domingo, 29 de enero de 2012

El "querido de la Hélade"


El valle de Tempe está al este de Tesalia, muy encajado en ocasiones y al norte de Lárisa. Por el valle discurre el río Peneo, quedando al norte el monte Olimpo y al sur el monte Osa. Hay un gran contraste: el primero puede estar nevado, pero es menos común en el segundo, totalmente deforestado y afectado por una clara influencia mediterránea. A orillas del Peneo está Gonnos, antigua ciudad que ya cita Homero en la Ilíada. A poco de entrar en el siglo II a. de C. se produjo una feroz batalla entre el ejército romano y sus aliadas, algunas ciudades griegas, contra el macedonio Filipo V, llamado el "querido de la Hélade". Por lo que se ve no era igualmente querido por todos, y si hubiese vivido siglo y medio antes se hubiese encontrado con la oposición tenaz del orador Demóstenes.

Poco después del encajamiento del río en el valle de Tempe, aquel desemboca en el Egeo. El antigónida se enfrentó con su ejército en Cinoscéfalos, no lejos de los parajes de que hablo aquí, en el año 197 a. de C. y al serle adversa la batalla, tuvo que huir a Tempe, pasando primero por Gonnos. Algunos historiadores han registrado que esta batalla marcó el fin de la hegemonía macedónica en Grecia, aunque todavía faltaría la toma de Corinto por las legiones romanas, a mediados del siglo II a. de C., para que la Hélade se pueda ir convirtiendo en una provincia romana.

Filipo había combatido con éxito a los dardanios (para los macedonios, bárbaros) que tenían una monarquía asentada más o menos desde el siglo IV a. de C. Nunca quedaron sometidos del todo al imperio macedonio de Filipo, pero sí serían integrados en el romano a finales del I a. de C. Ocupaban un territorio superior a la actual Kosovo y se puede decir que tuvieron una organización política superior a la de otros pueblos no helenizados.

sábado, 28 de enero de 2012

Ramiro Paz Carbajal

El barrio del Campillo en la época de Ramiro Paz

Este hombre, al que casi nadie cita en ocasión alguna, nació en Pontevedra en 1891. A los trece años se fue a Vigo para aprender el oficio de tipógrafo, de la misma forma que había hecho décadas antes Pablo Iglesias en Madrid. Trabajó en "Faro de Vigo" y en "El Pueblo Gallego"; más tarde lo vemos en Ourense para el mismo trabajo hasta que emigra a Argentina en 1910. No tuvo fortuna porque ocho años más tarde está de vuelta en Pontevedra compromentiéndose con varios movimientos sociales. En 1918 dirige el semanario "Acción Obrera" y al año siguiente dirige "Nueva Aurora", otro semanario socialista dirigido a los trabajadores. 

Posteriormente fue presidente de la Agrupación Socialista de Pontevedra, presidente de la Federación Local Obrera y concejal de la misma ciudad. A juicio de Aurora Marco, a quien sigo para este artículo, fue uno de los grandes valedores del Partido Socialista entre 1931 y 1936.  En el primer año citado salió el órgano de prensa de la Agrupación Socialista de Pontevedra, "La Hora", que había adoptado el nombre de "La Interenacional", y en 1936 fue Presidente de la Federación Provincial Socialista y Presidente del Frente Popular en la provincia.

Por defender la legalidad republicana fue detenido en julio de 1936 y encerrado en la Escuela Normal, que funcionó como prisión. En octubre será trasladado a la isla de San Simón, celebrándose el 31 del mismo mes un consejo de guerra para diez acusados. Doce días después serían trasladados, de madrugada, a la carretera que comunica Campañó con A Caeira y fusilados por un piquete de artillería. Uno de los asesinados fue Ramiro Paz Carbajal, a sus 47 años.

