jueves, 30 de mayo de 2013

Plutarco habla de Bruto


Aunque el autor habla siglo y medio más tarde que la época en la que vivió Bruto, es muy posible que los datos que manejó fuesen muy fiables, acostumbrados como estaban los filósofos e historiadores griegos a indagar en las cuestiones de la metrópoli romana. Como por otra parte estuvo muy bien relacionado habrá podido acceder a información, escrita y oral, de primera mano. En sus "Vidas paralelas" habla de Bruto como de un patricio de noble cuna, hasta el punto de que descendería de Junio Bruto, el que arrojó de Roma a los Tarquinios. No es seguro que esta fuese la genealogía de Marco Bruto, pues no se conservaban en Roma datos tan precisos que se remontasen al siglo VI antes de Cristo. "Lo que hubo de generoso y noble en esta acción [el asesinato de César en el que participó Bruto] lo atribuían a Bruto, y lo que esta tuvo de atroz y repugnante lo echaban sobre Casio", dice Plutarco.

Cuando joven Marco Bruto hizo un viaje a Chipre con su tío Catón, que había sido enviado allí contra Tolomeo, pero "cuando ya la república estuvo dividida en dos particilidades", Bruto se puso de parte de Pompeyo contra César. La derrota de Pompeyo en Farsalia no trajo ninguna consecuencia para Bruto, que enseguida se pasó de bando y sirvió a César. ¿Para salvar el pellejo o para urdir el plan que llevaría a César a la muerte? Lo cierto es que después de la desgracia de Pompeyo, Bruto pasó a Sicilia como legado de Sestio y ya al servicio de César. 

El dictador se cuidó mucho de Bruto, aunque lo tuvo como a su segundo y Plutarco hace alguna especulación incluso acerca de si Bruto era hijo de César: este ordenó a sus subordinados que se tuviesen con Bruto todos los cuidados "y que esto lo hacía en obsequio de la madre de Bruto, Servilia, porque siendo joven había tratado a esta, que se mostraba muy prendada de él; y habiendo nacido Bruto en el tiempo en que estos amores se hallaban en su mayor fuerza, estaba creído de que había nacido de él". 

Volviendo a Farsalia, Bruto huyó como pudo de allí y el propio Plutarco apunta la posibilidad de que fuese él quien avisase a César de que Pompeyo se dirigía a Egipto. Pero aquellos temores que abrigó César sobre Bruto se confirmaron cuando le advirtieron de que tuviese cuidado, aunque César considerase que "después de él a nadie correspondía como a Bruto tener un poder igual al suyo; y en verdad que habría llegado a ser el primero sin disputa", añade Plutarco. Luego solo hizo falta que Casio invitase a Bruto contra César, a lo que contestó aquel: "no seré yo el que calle, sino que emplearé las manos y pereceré antes que la libertad". Así se abrazó a Casio.

Un tal Quinto Ligario, a quien César había absuelto por haber sido colaborador de Pompeyo, era a su vez uno de los más íntimos de Bruto. En ocasión de que este le visitase lo encontró enfermo, pero cuando le contó que se trataba de atentar contra César, Quinto Ligario le contestó: "en este caso estoy bueno". Y así "de esto iban tanteando con ciudado a aquellos de sus conocidos que les inspiraban mayor confianza, comunicándoles el secreto y asociándolos...". De esta manera se unieron otros amigos de Bruto como Estatilio el Epicúreo y Favonio, aunque este debió temer por el éxito de la conjura, pues contestó a Bruto que "la guerra civil era peor que una monarquía ilegítima", aquella que nacía con César a duras penas y que se coronaría con Octavio Augusto.

Lugar de la desaparecida Queronea, patria de Plutarco

Todo parecía indicar que si Bruto se ponía al frente los conjurados se animarían a acabar con César. Entonces la preguntaron si para el día primero de marzo tenía resuelto concurrir al Senado, porque se había corrido la voz de que los amigos de César se disponían a hacer proposición acerca del "reinado" de este. Bruto respondió que no concurriría. Convocado un senado al que no se dudaba asistiría César, los conjurados para darle muerte se determinaron a que en él fuese la ejecución, además de que "hasta el lugar parecía designado por los dioses". El Senado tendría lugar a mitad de marzo y Bruto ya estaba convencido de su participación.

Llegado el día "Bruto salió de su casa con un puñal en la cinta, sin que lo supiese otro que su mujer"; los demás se juntaron en casa de Casio. Luego vinieron los sobresaltos: en primer lugar porque César tardó en llegar al Senado, en segundo lugar porque se llegó a sospechar que la conjura era pública y en tercer lugar porque cuando llegó César conducido en litera, Popilio Lena, uno de los que había dado su aceptación al asesinato de César, se puso a hablar con él largo rato. Los demás creyeron que estaba poniendo a César al corriente e incluso hubo quien quiso quitarse la vida "por su propia mano". Casio y algunos más se observaba que por debajo de la toga empuñaban las espadas y cuando Popilio dejó de hablar con César y todo siguió igual, se tranquilizaron.

Al entrar el senado en el salón, "los demás conjurados se colocaron alrededor de la silla curul de César, como si tuvieran algo que tratar con él... al entrar César se levantó el senado; pero luego que se sentó, aquellos le rodearon en tropel, enviando delante a Julio Cimbro con pretexto de pedirle por un hermano". Como fuese tan insistente sin que César aceptase, llegó este a enfadarse, "y entonces Julio retiró con entrambas manos la toga de los hombros, y Casca fue el primero, porque se hallaba a la espalda... Echole mano César a la empuñadura, y dando un grito le dijo en lengua latina: Malvado Casca, ¿que haces? Y este, llamando a su hermano, le pedía en griego que le socorriese. Herido ya de muchos... cuando vio que Bruto alzaba el puñal contra él, soltó la mano de que tenía asido a Casca, y cubriéndose la cabeza con la toga, entregó el cuerpo a los golpes. Hiriéndole sin compasión, empleándose contra su persona muchos puñales, con los que se lastimaron unos a otros...".

