Carmen Fernández Ochoa
considera que los enfrentamientos de los astures contra los ejércitos romanos
estuvieron condicionados por los acontecimientos al sur de la cordillera
Cantábrica (1). Esta autora cita a Floro, que a su vez habla de las incursiones
devastadoras que hacían los cántabros sobre los pueblos de la meseta norte:
vacceos, autrigones y turmógos. Queda por saber si los astures que asolaban la
meseta del Duero eran los cismontanos o también los trasmontanos, porque lo
cierto es que las dificultades físicas y las distancias no eran pocas.
Pero según los
historiadores modernos, las causas de las guerras cántabras son varias: en
primer lugar la riqueza minera de Asturias en un momento en que Roma necesitaba
numerario, exhausta como estaba por la guerra mitridática, la piratería y los
conflictos civiles protagonizados por jefes militares.
Asturias era rica en oro,
malaquita y minio, hasta el punto de que Augusto ordenó que se explotase el
suelo. También hubo motivos políticos y estratégicos, como el establecimiento
de una frontera defensiva. Los historiadores clásicos que se han referido a las
guerras cántabras son Dión Casio, Livio, Estrabón, Silio Itálico, Valerio
Patérculo, Horacio y Orosio. Las fuentes arqueológicas son las monedas, sobe
todo las de Carisio.
Otro aspecto discutido es
el de algunos episodios militares, como la retirada del monte Vindius (Monte
Blanco para algunos) (2) y la localización del monte Medulio, que algunos dicen
en la desembocadura del Miño, otros en el Bierzo (entre las provincias actuales
de León, Lugo y Ourense) y otros en el alto Miño. Entre las tre provincias
actules citadas han aparecido el mayor número de monedas con la caetra. Parece haber acuerdo en que los
galaicos no participaron en estas guerras cántabras, o quizá sí en el episodio
del monte Medulio, que algunos dicen se produjo en 22 a. C. Roma estableció
varios campamentos con el objeto de dominar una línea de 400 kilómetros: uno en
Sasamón, otro en Astorga y otro en Braga. El historiador Syme sitúa lo más
crudo de la guerra en Cantabria (año 26 a. C.) donde habría tenido lugar la
batalla de Vellica, la actual Helechi (algunos la identifican con Monte Cildá).
Este historiador –y otros le siguen- no admite que los ejércitos de los tres
campamentos citados actuasen al mismo tiempo, pues también es partidario de
excluir a Galicia en los enfrentamientos (en el alto Miño estaría la frontera
entre galaicos y astures). A. Montenegro, por su parte, sitúa una importante
batalla en Bergidum (cerca del actual Cacabelos, León). Después de la victoria
de Monte Medulio los romanos establecieron un campamento en el lugar de la
actual Lugo, base de la futura ciudad.
Tal importancia debió dar
Augusto a la dominación del noroeste que decidió trasladarse Hispania a fines del 27 o principios del 26.
Ya en Tarragona, mandó abrir las puertas del templo de Jano, nombrando
responsable de Lusitania a Publio Carisio. Augusto se dirigió a Cantabria
estableciéndose en Sasamón, siguiendo una línea de penetración hacia el norte
Pisuerga arriba y luego Besaya abajo. Luego parece que Augusto se dirigió
contra Aracillum (Aradillos, en las fuentes del Besaya) con la ayuda de la
escuadra desde el mar.
En el año 24 los astures o
los cántabros, según relata Dión Casio, ofrecieron trigo al gobernador romano,
pero dieron muerte a los soldados que se acercaron para llevarlo. El gobernador
atacó a los indígenas venciéndoles y cortando las manos a los que fueron hechos
prisioneros.
Los pueblos del norte
estaban acostumbrados a luchar mediante guerrillas en zonas montuosas, no como
los romanos, que preferían enfrentar batalla en llano. Los brigaecini de la zona de Benavente, por su parte, informaron a
Carisio de las intenciones de los astures, que fueron vencidos y, los que
pudieron escapar, se refugiaron en Lancia (Villasabariego), (3) pero Carisio
sitió Lancia y la rindió.
En Cantabria aún habría un
acto final que tuvo como protagonistas a los que habían sido vendidos como
esclasvos en la Galia que, vueltos a su tierra, atacaron a los campamentos
romanos. Es difícil saber que grupos étnicos fueron los protagonistas de este
último acto de guerra, al igual que otros anteriores: las etnias
protohistóricas se extendían desde el Cantábrico hasta el Bierzo, con Aracillum
al este y el Miño al oeste. La autora a la que sigo señala que “es muy posible
que los astures trasmontanos participaran activamente en las Guerras Cántabras,
ayudando unas veces a sus vecinos del sur”, lo que parece indicar que el grueso
de la oposición vino de los astures y cántabros cismontanos, así como serían
estos los que atacaban a los pueblos cerealeros del Duero.
Sin descartar otros
levantamientos indígenas después del 19 a. C., lo cierto es que Roma se dispuso
a explotar las riquezas mineras estableciendo en el norte tres legiones, en
tiempos de Tiberio, la VI Vixtrix en Lugo, la X Gemina en Rosinos de Vidriales
y la VI Macedónica en Segisama.
(1)“La conquista de Asturias
por los romanos”, Boletín del Instituto de Estudios Asturianos, núm. 104.
(2)Algunos dicen que se trata
de las sierras de Híjar, Coriza, Peña Labra.
(3)No hay acuerdo sobre la
localización de Lancia (si en la actual provincia de León o en la de Zamora).
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