Persas en Grecia

Griegos y persas en un friso del tempo de Atenea Niké
El recorrido de la flota y el ejército de tierra persas desde Focea y Sardes, en Anatolia (480 a. de C.) es verdaderamente extraordinario para la época. Mardonio mandó el ejército de tierra mientras que el propio rey Jerjes dirigió las operaciones de la flota. Mardonio, desde Sardes, siguió en dirección noroeste hasta Adramitio y Abidos, muy cerca del estrecho de los Dardanelos. Desde aquí, en territorio tracio bajo dominio persa, siguieron por Eno, Doriscos, Maronea, Abdera, y Evón (desde Abidos, el mismo que el ejército persa había seguido dieciocho años antes para la primera guerra médica). Luego la ruta siguió por Estagira y Terma, última ciudad en posesión persa, para entrar en el estado vasallo de Macedonia (Pella, Modona y Pidna) siguiendo por Larisa (ya en Tesalia), Feres, el desfiladero de las Termópilas (donde tendrá lugar la batalla del mismo nombre en 480), Delfos, Tebas (ciudad beocia que no participó en la guerra) y ya en 479 el enfrentamiento en Platea, al oeste de Atenas antes de atacar a esta ciudad.

Estrecho de Dardanelos
La flota se dirigió desde Focea al borde la isla de Lesbos por el norte, el este de la de Imbros y el norte de la de Samotracia (islas frente a la costa noroeccidental de Anatolia). Siguió entre Taxos y la costa Tracia, muy cerca de Abdera, para pasar el canal de Jerjes, en el istmo de la península de Acté, rodear la de Sitonia y luego la de Palene. La flota se dirigió hacia la costa macedonia para girar luego en dirección sur hasta Castania (en Tesalia) y el cabo Artemisión, al norte de Eubea, donde tuvo lugar una batalla en 480. La flota siguió la costa este y sur de Eubea y Ática hasta la isla de Salamina, donde tuvo lugar otra batalla en el mismo año. Otra parte de la flota, desde el cabo Artemisión, pasó por el oeste de Eubea en dirección sur: Calcis y Eretria, muy cerca de donde se había producido la batalla de Maratón en 490. En el extremo sur de Ática las dos partes de la flota ya estaban juntas en dirección a Salamina, aunque disminuidas en sus efectivos debido los naufragios provocados por dos tormentas.

Sardes se encuentra en un ancho valle rodeado de montañas, y para alcanzar la costa hacia los Dardanelos el ejército de tierra tuvo que sortear obstáculos físicos, pues el terreno es irregular aunque no excesivamente montañoso. Especial dificultad debió tener el cruce de algunos ríos: el Bakir en Anatolia, pero sobre todo el Maritza en la actual Bulgaria (antigua Tracia). Luego el ejército siguió por el norte de la península de Calcidia, donde un valle acoge varios lagos, pues al norte y al sur el terreno es montañoso. La flota, por su parte, tuvo que salvar muchos afloramientos rocosos cercanos a la costa y a las islas; como he dicho sufrió dos tormentas, una frente al promontorio del monte Pelión, en Tesalia, y la otra, que arruinó buena parte de la flota, al este de la isla de Eubea.

Río Maritza, en la actual Bulgaria
Las ciudades griegas que participaron en la segunda guerra médica, a la que se refieren las rutas seguidas por los persas en los párrafos anteriores, fueron todas las del Peloponeso menos las de Acaya y la Argólida; Ambracia, Anactorio y la isla de Leucas en la costa adriática; Megara, Atenas, Delfos; Eretria y Calcis (estas dos en Eubea) y las islas de Tinos, Miconos, Naxos, Melos, Sifnos, Serifos, Citnos y Ceos; todas ellas de las Cícladas. 

La movilización de hombres fue extraordinaria, tanto por una parte como por la otra, así como de recursos, adivinos, funcionarios y víveres. Las extorsiones a los campesinos fueron contínuas, acomodándose los tiempos para el avance o las batallas a las cosechas en cada momento. En realidad, un imperialismo frente a otro: no creo que deba reducirse la interpretación de estas guerras a una lucha de los griegos por su libertad. Muchos griegos no la tenían, pues eran esclavos; otros vivían pobremente y otros, en fin, no tendrían inconveniente en someterse al poder persa (como así habian hecho algunas ciudades griegas). Las traiciones entre los griegos fueron contínuas a lo largo de su historia clásica; los recelos, constantes. Otra cosa es que las ciudades griegas que gozaban de prosperidad y de una influencia política notable no estarían dispuestas a perderla, y sobre todo sus clases dirigentes. No cabe duda de que las guerras médicas harían cobrar a los griegos conciencia de su unidad cultural -con matices- frente a un estado oriental que no les era del todo ajeno, pues algunos griegos vivian en Anatolia, visitaron Persia y otras regiones de los aqueménidas. La admiración que les debió de causar debió ser mucha, aunque las fuentes escritas abunden en hablar de bárbaros cuando se refieren a aquellos que no eran griegos, incluso así se califica a los macedonios.