Reunido el Senado al día siguiente, Antonio, Planco y Cicerón propusieron una "amnistía y concordia", por lo que se dio impunidad a los conjurados e incluso los cónsules consultaron sobre los honores que habían de concederseles. Se hicieron alabanzas a Bruto, a quien se concedió el gobierno de la isla de Creta, a Casio el África, a Trebonio el Asia, a Cimbro la Bitinia y así sucesivamente. Se legaron al pueblo los huertos que César tenía al otro lado del río, pero esto no evitó tumultos, desórdenes y algunos levantaron una gran hoguera sobre la que pusieron el cadáver de César. Fueron luego a las casas de los "matadores" para incendialas. Un tal Cina, confundido entre la multitud como si hubiese sido uno de los conjurados, siendo todo lo contrario, fue hecho pedazos.

Sectores de la población obligaron a Bruto a abandonar Roma, que salió en dirección a Ancio. El ímpetu de la muchedumbre era enorme pero momentáneo, mientras el Senado empezó con las detenciones. Partidas pequeñas corrieron por la ciudad mientras las autoridades reprimían las revueltas.

Los cónsules habían gobernado Roma, junto con el Senado, en un equilibrio que César quiso romper en favor de un poder personal. En él llegaron a concentrarse las funciones de pontifex máximus, cuestor, censor, tribuno, cónsul y el "imperium". La diversa concepción política que esto implicaba respecto de las tradiciones republicanas, aparte diferencias personales que sin duda jugaron algún papel, llevaron a César a la muerte a manos de antiguos colaboradores suyos.

miércoles, 29 de mayo de 2013

"El cambista y su mujer"

"El cambista y su mujer", 1514
A mediados del siglo XV, poco antes de que naciese Quentin Metsys, Lovaina era una pequeña ciudad pero en la que se se había fundado la universidad que le daría fama. Su casa de Ayuntamiento, en estilo gótico muy ornamental, se estaba construyendo cuando nació, en 1466, el autor de "El cambista y su mujer". 

A pesar del tiempo transcurrido Metsys tiene en cuenta el gusto de los primitivos flamencos, que pintaban a sus personajes con un cierto ensimismamiento, carentes de la naturalidad propia del renacimiento más avanzado. Los personajes parecen estáticos pero con un colorido rico como consecuencia del descubrimiento del óleo. Sobre una tabla de 70 por 67 cm., esta obra se encuentra en el museo del Louvre.

Según Manfred Wundram "la tabla con el cambista y su mujer marca el inicio de un rico abanico de pinturas de género que se desarrollará a lo largo del siglo XVI en Flandes y al norte de los Países Bajos". Muestra a dos burgueses de la época, dedicados al comercio o a la banca, no necesariamente ricos aunque sí acomodados. Así lo delata el libro, no accesible para todas las clases sociales y máxime tratándose de un códice iluminado, pero también las vestimentas y las actitudes, más bien serenas y en una estancia recogida para llevar las cuentas diarias.

El hombre centrado en sus cuentas; la mujer parece haber dejado por un momento la lectura para atender al trabajo de su marido, quizá llamada por el tintineo de las monedas. La escena es cotidiana, no exactamente íntima, muy propia de esa clase que en Flandes, en la Champaña francesa, en las ciudades italianas, en las de la costa española mediterránea y en otras hanseáticas, hizo sus negocios desde por lo menos hacía doscientos años. El espejo en primer plano refleja una ventana que nos recuerda algunas obras de los van Eyck. ¿Predomina aquí la figura humana sobre los objetos o al revés? En realidad se trata de una invitación a la psicología de los comerciantes de la época, pero también a un gusto que luego se hará patente con el barroco: las naturalezas muertas.

¿Anexión de Cuba a Estados Unidos?

Antiguo ingenio azucarero cubano
En el siglo XIX, después de que se hubiesen producido las independencias de las colonias españolas en América, ya se daban las condiciones en Cuba para que una parte de la sociedad se plantease también la indepencia de la monarquía española, un régimen de autonomía o incluso la anexión a los Estados Unidos. Aquella sociedad cubana estaba muy polarizada: a un abultado número de esclavos se oponía la rica burguesía criolla y la burguesía peninsular, esta más dedicada al mando y a la burocracia, pero también a los negocios, aquella a los negocios, a la trata negrera, a las haciendas y, sobre todo, a la producción de azúcar, producto que hizo de Cuba "la perla de las Antillas" para las autoridades españolas. 

Hay un libro de Eduardo Torres-Cuevas, titulado "Obispo Espada. Ilustración, reforma y antiesclavismo" (1) donde se pone de manifiesto como a pesar de la condena formal por parte de España, el comercio de esclavos se siguió practicando en Cuba hasta finales del siglo XIX; la Iglesia participó del esclavismo aunque no de su comercio, pero hubo individualidades que se opusiron a él, uno de ellos el obispo Espada y el sacerdote Félix Varela, uno de los mentores de la independencia cubana, aunque este desarrolló su labor durante la primera mitad del siglo XIX.

Las ideas liberales se han extendido suficientemente en Cuba a partir de la década de 1830, máxime cuando las autoridades españolas, desde 1833, nombren personal en la isla afín al doctrinarismo de la época. Es también momento de gran desarrollo de los ingenios azucareros donde trabajaban muchos esclavos: los eclesiásticos, más que discutir la institución, abogaron por una mejora en las condiciones de vida de los esclavos. Mientras los negocios enriquecían a la burguesía más encumbrada, surgió el deseo de autonomía por parte de los criollos ante el centralismo practicado por las autoridades españolas. Si esta autonomía no se conseguía -como no se consiguió nunca- ¿por que no pensar en la anexión de Cuba a Estados Unidos? Al fin y al cabo los negocios estaban ligados a la potencia del norte, aunque esta no fuese a escala mundial lo que sí a partir de 1918. 

