jueves, 8 de junio de 2023

Iluminaciones de códices

 


Las ilustraciones de los códices van más allá de la Edad Media para internarse en el Renacimiento, sobre todo en Italia. La variedad en cuanto a calidad y temas es grande, desde escenas religiosas a las de la vida cotidiana o el trabajo; aparecen nobles, santos, campesinos, etc. No siempre hay color, pero sí en la mayoría de los casos; unas veces las iluminaciones acompañan a la letra inicial del texto y en otras ocupan toda una página del códice. La riqueza artística, histórica y estética de estas iluminaciones quizá no se ha valorado suficientemente.

En el siglo VII, un miniaturista bizantino activo en el norte de África nos ha dejado una escena en la que Moisés recibe la ley; se trata de un manuscrito que se conserva en la Biblioteca Nacional de París. Mucho más tarde, en torno a 1200, un miniaturista alemán nos ha dejado la escena de cuatro guerreros luchando, manando sangre del pecho y la cabeza de dos de ellos. La escena es muy movida y los personajes van armados con espadas y escudos, sirviendo de marco un rectángulo de color malva inscrito en un marco de color verde. Se encuentra en un manuscrito donde se habla de la vida monástica femenina (Speculum Virginum) que se conserva en el Museo Kestner de Hannover.

Los hermanos de Limburgo (así denominados), iluminaron “Las tres ricas horas del Duque de Berry”, obra muy conocida, a principios del siglo XV, la cual se encuentra en el Museo Condé de Chantilly. El duque era amante del arte, y se hizo representar frente a una chimenea donde hay un intenso fuego. La mesa está espléndidamente provista, mostrando la abundancia de una fiesta medieval de la nobleza. En el plato grande hay un cisne, uno de los emblemas del duque; pequeñas hogazas de pan redondas y planas etán esparcidas por todas partes, mientras uno de los perros deambula a su antojo sobre la mesa. No falta un representante de la Iglesia, un tallador, los sirvientes y los trajes para la ocasión.


Llegado el siglo XV, los códices se iluminaron con una delicadeza y virtuosismo exquisitos, como en esta alusión a la ”Divina Comedia” de Dante (1440) que se encuentra en el manuscrito Yates Thompson (36,5 por 26,3 cm.), guardado en la Biblioteca Británica de Londres. Fue realizado en Siena para Alfonso V, rey de Nápoles, atribuéndose la inicial a Vecchietta, mientras que otras miniaturas del códice se atribuyen a Giovanni di Pablo. Esta imagen muestra el viaje de Virgilio y Dante hacia el Purgatorio.

A caballo entre los siglos XIV y XV vivió Bartolomeo di Fruosino, en Florencia. En una de sus miniaturas representa el Infierno de la Divina Comedia (1430-1435), en un manuscrito que se encuentra en la Biblioteca Nacional de París. En círculos concéntricos se amontonan los cuerpos de los condenados en posturas diversas, desnudos y dando una visión apocalíptica. Fruosino quizá tuvo en cuenta los frescos de Leonardo di Cione en Santa María Novella, donde el colorido y el abigarramiento de los personajes son norma.

En el Libro de Horación de Dresde encontramos iluminaciones de un Maestro conocido en Brujas entre 1465 y 1515. La iluminación que comentamos aquí se refiere a los “hechos memorables de los romanos”, una compilación de historias sobre antiguas costumbres y héroes escrita en el siglo I por Valerio Máximo, que dedicó su obra al emperador Tiberio. La miniatura muestra a Valerio instruyendo a Tiberio sobre el valor de la templanza: en un comedor, las clases altas aparecen al fondo y se comportan decorosamente, mientras que en primer plano están los personajes vulgares haciendo payasadas. El códice se encuentra en el Museo J. Paul Getty de Los Ángeles.

Luchino Belbello da Pavia, activo en Lombardía en las décadas centrales del siglo XV, iluminó el Libro de Horas de Visconti, un manuscrito que se empezó sobre 1390 y se completó en torno a 1430. Gian Galeazzo Visconti, señor primero y luego duque de Mián desde 1395, encargó este códice que ahora se encuentra en la Biblioteca Nacional Central de Florencia. El que lo empezó a iluminar fue Giovannino de Grassi, que además fue escultor y arquitecto, trabajando en la catedral de Milán. En la miniatura que nos interesa está la creación de Eva mientras Adán duerme ante un fondo dorado; como la pintura adorna la letra C, Dios, Eva y Adán están dispuestos siguiendo su trazo, con estilizadas hojas doradas y zarcillos de vid. En la parte inferior se representan arbustos y animales que remiten a los días anteriores a la Creación.