Paisaje de Tesalia

Isla de Salamina, al oeste de Ática

Los constructores de catedrales

Catedral de Bourges
Asombra la actividad constructiva en Europa desde el siglo XII, que se acentúa respecto de los siglos precedentes como consecuencia del desarrollo urbano, el cese de las invasiones de normandos, húngaros y musulmanes, la vitalización de la actividad comercial y el desarrollo de la cultura. Más obispos, más señores, más burgueses y artesanos se sienten atraídos por saber esto y aquello: sobre la técnica, sobre las leyes y la teología. Se van conformando ejes económicos que tendrán su importancia: desde el sur de Inglaterra, pasando por la Picardía y Champaña para llegar al norte de Italia. También algunas ciudades del Mediterráneo empiezan a crecer, así como otras del Báltico. 

Catedral de Chartres
Las logias o agrupaciones de personas que se dedican a un oficio proliferan: maestros de obras, escultores, carpinteros, canteros, plomeros, transportistas... Muchas personas se implican en la construcción de la catedral, ya sea para remodelar la románica anterior o para construir una nueva, en estilo gótico, con sus vidrieras para permitir el paso de la luz, que tendrá su simbolismo (Dios es luz) superando la mentalidad un tanto esotérica de los siglos del románico, con los interiores oscuros de las iglesias, que invitaban al recongimiento. Las catedrales se construyeron, generalmente, sobre lugares de culto anteriores, como en las civilizaciones antiguas también los templos venían a construirse sobre antiguos santuarios.

A partir del siglo XII es el tiempo de la audacia: se pretende una verticalidad y una altura de los templos no conocida antes, al tiempo que se abren vanos en todos los muros, que se adelgazan en algunos casos; los arcos apuntados contribuyen a esa sensación de verticalidad, como los gabletes, los pináculos y los chapiteles. Todo ello es posible gracias a la bóveda de crucería y al arco botarel (o arbotante) que permiten soluciones técnicas antes no conocidas. En el interior tienden a desaparecer las labras de los capiteles, a una altura que no es posible ver con detalle; los esbeltos baquetones pasan de largo ante la horizontalidad de los triforios, que contribuyen a dar al muro una sensación de mayor ligereza. Las nervaduras de las bóvedas se multiplican en formas al principio sencillas, pero luego más caprichosas. En las portadas occidentales, y a veces en las del crucero, se abren hermosos rosetones, que dan ocasión a un virtuosismo desconocidos.

Catedral de Lincoln
Las vidrieras coloreadas tamizan la luz, que se expande por la nave central, símbolo del camino que han de recorrer los fieles para alcanzar la gloria, que es el presbiterio. También ses abren grandes ventanales muy peralatados en los ábsides. Un campesino que entrase en la catedral gótica de la ciudad cercana, viendo como se alzaban los pilares, la altura de las bóvedas, la magnificencia de las naves, pensaría que quizá aquello no era obra de los hombres, sino del mismo Dios. Sobrecogido, con el gorro entre las manos, insignificante y humilde, se arrodillaría para una oración. Había dejado atrás la portada en la que todavía el andamiaje permitía trabajar a los escultores y sus discípulos, entregados a un naturalismo religioso que antes era simbolismo y rigidez. En las catedrales de Italia, sobre todo, vería a los fresquistas, con los grandes temas de la vida de Jesús y de María, con escenas de milagros, con santos y otros personajes bíblicos y evangélicos, ángeles y seres incoprensibles.