Empresas estadounidenses estaban interesadas en el azúcar cubano tanto como los criollos ricos de la isla, se establecieron lazos entre aquellas y estos y de ahí surgió la idea de incorporar Cuba a Estados Unidos. Es cierto que no pasó de eso, pero se planteó en términos teóricos como una posibilidad para hacer más negocios. Cierta intelectualidad no estuvo nunca por esa opción, sino más bien por conseguir un régimen de autonomía o incluso la independencia, y de eso se trató cuando estalló la guerra de 1868 que duraría diez años y que en Cuba se conoce como "guerra larga". Durante la misma se produjeron hechos que cuestionan gravemente el régimen ideado por Prim en España, gestionado luego por la monarquía amadeísta y por la I República: un Cuerpo de Voluntarios que se formó para luchar contra los independentistas cometió los más atroces crímenes, a muchos cubanos presos del ejército español se les envió a sufrir prisión en África y en España, se les maltrató, se les fusiló sin garantías jurídicas... De todo ello tenían que estar enteradas las autoridades del "sexenio".

Venticinco años antes se había producido la conspiración y posterior represión conocida con el nombre de "La Escalera" (una escalera era utilizada con frecuencia para atar a los esclavos negros de pies y manos que recibían todo tipo de latigazos y azotes). No es extraño que una población crecientemente concienciada sobre lo que oía acerca de la libertad, de los derechos individuales, del sufragio, etc. se sublevase en los ingenios azucareros de La Aurora, Las Nieves, Alcancía, La Trinidad y La Luisa, así como en algunos cafetales y contando también con los negros que construían la vía férrea entre Bemba y Cárdenas. Luego aún hubo más levantamientos, sobre todo de naturaleza social, hasta que una delatora permitió a las autoridades saber la verdadera entidad de la revuelta: no se trataba de algo espontáneo, sino de un complot en toda regla, con cabecillas, planes, objetivos...

La conspiración de "La Escalera" no tiene nada que ver con las aspiraciones independentistas de los criollos cubanos, sobre todo los más ilustrados, ni con las aspiraciones a que Cuba fuese anexionada por Estados Unidos en función de fuertes intereses económicos: se trata de dos manifestaciones del descontento en Cuba con respecto a la política salida de Madrid. Ni el problema social fue atendido por aquellos dirigientes liberales ni el problema político de los vínculos con Cuba fue atendido debidamente. Al norte, grandes negociantes estadounidenses esperaban el momento propicio: Cuba no se anexionó a Estados Unidos en 1898 formalmente, pero la isla pasó a ser una colonia de aquel país durante décadas.
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(1) La Habana, 1990.

sábado, 18 de mayo de 2013

Los socialistas fabianos


Les viene el nombre del cónsul romano que, en el siglo III antes de Cristo, se enfrentó a los ejércitos cartagineses demostrando en todas sus acciones un sentido pausado y progresivo, práctico y corriendo los mínimos riesgos (Quinto Fabio Máximo). Los socialistas fabianos son una familia del socialismo o laborismo inglés que desarrollaron su labor más importante durante el siglo XIX, antes de que muchos de ellos se integrasen en el Partido Laborista, creado a principios del siglo XX.

Su interés por los problemas sociales fue evidente, además de su permanente contacto con el movimiento sindical, que en Inglaterra fue más temprano que en otros países europeos. Enseguida se dieron cuenta de que la tendencia hacia los monopolios en el sistema capitalista era un vicio que había que corregir, algo con lo que no había contado la economía clásica enunciada por Adam Smith. Pretendieron "la socialización de todas las rentas económicas por medio de la tributación o la nacionalización, de forma que pudieran ser usadas para fines públicos (seguros sociales, provisión de capital para inversión pública, etc.)", según explica Ramos Gorostiza, y se inspiraron, en materia económica, en David Ricardo. Empezaron a conocer las grandes concentraciones empresariales y se dieron cuenta de que los trabajadores se disociaban, de esa manera, de los antiguos patronos, haciéndose las relaciones entre unos y otros impersonales. Por ello llegaron a la conclusión de que el capitalismo tenía poco que ver con la democracia que todavía estaba por alcanzar, incluso en Gran Bretaña.

Fueron partidarios de una intervención decisiva del Estado en la economía, particularmente en la industria, en el crédito y en los servicios sociales; fueron partidarios también de la planificación económica estatal, aunque nunca fueron partidarios de la abolición de la propiedad privada. Un ejemplo de esto es Henry George, que se distanció del marxismo al no reconocer la lucha de clases como motor de la historia. En realidad aprendieron mucho del movimiento cartista y de los socialistas utópicos de Owen. 

Nunca fueron partidarios del acceso al poder político por métodos revolucionarios o insurreccionales, influyendo en esto de manera decisiva en el laborismo británico posterior, centrándose en la propaganda, en la educación, en el contacto con los trabajadores en sus barrios, en sus asociaciones, para conseguir adeptos y explicar su doctrina. Beatrice Potter vivió entre la segunda mitad del siglo XIX y la primera del XX, siendo uno de los ejemplos más vivos del activismo fabiano: propagandista, escritora, fue una de las fundadoras de la London School of Economics and Political Science. Viajó por Europa y ello le permitió comprobar de primera mano las condiciones de vida de la clase trabajadora, aunque ella perteneciese a una familia acomodada. Quizá su sensibilidad social y su pensamiento religioso influyeron en esa vocación hacia la lucha contra las lacras sociales. En Londres desarrolló una importante labor en favor de los pobres, su educación básica, las condiciones sanitarias que consideró imprescindibles y la mejora de sus viviendas. No se trató de una dirigente solo reivindicativa, sino activa en la búsqueda de soluciones inmediatas.