También el pintor Attavante iluminó varios códices, en uno de los cuales aparece Joannes Corvinus, hijo del rey Matthias Corvinus, entrando en Viena (entre 1487 y 1490). Con un paisaje al fondo, Joannes va sobre un carro a cuyos lados sendas filas de cortesanos; delante, dos caballeros y dos prisioneros. Se trata del Codex Heroica que se encuentra en la Biblioteca Nacional Széchényi de Butapest.

En el siglo XV, Fra Angelico iluminó un misal en torno a 1430, utilizando la técnica del temple y oro sobre pergamino (47,5 por 35 cm. el tamaño de la página): en una de las miniaturas se nos muestra el asesinato de San Pedro Mártir. Fra Angélico se habría formado como iluminador con Lorenzo Monaco en Santa María degli Angeli (Asís, Perugia), también pintor y miniaturista que vivió y trabajó en Florencia entre el siglo XIV y el XV. El misal se encuentra en el Museo di San Marco de Florencia.

Giovanni Pietro Birago, activo en Milán entre 1471 y 1513, iluminó el Libro de Gramática Latina de Maximiliano Sforza a finales del siglo XV, el cual se encuentra en la Biblioteca Trivulziana de Milán. En realidad se trata de la Gramática del retórico romano del siglo IV Aelius Donatus, que además de gramática, contiene textos morales. Las ilustraciones corresponden a varios autores, entre ellos Ambrogio de Predis y Giovanni Pietro Birago. La imagen que hemos elegido muestra al joven Maximiliano siendo instruido por su maestro; aquel está atento a la lección, mientras los demás se distraen o se quedan dormidos (ver arriba).

Jean Bourdichon iluminó Los Cuatro Estados de la Sociedad, en el caso elegido, el artesanal, a principios del siglo XVI. Se trata de un manuscrito que se encuentra en la Escuela Nacional Superior de Bellas Artes de París. Quizá la obra tuvo una intención moralizante, porque el autor representa a unos hiladores entregados a su trabajo, a los miembros de una familia agrupada, a un enfermo siendo asistido y a dos ermitaños. Bourdichón también iluminó el Misal del Jacques de Beaune, barón de Semblançay (en la región del Loira), que ejerció como funcionario de Francisco I; y también el Libro de Horas de Enrique VII Tudor.

Simón Bening iluminó el Rosario Beatty en torno a 1530, un manuscrito que se encuentra en la Biblioteca Chester Beatty de Dublín. Se trata de un Libro de Horas con los acontecimientos de la vida de Jesús. El término “Rosario” se usó para describir una secuencia de oraciones una vez que surgieron las cofrafías del Rosario en torno a 1470. Del mismo autor es el Calendario flamenco de entre 1520 y 1525, un manuscrito que se encuentra en la Bayerische Staatsbibliothek de Múnich. El códice no se conserva en su integridad, habiendo sido hecho en Brujas para un desconocido, pero con toda seguridad pudiente. Bering mantuvo en dicha ciudad un taller que gozó de fama, y esta es una de las muestras más deslumbrantes de ello: paisajes rurales con la vida de los campesinos y también de ciudades. En el caso que nos ocupa se muestra la cosecha del grano en el mes de agosto. En el mismo manuscrito se muestra otra miniatura de Bening, la actividad del mes de septiembre, con el arado y la siembra.


Bening también iluminó el Libro de oraciones del cardenal Albrecht, arzobispo de Magdeburgo y de Maguncia, además de elector del Sacro Imperio. La iluminación que comentamos aquí fue hecha en torno a 1525, encontrándose el Libro de oraciones en el Mueseo J. Paul Getty de Los Ángeles. Este manuscrito contiene oraciones para la instrucción de los laicos, y es el único que lleva el monograma de Simon Bening, “quien trabajó en la colección completa de 41 miniaturas sin ayuda de nadie”. En una imagen se muestra la negación de Pedro.

De Botticelli conservamos su famosa iluminación de la Divina Comedia hecha en 1480, en un manuscrito que se encuentra en la Biblioteca Apostólica del Vaticano. Botticelli imaginó el Infierno como un abismo con nueve círculos, que a su vez se dividen en varios anillos. La vista transversal del inframundo de Botticelli está dibujada con tanta finura y precisión que es posible rastrear las paradas individualizadas de Dante y Virgilio en su descenso al centro de la Tierra.

En la parte superior, una miniatura de principios del siglo XII, obra de un autor inglés (46 por 32 cm. la página) que se encuentra en la Biblioteca Municipal de Dijon. Se trata del códice "La Moralia de Job", que contiene una serie de iniciales que muestran a monjes ocupados en diversas tareas. Aquí se trata de la I inicial, un elevado árbol donde un monje corta las ramas en la parte superior mientras un lego corta el tronco en la parte inferior...

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