Catedral de Albi
¿Quien costeaba todo aquello: los campesinos con sus impuestos, los atesanos con sus limosnas, los nobles con sus donativos piadosos, los obispos, que destinaban parte de las rentas de sus señoríos a la fábrica de la catedral; pero sobre todo la gran masa campesina, explotada y misérrima en ocasiones, que a duras penas se levantó contra tanta exacción. Al obispo llegaban los recursos de todas partes: de los pastores que habían sido visitados por el recaudador, de los agricultores que entregaban sus diezmos, de los burgueses que pagaban sus impuestos, de las autoridades, que destinaban parte de los recursos al embellecimiento de la ciudad, siendo la catedral el centro religioso y artístico de una amplia comarca. Esa catedral que a veces era obra de siglos por su enorme coste, por las crisis que podían sobrevenir, por la ambición en que fuese la más bella, la más alta y notable. 

La catedral de Bourges, obra de los siglos XII y XIII es una muestra del gótico temprano y pleno; la de Albi entre los siglos XIII y XV; la de Pisa se empezó en el siglo XI, pero fue objeto de contínuas modificaciones hasta el incendio que sufrió en el siglo XVI. Otro incendio sufrió la catedral románica de Chartres, empezándose entonces la catedral gótica (del siglo XIII) que conserva parte de su fábrica anterior, y una de sus torres quedó inacabada. La catedral de León fue iniciada en el siglo XIII, y la de Girona, del siglo XIV (la fábrica gótica) no se terminará hasta el XVI. Las catedrales góticas inglesas tienen sus particularidades, como las alemanas; el gótico italiano es muy singular, con muros decorados mediante pinturas al fresco. La catedral de Lincoln es obra de los siglos XI al XIV.

Abajo, interior de la catedral de Pisa, con los frescos y el triforio:


Abajo, las bóvedas de la catedral de León:


Abajo, la cabecera de la catedral de Girona:


Almohades


Paisaje del alto Atlas marroquí
En el siglo XII el norte de África era un hervidero de tribus bereberes que se coaligaban o se enfrentaban entre sí según los momentos y las circunstancias. No muy distinto a lo que estaba ocurriendo en Europa entre cristianos. Desde antiguo habían sido llevados a la costa atlántica marroquí negros subsaharianos que impregnaron el islam de la zona con ritos y quizá creencias animistas. Mantener una doctrina en la más absoluta ortodoxia no ha sido tarea fácil nunca: el judaísmo, el cristianismo, el islam (por hablar de tres grandes religiones monoteístas y reveladas) tuvieron sus problemas siempre y los siguen teniendo ahora. 

Paisaje del alto Atlas marroquí
El dominio de la zona en ese siglo XII era de los almorávides, una agrupación religiosa que en su origen estuvo formada por monjes-soldados (salvando las distancias, con la misma filosofía que las órdenes militares en España) que habían conseguido aunar a buena parte de las tribus bereberes hasta el Sahara, en el actual Marruecos, bajo la escuela malikí de derecho coránico, en realidad sunní en tanto que mayoritaria. Estos almorávides, habiéndose hecho fuertes en África, pasaron a al-Andlus a finales del siglo XI, continuando allí su expansión. El hombre santo para los musulmanes, Muhammad ibn Turmat se convirtió en lider religioso en el alto Atlas marroquí, una zona poco apta para establecer una ciudad y una capital, por lo que, cuando se forme la confederación almohade a partir de la tribu masmuda, la obsesión será conquistar Marraquech, al norte de Marruecos. 

Estos masmuda eran sedentarios y practicaban una agricultura muy sufrida, estando sus jefes en la localidad de Agmat (alto Atlas) al sur de Marruecos. Pero para que la confederación almohade se haga fuerte han de unirse a los masmuda los pueblos zenata, bereberes luego de haber sido nómadas, que incluso habían formado efímeros reinos en Tlemecén (al noroeste de Argelia), Fez (al norte de Marruecos) y Kairuán (en el actual Túnez). Al frente de estos zenata estaba quien se proclamará califa, sabiendo que se le consideraba heredero de las ideas religiosas de Tumart y que contaba con una fuerza militar importante. Será el azote de los almorávides, de los ziríes (bereberes de la Cabila, zona montañosa en Argelia) y de los hamnadíes (bereberes del norte de Argelia). Etos almohades -aparte ambiciones políticas de sus líderes- lo que querían era volver a la pureza del Corán primitivo, acusando a los almorávides de haberse relajado en las costumbres musulmanaas. Lo cierto es que el movimiento almorávide también había surgido con un fin purificador y ortodoxo. 