Su casamiento con Sidney Webb acentuó y enriqueció su pensamiento y su labor y es cuando plantearon la necesidad de que el Estado debía garantizar "un mínimo nacional de salud, vivienda, ingreso, ocio y educación", algo que más tarde llamaremos "estado del bienestar". También preconizó un sistema de pensiones y un seguro médico, además de fondos para el desempleo. Una característica de los fabianos es que hicieron recaer una buena parte de la responsabilidad en la solución de los problemas de las clases humildes en los poderes locales, no tanto en el Estado, para el que reservaron los programas más ambiciosos. 

La progresividad del impuesto, la extensión de la propiedad pública y otras ideas que luego hará suyas el socialismo internacional, también fueron asumidas por Ramsay McDonald, que llegó a ser jefe del Gobierno en 1924. Como señala Ramos Gorostiza "la explotación laboral [para los fabianos] era la consecuencia lógica de permitir la actuación incontrolada de la libre competencia" por lo que eran partidarios de que los poderes públicos asumiesen un papel decisivo en la economía. No fueron marxistas, pero tienen claras concomitancias con el marxismo, pues los métodos de análisis son distintos, pero el afán de transformar la sociedad es común. Cuando Beatrice Potter y Sidney Webb visiten la Unión Soviética tras el triunfo de la revolución, siendo antibolcheviques, no dejaron de admirar la mejora en la sanidad y en la educación, así como el papel protagonista que se dio a la mujer. Obviamente el socialismo fabiano, que ya estaba encaminado hacia el laborismo, nunca preconizó una revolución bolchevique ni en Gran Bretaña ni para ningún país.

miércoles, 15 de mayo de 2013

Entre dos estilos

Obra de Aníbal Carracci
Según Andreas Prate los primeros avances en la pintura de género se encuentran en los artistas franco-flamencos del siglo XV. Particularmente importantes fueron los temas de las tapicerías hechas a partir de obras de Pieters Aertsen y Willem Beuckelaer a mediados del siglo XVI. Poco después uno de los grandes que se considera el ejemplo máximo del clasicismo en los orígenes del barroco, nos ha dejado una obra que muestra hasta que punto este pintor y grabador se encontraba entre dos estilos: el realismo de las escenas costumbristas y los grandes temas del clasicismo. 

Nacido en Bolonia en 1560, tendrá una vida ni corta ni larga para la época, muriendo en Roma cuando aún no había cumplido los cincuenta años. Su Hombre comiendo judías es de entre 1580 y 1590, un óleo sobre lienzo de 57 por 68 cm. que se encuentra en la Galería Colonna de Roma. ¿Que pintor realista de los siglos XIX o XX no suscribiría esta obra? El momento en que un hombre humilde se lleva la cuchara a la boca, quizá sorprendido por algo que ve en la proximidad, con un bodegón sobre la mesa, una ventana a la izquierda que permite imaginar una estancia sencilla, sin lujos...

Antes aún el barroco gustó de estos temas donde las personas están en actitudes cotidianas, las gentes sencillas se dedican a sus labores, se exalta el realismo, se renuncia a la abstracción del gusto clásico. Que Aníbal Carracci sea el autor de unos frescos en el palacio Farnesio de Roma, donde se representa a Baco y Ariadna triunfantes sobre sendos carros, con las anatomías que había puesto de moda Miguel Ángel, los escorzos y contrapostos propios del manierismo y que luego exagerará el barroco, contratasta con la obra de arriba, todo sencillez y realismo. El campesino no aparece nada refinado, come con cierta prisa a tenor de su inclinación sobre el cuenco lleno de judías y la mano izquierda con la que coge un trozo de pan. Los objetos son también sencillos: la jarra y la copa, el pan proyectando sombra sobre la mesa. No ha dado tiempo al hombre de quitarse el sombrero de paja, tal es quizá su voracidad, y los colores pardos y poco brillantes, solo cálidos en el rostro, contrastan con la oscuridad del fondo.

"Lo revolucionario de este cuatro -dice Andreas Prate-, del que existen varios estudios preliminares, es la ausencia consciente de arte en la representación, con lo que adquiere fuerza de convicción".

lunes, 13 de mayo de 2013

La derrota de Ocaña llega a América

Plaza de Ocaña (provincia de Toledo)
Al sureste de Toledo se encuentra Almonacid, donde los españoles sufrieron, a mediados de agosto de 1809, una derrota a manos del ejército napoleónico. Luego vendría, no lejos, otra derrota en Ocaña, algo más al norte y cerca del Tajo. Estas derrotas deshicieron la ilusión que había impregnado a todos con la victoria en Bailén, en la actual provincia de Jaén. Aunque la noticia tardó en llegar a América, donde las autoridades coloniales habían empezado a formar Juntas para defender el territorio de una posible invasión francesa, cuando se confirmó que el ejército español no podría contener la avalancha, las cosas empezaron a cambiar en la América española. Con todas las formalidades, en nombre del rey Fernando ausente en Francia y plegado a los deseos del emperador francés, sin estridencias y con mucha determinación, pero en América se estaban formando los núcleos de resistencia que luego se convertirán en los primeros focos de los que partirá la independencia política.

Hubo correrías por Manzanares y Valdepeñas, Tembleque, Ontígola, Aranjuez y otras poblaciones, según la "Historia del levantamiento, guerra y revolución de España" (1). Entre los españoles estuvieron, al mando Juan Carlos de Areizaga, Manuel Freire, José Zayas, Luis Lacy y Vicente Osorio, mientras que entre los franceses Milhaud y París, partipando también polacos reclutados por Napoleón. En la obra citada se dice que "el tiempo era de lluvia, y durante tres días sopló un huracán furioso". El paisaje era de cultivos y olivares, sensiblemente distinto al actual. Los españoles consiguieron que los franceses evacuaran Ocaña pero luego que Areizaga escogiese esta villa para la batalla, "asentada en terreno llanoy elevado a la entreda de la mesa que lleva su nombre... las divisiones españolas se situaron en derredor de la población [y] apostóse él a la izquierda [Areizaga] del lado de la agria hondonada donde corre el camino real que va a Aranjuez. En el ala opuesta se situó la vanguardia de Zayas con dirección a Ontígola, y más a su derecha la primera división de Lacy", habiendo tropas también dentro de Ocaña.

