejército romano en las montañas de El Bierzo y han dado a conocer tres recintos fortificados en las montañas que separan El Bierzo de las sierras del interior lucense. Presentan características similares a otros casos estudiados, como Castrocalbón[i] y Valdemeda[ii], aunque estos fuesen campamentos estables de los primeros siglos de nuestra era.

El área estudiada por el autor citado y sus colaboradores es de complicada orografía. A Granda das Xarras[iii] y A Recacha[iv] son dos fortificaciones desde las que se controlaban los pasos de montaña entre los valles de los ríos Ibias y Valouta, que han sido excavados ya.

A Cortiña dos Mouros o Campo do Circo se encuentra entre los municipios de Cervantes, Lugo y Balboa, León. El alto de O Circo se encuentra a casi 1.300 m. sobre el nivel del mar en la Sierra de Ancares, que sirve de divisoria de aguas entre las cuencas de los ríos Navia y Sil. Desde dicha altura se domina un paisaje montañoso y solo a 2 km. del importante paso de O Portelo[v].

Descartado que Campo do Circo fuese un asentamiento prehistórico, la parte lucense del yacimiento está muy destruida por la repoblación forestal, pero en el área leonesa se distingue un parapeto de unos 5 m. de anchura y 0,5 de altura, extendiéndose unos 230 m. Al exterior hay una suave depresión de unos 2 m. de anchura y un foso colmatado con probable sección en V. Las defensas presentan en algunos puntos un desnivel de 2 m., dibujando dos lienzos rectilíneos con un esquinal redondeado. El área campamental tiene una superficie de 4,5 ha.

A Serra da Casiña se encuentra en Balboa (León), cerca del núcleo de Valverde, en la suave cima –dicen los autores- del cerro de A Serra da Casiña, a casi 1.100 m. sobre el nivel del mar. Desde allí se ve el valle de Balboa, siendo un espacio de tránsito, desde época romana, entre la hoya berciana y el oriente gallego.

El yacimiento se ha estudiado a partir del desbroce en algunas parcelas, viéndose un conjunto de estructuras antrópicas no vinculadas a actividades agrarias; también dos accesos al campamento romano. En conjunto está muy deteriorado por la acción de maquinaria pesada en el desbroce, pero se conoce la existencia de terraplenes de, como máximo, un metro de altura y 4 m. de ancho (media); también se ha descubierto un foso y se reconoce en planta un único recinto rectangular con esquinales redondeados.

El yacimiento de As Penas de Perturexe (Villafranca del Bierzo, León) se encuentra en la Serra do Páramo, divisoria de los valles de Balboa y A Teixeira. As Penas está a 1.464 m. sobre el nivel del mar, habiéndose descubierto dos alineaciones, un parapeto allanado de 4 m. de anchura y un foso exterior, siendo la planta dos lienzos rectilíneos con trazados perpendiculares unidos en un esquinal redondeado.

Los estudios llevados a cabo por Vidal Encinas y sus colaboradores se enmarcan en un proceso generalizado de revisión de la presencia militar romano en el occidente peninsular.



[i] Al sur de la actual provincia de León, donde está atestiguada la presencia del ejército romano en sus proximidades

[ii] Al suroeste de la actual provincia de León, en el municipio de Truchas.

[iii] Entre Ibias, Asturias y Candín, León.

[iv] Entre Navia de Suarna, Lugo e Ibias, Asturias.

[v] Aldea en el extremo sur de la Sierra de Ancares, a 1.068 m. sobre el nivel del mar.

sábado, 10 de abril de 2021

Primates

 

¿Y si los primates de los que por sus transformaciones existimos como seres humanos, no hubieran evolucionado, no se hubiesen erguido, su cerebro se hubiese quedado en el estadio de primates? No tendríamos arte, ni tecnología, no tendríamos ciudades y vías de comunicación, nada de medicina y otras ciencias, y todo ello porque no se hubiese formado el lenguaje tal y como ahora lo conocemos.

Nos hubiésemos evitado, en cambio, opresores y oprimidos, guerras, crueldades, armas, destrucciones masivas (salvo las producidas por la naturaleza), grandes matanzas. No habrían existido nunca los campamentos militares ni los dioses de todos los tiempos, tampoco las religiones ni las castas sacerdotales, no habrían existido los reyes divinizados y a su vez mortales. No se habrían formado los estados, ni las administraciones a su servicio, ni las leyes que formaron códigos; los seres anteriores a los humanos que tuvieron con estos algunos parecidos, no habrían creado literatura alguna, ni habrían podido realizar expediciones descubriendo continentes enteros; el concepto mismo de descubrimiento les sería desconocido.

No habrían existido los carimbos para esclavos porque no hubiesen existido esclavos, ni las brutalidades cometidas en exploraciones y ambiciones sin cuento. Los primates de toda condición y otros animales no habrían podido llevar a cabo las guerras mundiales que sí los humanos, ni las grandes deportaciones, ni las interminables guerras medievales que los humanos protagonizaron.

Sin papas ni popes, sin rabinos y ulemas, sin caciques de ningún tipo, el mundo sin humanos, que han depredado muchas especies, sería muy otro, con una ecología amenazada por la superpoblación de una diversidad mayor de animales que podrían alcanzar el equilibrio de la manera que la propia naturaleza les dictase.

Al tiempo que no habría existido la filosofía, aquellos seres de inferior capacidad que los humanos sabrían poco sobre los grandes ríos, las selvas, el mar, los volcanes, el fuego y las propiedades de una inmensidad de minerales. Nada sabrían del firmamento y de la miríada de estrellas que forman la bóveda envolvente. No habrían convertido al Sol en un dios ni a las constelaciones en agentes del destino.

Un mundo en el que no se hubiesen formado los humanos sería un gran misterio para nuestra imaginación, pero podemos hacernos una idea vaga sobre los primates que vagarían de un lado a otro, o bien se asentarían en un territorio limitado, adaptándose al medio y nunca transformándolo.