Alminar almohade de una mezquita en Rabat
El momento de los almohades será la segunda mitad del siglo XII y buena parte del XIII, aunque en la segunda mitad de éste ya muy mermada su posición en al-Andalus. Es fácil imaginar aquellas comunidades partícipes del rigorismo que acompaña a todo movimiento religioso cuando empieza, en los valles inaccesibles casi del alto Atlas en el sur de Marruecos; así empezaron -convencidos de su fe- una guerra de guerrillas que se transformó luego en expansionismo hasta el norte de Marruecos, el paso a Sevilla y luego a Murcia, hasta la extensión de su yihad, o esfuerzo, a la capital almorávide, Marraquech y al resto de al-Andalus. La batalla de Alarcos, librada en territorio manchego, cerca de la línea con la actual provincia de Jaén, en 1195, marcó un hito, aunque desde 1212 el declive de los almorávides en al-Andalus sea evidente. Su capital, Marraquech, fue convertida en una ciudad cosmopolita, sus alrededores se cultivaron y se realizaron obras de infraestructura para el riego (canales subterráneos para desviar el agua que se captaba en las montañas).

Restos de la fortaleza de Alarcos


viernes, 27 de enero de 2012

El pintor de Róterdam

"El patio de una casa de Delft", 1658
Allá se fue nuestro joven pintor, a la ciudad de Haarlem, en el oeste de Holanda, en la costa si no fuese por el terreno ganado al mar. Pudo pasear por sus riberas, entre los campos sembrados, beber sus primeras cervezas, conocer los asilos privados donde se refugiaban las mujeres viudas, pobres, abandonadas; pudo pasear por la plaza del mercado en Haarlem, entrar en la catedral de San Bavón, inspirarse en los molinos de viento.

Su origen humilde no fue obstáculo, al parecer, para prosperar, pues a mediados de siglo (XVII) fue pintor y ayudante de un comerciante de paños de Róterdam. Conoció la cercana ciudad de Delft, La Haya antes de su esplendor actual y Leiden, rica gracias a su industria textil. En torno a 1667 se trasladó a Ámsterdam y allí el resto de su vida. Pero en Delft había realizado una obra importante con sus escenas populares, realistas y serenas, bajo la influencia de Fabritius, ante todo un retratista.

Hermann Bauer ha dicho de Hooch que los "patios con jardines, donce una suave luz se derrama sobre las figuras, dejándolas en suspenso, como si fueran objetos de una naturaleza muerta" es una de sus características. Otra, "la paleta más cálida que la de Vermeer, la utilización de la vista perspectiva, el escalonamiento espacial y las puertas abiertas". En Ámsterdam, cuando ya se codea con la sociedad refinada, los interiores que pinta cuentan con columnas de mármol, el mobiliario es lujoso y los colores son más fríos, como si quisiese dar a esas imágenes una solemnidad que no necesitaban sus cuadros de género anteriores.

También recibió la influencia de Vermeer en Delft, pintando "Los jugadores de cartas", un tema que tendrá seguidores y que había empezado quizá Caravaggio. Hooch se emarca plenamente en el barroco, no solo por pintar la realidad, aunque bajo un prisma pequeño burgués y tranquilo, propio de un país próspero desde hacía un siglo, sino por la técnica empleada, por los estudios de perspectiva, que habían comenzado los artistas del Renacimiento. La pintura de Hooch está exenta de dramatismo, contrariamente a la de los pintores barrocos españoles o Caravaggio; tampoco tiene el ambiente cetrino y nostálgico de Rembrandt, y en nada se parece al explosivo y vigoroso, al colorista Rubens. Sí obedece la pintura de Hooch a su época y a su país, pero una pátina personal es inconfundible en su obra.