La noticia de la derrota se dilató por varios meses en América y no fue conocida en todos los sitios al mismo tiempo. Así como la victoria sobre el ejército napoleónico en Bailén había mantenido a las autoridades y clases dirigentes en América afectas a España, la derrota de Ocaña puso a muchos a resguardo. Cambió la opinión sobre las posibilidades que tenía España de vencer al francés y América debía hacerlo por sí misma: era el momento de organizarse para constituir los embriones de gobiernos que llevarían al continene a la independencia.
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(1) José María Queipo de Llano Ruiz de Saravia Toreno, 1838.

sábado, 11 de mayo de 2013

La división del movimiento obrero en Alemania


Las simplificaciones que siempre se han hecho sobre la división de la sociedad en clases han venido a distorsionar la percepción de la realidad, pero la realidad sigue ahí, terca y sin dejarse arrinconar. La "clase obrera" no es un concepto unívoco, entre otras cosas porque muchos de los que han colaborado con ella no pertenecen a sus filas (intelectuales, personas guiadas por un sentido ético de la vida, etc.) y con la complejidad de las condiciones materiales de vida el movimiento obrero ha tendido a escindirse en varias ramas con matizadas posiciones e incluso con enfrentamientos más propios de quien lucha contra el enemigo de clase. 

Una de las etapas históricas en las que es más visible la división del movimiento obrero es en la Alemania de entre guerras. Los espartaquistas consideraron pronto a los socialdemócratas traidores a la clase a la que teóricamente decían representar, pero lo cierto es que el SPD alemán siempre tuvo muchos más apoyos entre los trabajadores que cualquier otra organización de izquierdas. Cuando en 1921 el congreso de la Internacional Comunista apruebe para los países capitalistas el "Frente Único Obrero", nada podía ser más ficticio. Y lo era porque la misma revolución soviética contribuyó a escindir el movimiento socialista, que ya lo estaba con la rama libertaria campando por sus respetos. ¿Como no alentar a un sector del socialismo europeo -y alemán por tanto- el que una revolución popular, aunque con la decisiva participación de parte del ejército, hubiese derrotado al zarismo, a la aristocracia, al capitalismo en Rusia y los territorios a ella adheridos?

La división del movimiento obrero en Alemania, como en el resto de Europa, no fue un capricho sino el resultado de acontecimientos históricos de trascendencia extraordinaria. Y cuando décadas más tarde se compruebe que aquella revolución soviética no era la que se había soñado (con excepción de las burocracias respectivas y sus seguidores paniaguados) las cosas volvieron a su cauce: muchos comunistas predicaron el socialismo "de rostro humano", volvieron a la socialdemocracia y/o crearon partidos que intentaron imitar las políticas del viejo SPD, a la postre el tronco del socialismo europeo por lo menos en el continente. 

Si el nacimiento de la URSS constituyó un factor de división en el movimiento socialista, el fascismo en general y el nazismo en Alemania contribuyeron también a aquella división. Primero porque ni unos ni otros (socialistas, comunistas, libertarios... ni tampoco las organizaciones conservadoras) entendieron que era aquello del fascismo hasta que se vieron sus resultados. Algunos teóricos han desarrollado interesantes aportaciones acerca de lo grave que fue esto, pues de haberse sabido cabalmente en que consistían los diversos fascismos que se abrían camino en Europa quizá se les hubiese podido combatir mejor. Las catástrofes de la primera guerra mundial y la crisis económica de 1929 hicieron lo suyo para desacreditar a la democracia, al liberalismo, a los sistemas parlamentarios y a quienes participaban en ellos, los socialistas también. 

El gobierno francés, con su chauvinismo, contribuyó a excitar el nacionalismo de muchos alemanes. La ocupación del Ruhr, después de la gran guerra ¿no se ha de considerar como una acto de bravuconería, violando el derecho y pisoteando un principio fundamental de la Sociedad de Naciones? Poincaré pudo satifacer los bajos instintos de muchos franceses, pero ni contribuyó a la paz ni a aliviar el sufrimiento de la población alemana, que sufriría una inflación rayana en la miseria. Si en 1919 los votos obtenidos por socialistas y comunistas sumaba el 45%, cinco años más tarde cayó al 33%. No es la única causa, porque hay razones económicas que explican el apoyo del SPD al partido del Centro Católico a partir de 1925, pero aquel sigue siendo el más fuerte del país y sobre todo en Prusia. Mientras tanto la política de Moscú con respecto al movimiento socialista occidental contribuye más a su división, al considerar -y así se reciben las consiganas en los partidos comunistas- que el fascismo y la socialdemocracia son hermanos "gemelos", y a partir de aquí el enemigo principal es el SPD. ¡Que poco se sabía de lo que representaba en nazismo!

Cuando el comunista alemán Thaelmann diga que "la dominación fascista ha sido ya establecida en Alemania por medio del gabinete de coalición de Mueller", del SPD, no queda ya casi nada para que la desunión sea total. Aunque el sindicalismo está todavía en manos del SPD, algunos autores han podido comprobar que los nazis tenían organizados a cien mil hombres que formaban parte de las Secciones de Asaltao, la violencia nazi por excelencia. Se valoró poco entonces lo que repesentaba el nazismo, porque de haberse sabido ¿se habrían permitido socialistas y comunistas debilitarse mutuamente? La cercana presencia de Moscú, posiblemente, hizo que las cosas no pudiesen ser de otra manera.

Matrimonio y control social


El matrimonio cristiano, luego católico, no fue siempre una institución defendida por las autoridades religiosas. Los primeros cristianos valoraban más el celibato, pero ante la imposibilidad de que este se extendiese a toda la comunidad cristiana, algunos teóricos empezaron a valorar el matrimonio como un bien. Luego vendrían los siglos medievales en los que la Iglesia ejerció un verdadero control sobre las parejas que deseaban casarse y formar una familia. Familias en las que los padres no estuvieron casados han existido siempre, y más los casos en los que una mujer tenía hijos y el padre se despreocupaba de ellos. La casuística es casi interminable.

Pronto surgieron intereres entre las familias de los contrayentes para que los matrimonios fuesen más que un sacramento: un buen negocio. En realidad un contrato, que es lo que siempre ha sido en el plano civil. Las familias con patrimonio abultado procuraban que sus vástagos casasen con miembros de otras familias que también tenían patrimonio, agrandando así este. En ocasiones el matrimonio se procuraba entre miembros de una misma familia (en un grado de proximidad consanguínea más o menos próximo) con el fin de que el patrimonio quedase concentrado sin demasiados intereses colaterales. De ahí la frase de Matilde Peinado de que el matrimonio fue el instrumento para "disciplinar la vida de las parejas". La misma autora señala que "entre los siglos XI y XII, la Iglesia Católica trata de controlar la sexualidad" y de ahí surge toda una legislación en materia de autorizaciones, dispensas, limitaciones, etc. 

Lo normal es que el matrimonio se diese entre iguales, es decir, un campesino pobre solía contraer matrimonio con una campesina pobre. En otras ocasiones las diferencias sociales o de riqueza eran pequeñas, aunque también se han dado casos en los que uno de los cónyuges era de condición social superior a la del otro (los menos). Otras circunstancias son la diferencia de edad, el viudo o la viuda que contrae matrimonio por segunda o tercera vez, los que desean casarse siendo parientes próximos... La Iglesia fue regulando todos estos casos y, basándose en su influencia, obtenida no solo por el ejemplo o la lógica de sus propuestas, sino con el apoyo de los podersos, impuso las condiciones en que un matrimonio podía celebrarse o no. Claro que muchas parejas se saltaron a la torera estas normas, pero entonces tuvieron que sufrir la reprobación social, el aislamiento o incluso la persecución.

Como los intereses económicos y los afectos son factores con mucha fuerza para obviarlos, la Iglesia se inventó una serie de dispensas con el fin de que la norma fuese saltada en no pocas ocasiones. "Algunos de los impedimentos absolutos -dice Matilde Peinado- para la realización del matrimonio eran la falta de edad, la impotencia del marido [cosa que en ocasiones sería difícil de probar publicamente], haber contraído votos religiosos, haber reconocido órdenes sagradas, pertenecer a un matrimonio anterior, diferencia de religión, matrimonio entre infieles, matrimonio con herejes, y entre los impedimentos relativos se considereaban el parentesco, real, adoptivo o espiritual, promesa de futuro y adulterio". El parentesco real se refiere a la consanguinidad hasta el tercer y cuarto grado; el parentesco adoptivo se refiere a los parientes de la pareja y el parentesco espiritual se refiere a los padrinos del bautismo.

Las parejas que incurrían en los casos anteriores y deseaban contraer matrimonio debían obtener dispensa de la Iglesia, que la daba si se pagaba un dinero. Este dinero podía se excusado si la pobreza de los contrayentes era evidentísima, pero entonces había más dificultades para la concesión de la dispensa. Dichas parejas, en muchos casos, obviaban la norma y mantenían sus afectos más o menos abiertamente, cohabitaban y tenían descendencia que legitimarían más tarde o no. En ocasiones la Iglesia daba dispensa, aún no cumpliéndose las condiciones expuestas antes, si la mujer había cumplido los venticuatro años, edad que se consideraba empezaba a ser tardía para contraer matrimonio y para procrear. Debía casarse cuanto antes aunque fuese con un primo carnal. Todo ello con tal de que los matrimonios se produjesen bajo control eclesiástico. Si se daban las condiciones de partida, adelante; si no se daban se paga y asunto concluído. Si no se puede pagar, entonces la Iglesia podía mostrar su generosidad o no...

viernes, 3 de mayo de 2013

Objetos de los primitivos

Mamut encontrado en Vogelherd (Alemania)
Parece que el ser humano no fue capaz de realizar obras de arte hasta hace unos treinta y cinco o cuarenta mil años. Entiendo por obras de arte aquellas que se realizan con intención de que lo sean, aunque no se tuviese, en tiempos remotos, la idea de arte, pues si se considera arte todo objeto fabricado por los seres humanos tendríamos que remontarnos mucho más atrás, quizá a los primeros homo.

El arte de época paleolítica fue descubierto en el siglo XIX, por lo que los ilustrados, estudiosos, artistas, etc. de épocas anteriores no tuvieron noción de las obras realizadas por los seres primitivos. Se ha hablado de la intencionalidad estética de los que fabricaron las primeras obras de arte: ¿se deleitarían al hacerlas y luego al contemplarlas? Si la obra tiene un fin práctico podrá ser considerada manifestación artística o no según sus características, pues si su tosquedad, simplicidad o acabado no ofrecen particularidad alguna más allá de su utilidad, no veo donde puede estar el arte. 

Quizá también debamos considerar al arte primitivo en relación con el pensamiento religioso de los seres humanos que lo hicieron, con su sacralidad, sus creencias trascendentes. En realidad el arte es algo que pretende la trascendencia, y no solo inmanente sino también en el tiempo, es decir, que las obras de arte sean reconocidas como tales por la posteridad. 

Algunos autores, al comparar unas obras de arte con otras, han visto que quizá pudo existir la intención de identificar a una comunidad humana más o menos numerosa, quizá a un grupo reducido, pero los seres primitivos quizá distinguieron los objetos realizados con un fin utilitario de aquellos otros que -fuesen o no utilitarios- se elaboraron con más detalle, con una finalidad estética, mágica, sagrada... La cueva de Vogelherd se encuentra al suroeste de Alemania, en el land de Württenberg, y en ella se ha encontrado la imagen de un mamut realizada en marfil de menos de cinco centímetros que corresponde al paleolítico, quizá hecha hace unos venticuatro mil años, por lo tanto no se trataría de la primera obra de arte, pues se supone que algunas venus prehistóricas son anteriores. En la cueva citada también se han encontrado otras figuras de animales realizadas en estilos más o menos realistas. 

La mujer o el hombre que fabricó el mamut de Vogelherd ¿tuvo intenciones estéticas? ¿tuvo intenciones mágicas? Quizá con su confección también tuvo intenciones utilitarias, pues un mamut bien hecho podria ser considerado amuleto para que fuese fácil dar caza a cualquiera de estos animales. Quizá de unos siglos o milenios más tarde es la venus de Willendorf, encontrada a orillas del Danubio y cerca del pueblo de Aggsbach, en Austria. Otras venus y obras artísticas muebles han sido datadas con anterioridad a estas; algunos autores discuten la antigüedad de unas y otras, pero todas parecen ser posteriores a hace treinta y cinco mil años. 

Debe tenerse en cuenta, como dice Rafael Montes Gutiérrez, que muchos objetos de los hombres primitivos fueron hechos en madera o en cuero, no habiéndosenos conservado. De todas formas cabe pensar que en estos materiales se representaron motivos muy parecidos o iguales que en marfil, piedra o hueso. El autor citado señala una clasificación hecha por el arqueólogo Leroi-Gourhan: en primer lugar estarían las obras de arte "útiles" y armas (de uso precario unos, de uso prolongado otros); en segundo lugar los objetos para colgar y por último los que tendrían una motivación religiosa. Encontramos así azagayas y arpones, bastones perforados, propulsores, espátulas, varillas, flautas, tubos y esculturas representando mujeres y hombres, animales, huesos grabados... Puede que algunos de estos objetos tuviesen más de una función, en cuyo caso solo los detalles, el acabado y la posible intención al confeccionarlos nos permite deducir si se trata de obras de arte o simples objetos utilitarios sin más trascendencia.

Azagayas primitivas
La cueva de Isturitz, en el País Vasco francés, fue habitada quizá hace 80.000 años y en ella se han encontrado azagayas, armas arrojadizas con puntas de asta y el resto de madera, que en muchas ocasiones se han perdido. Suelen estar decoradas con excisiones en forma de zig-zag, de espiga, etc. para causar daño al animal cuando la azagaya entra en su cuerpo. Otras se parecen a arpones.



jueves, 2 de mayo de 2013

Historia de un museo


En 1838, en plana guerra carlista, se fundó el Museo Romano de Mérida. Claro que a los extremeños no les afectó casi dicha guerra, pues era cosa de los del norte y de algunas otras comarcas dispersas por España. Si la idea fue buena ¿como elegir un momento en el que no hubiese guerra si esta ha sido endémica en la primera mitad del siglo XIX español? Ahora una exposición permite ver la historia del museo mediante piezas que no están expuestas habitualmente. 

Libros que algunos consideran joyas y negativos sobre vidrios, son algunos de los objetos expuestos, pero también materiales arqueológicos de los que iniciaron estos trabajos hace ahora ciento setenta y cinco años. La exposición pretende también abrir el camino para nuevas experiencias y posibilidades museísticas. Se recuerda a Maximiliano Macías y a José Ramón Mélida, que a principios del siglo XX se empeñaron en hacer de Mérida uno de los centros más importantes del arte y la arqueolía romanos, entre los que el teatro es una especie de centro o símbolo, además de una realidad magnífica.

En el Convento de Jesús decidieron poner el padre Domingo de Nuestra Señora y Agustín Forner Segarra las antigüedades que habían ido apareciendo. Como estas se expusieron en el jardín del convento se le llamó "jardín de antigüedades". Esto ocurría un siglo antes de que se fundara oficialmente el Museo de Mérida. Con las excavaciones del anfiteatro y del teatro romanos empezaron a aparecer más restos arqueológicos y artísticos, hasta que en la iglesia del convento de Santa Clara se instalaron las piezas.

Hoy tiene Mérida uno de los museos de arte y arqueología romanos más importantes de España, habiéndose construído durante los años ochenta del pasado siglo un edificio obra del arquitecto Rafael Moneo, en un estilo que respeta la estética romana con materiales donde predomina el ladrillo visto. Arcadas de medio punto y grandes espacios en diversos niveles no son ya suficientes para el gran patrimonio que atesora el museo, por lo que se está pensando en su ampliación y que pueda albergar las piezas de época visigoda. Al fin y al cabo la continuidad entre una civilización ya decadente en el siglo V y otra que presidiría épocas oscuras, es una evidencia. 

miércoles, 1 de mayo de 2013

El taller de Van Gogh

"Raíces de árboles" de Van Gogh
Tras cuarenta años de existencia el Museo Van Goh de Ámsterdam abre sus puertas de nuevo con una muestra del taller del pintor, comprendiendo doscientas obras, objetos y cuadros de otros artistas. Como en otras ocasiones, una gran empresa ha ejercido el mecenazgo, en este caso la Shell, con el estudio de las pinturas.

El director del Museo, Rik van Koetsveld ha hecho unas declaraciones en las que informa de que el artista no pintaba de forma instantánea, sino laboriosamente para ir descubriendo los efectos de los colores más adecuados a sus objetivos. Otras obras y objetos son de Gauguin y de Toulousse Lautrec y en esta muestra los visitantes pueden utilizar un microscopio para apreciar los detalles de algunas pinturas, moldes transparentes superpuestos para ver los diferentes motivos pintados bajo la pintura defnitiva y retales de lienzo en sus diversos estados de preparación. Uno de los objetos es una caja de ovillos de lana de colores que el pintor usaba para guiarse cuando mezclaba diversos tonos.

Algunos ejemplos de sus pinturas son los cerezos en flor, en los que la calidad de la pintura (de la pasta) es mala, por lo que su conservación no ha resistido el paso del tiempo. El pintor que es reconocido generalmente por sus excentricidades, cuando no tenía lienzos utilizaba trapos y reutilizaba lienzos ya pintados donde pintaba un motivo nuevo. Esto se puede ver ahora con la exposición sobre el taller de Van Gogh. También se puede ver la primera versión de Los girasoles, que ha cedido la National Gallery de Londres. De los cinco girasoles de Van Gogh, todos son distintos. El dormitorio en Arles, también conocido como La habitación del artista, ha sido cedido por el Instituto de Arte de Chicago. 

También se exponen cuadernos con esbozos, dibujos y acuarelas de Van Gogh, que el público en general no conoce. En ellos se ve como el artista se adentró en el arte abstracto a partir de ciertas simplificaciones desde de un motivo concreto. La última obra de su vida, Raíces de árboles, obra de 1890, también puede ser vista ahora en el Museo.

Según el New York Times en su edición digital, se presentan sorpresas con algunos de los colores empleados por el pintor. El fondo del cuadro El dormitorio en Arles era violeta antes de pasar a ser azul y con otras obras se puede estudiar también la evolución a lo largo de su relativamente corta vida, y todo se podrá ver hasta el 12 de enero de 2014.

¿Socialistas en el siglo XVII?

Richard Overton
Inglaterra en el siglo XVII iba por delante, socialmente hablando, de los demás países europeos, probablemente porque también iba por delante en las transformaciones agrarias y en la economía en general. No había participado en el descubrimiento, conquista y colonización de ningún "nuevo mundo", pero había empezado a aprovecharse de lo que otros habían hecho, crueldades incluidas. A mediados del siglo XVII, por ejemplo, la isla de Jamaica cae en manos inglesas y desde entonces solo comerciantes ingleses podrán comerciar con los indígenas de la isla. Así mismo ocurrirá con algunos territorios de Canadá, con las colonias que se habían ido fundando desde 1621 en la costa atlántica de los actuales Estados Unidos y luego en la India, en Australia... 

Las grandes diferencias sociales que se aprecian en toda Europa, pero particularmente en Inglaterra, donde unos pocos terratenientes (gracias a las enclosures act) unos pocos comerciantes y unos pocos armadores, junto con unos pocos nobles, monopolizaban la riqueza del país, vino a hacer pensar a algunos que esa situación era injusta y empezaron una campaña de propaganda que, sin demasiadas pautas ideológicas, se sustentó en la exigencia del reparto de la riqueza. Uno de estos fue Richard Overton, que publicó una obra titulada "La mortalidad del hombre", quizá influido por las ideas de Hobbes, aunque no sé si Overton llegó a leer el "Leviatán" del filósofo inglés. 

Obviamente no podemos hablar de socialismo en el siglo XVII, pero las acciones de los levellers han contribuido a la lucha de las clases humildes por una sociedad justa o más justa que las que les ha tocado vivir en todo momento. Los socialisas utópicos de los siglos XVIII y XIX conocieron las actividades de los niveladores, se inspiraron en su ideal ético y, en ocasiones, en sus acciones. Solo con los socialistas utópicos y luego con los marxistas y las sociedades fabianas de Londres se puede hablar de socialismo en un sentido estricto. Los levellers, por su parte, no actuaban de la misma forma en cada momento y lugar, por la sencilla razón de que no tenían un cuerpo de doctrina común, pero a mediados del siglo XVII ya se habían hecho notar en Inglaterra. 

No eran necesariamente obreros, ya que la industria no estaba desarrollada suficientemente, sino propietarios de talleres y tiendas, pequeños negocios que se veían arruinados, en muchos casos, por la competencia de los poderosos. En realidad, lo supiesen formular o no teóricamente, intuyeron que la concentración de capital en pocas manos conduce a la monopolización de la riqueza y a la depauperación de la mayoría. Esto no podia ser considerado justo, máxime cuando el Estado no jugaba ningún papel corrector mediante la fiscalidad o mediante determinados servicios sociales. Los levellers fueron perseguidos porque además tuvieron la cualidad de no exigir solo un cambio en el reparto de la riqueza, sino en las fórmulas políticas dominantes, en la organización del Estado, construído a imagen y semejanza de los poderosos.

Eran partidarios de la libertad religiosa, pues en el estado de naturaleza -consideraban- los hombres son iguales y no tienen por que obedecer a este o aquel príncipe en materia de fe. Defendían la propiedad, pero no la gran propiedad que les arruinaba, y combatieron al Estado que se dejaba influir por la moral religiosa; cada hombre era dueño de su moral bajo unas normas que la lógica "natural" imponía a todos.

Thomas Hobbes les conoció y quizá se inspiró en ellos para hablar en su "Leviatán" del estado de naturaleza propio del hombre, que para el filósofo es la guerra, es decir, el conflicto; algo que más tarde otros llamarían lucha de clases, pero no para defenderla sino para constatarla. El Estado fuerte que defendió Hobbes, aunque hoy sus ideas resultan contradictorias, es aquel en el que la Iglesia (las Iglesias y en general la religión) no debe influir. La IV parte del "Leviatán" está dedicada a hablar del poder que la Iglesia católica ejerce sobre los Estados (Hobbes habla en una Inglaterra ya anglicana) y arremete contra las pretensiones del papado, lo que ha sido una constante durante la Ilustración, la extensión de las ideas liberales y el surgmiento de los regímenes democráticos.