Abajo, otra obra de Hooch con el tema de los jugadores de cartas:


"Jugadores de cartas" de Caravaggio
"Jugadores de cartas" de Cézanne
"Jugadores de cartas"

Protegidos de Hermes


 Como en otros países, en España también tenemos los protegidos del dios Hermes, los ladrones. Los encontramos convictos y confesos, pero también esquivos a la justicia, los encontramos en las instituciones públicas y en las empresas privadas, los encontramos en la palestra pública y en actividades ilícitas. Pero los encontramos.

En España hay algunos sectores donde se suelen concentrar estos protegidos de Hermes: en el mundo de la construcción con las recalificaciones urbanísticas, en los Ayuntamientos, en los altos cargos de las Comunidades Autónomas, incluso a la cabeza del Estado y en la propia familia real.

Hermes está orgulloso de ellos; incluso la población, que de boca para afuera suele escandalizarse, renueva en ellos su confianza cuando se trata de unos comicios. Hay uno que ha construído un aeropuerto a donde no llegan ni de donde salen aviones; además le ha tocado la lotería varias veces. Hay otro que se ha refugiado en el norte de América a la espera de mejor suerte en el país de origen, el nuestro, y de que se pronuncie la justicia; otros están en los bancos, entre los "ingenieros" de las finanzas, entre los mismos jueces, que no tienen empacho en hacer insinuaciones ofensivas cuando el reo es débil, por ejemplo, una mujer. 

Hermes está contento con la corrupción, incluso exige más para seguir apoyando a sus protegidos, mientras los mortales, ante el poder del dios, se ven impotentes. Pero ese dios puede ser vencido si los mortales se convierten en héroes. Otra cosa es que quieran.

jueves, 26 de enero de 2012

Los queruscos

El bosque de Teotoburgo
Una tribu germánica, que se había situado en torno al siglo I antes de Cristo en las proximidades de la actual ciudad de Osnabrück, la de los queruscos, va a servir a cierta historiografía alemana, sobre todo en el siglo XIX, para simbolizar la lucha del pueblo alemán por su libertad. Eran tiempos en los que Alemania estaba dividida y ciertos grupos sociales luchaban por la unificación y luego por la hegemonía en Europa.

Los queruscos, en el noroeste de la actual Alemania, se movieron por un territorio relativamente amplio, pero en general, y situándonos a principios del siglo I de nuestra era, tenían al norte a los angivarios, más lejos a los cauces, al nordeste a los sajones y al este a los sennones; más lejos, hacia el este, a los marcomanos. Al sur de los queruscos estaban los sicambrios y al oeste los marsios. A todas estas tribus les separaba el río Rin de los dominios romanos en la época que hemos indicado, aunque la primera mención que se hace de los queruscos es en los "Comentarios a la guerra de las Galias" de Julio César, en torno al año 53 antes de Cristo. Al sur del Rin, de oeste a este, se encontraba Tréveris (la ciudad que ahora llamamos así), la región de Retia, Nórica y, más al sureste, la gran llanura de Panonia (territorio que hoy ocupa casi en su integridad Hungría).

Como otros muchos pueblos, tantos germanos como ibéricos, itálicos, ilíricos, griegos, anatolios, numidios, etc., los queruscos eran belicosos porque en el mundo antiguo la guerra ha sido endémica, una forma de vida (si se me apura, en la actualidad también, por mucha "civilización" que hayamos desarrollado). En el año 9 de nuestra era tuvo lugar, en el bosque de Teotoburgo, cercano a los dominios de los queruscos, una feroz batalla en la que las legiones romanas serían derrotadas, Al frente de ellas se encontraba Varo, de familia patricia pero no muy sobresaliente, por lo que se valió del favor del emperador Augusto para medrar en el ejército. La derrota que sufrió el ejército romano a mano de los queruscos ha pasado a la historia con el nombre de "desastre de Varo", que le llevaría al suicidio. También la historia registra el nombre del caudillo querusco a quien Roma imortalizó -a su pesar- Arminio, del que hoy hay estatuas en varos pueblos de Alemania. Los queruscos habian estado durante no mucho tiempo sometidos a las autoridades romanas. El año 9 fue el de su venganza y Roma, aunque lo intentó más veces, no consiguió extender sus dominios más allá del Rin.

Cuando los trabajos arqueológicos den los resultados que se esperan, me propongo hacer un resumen de los datos y conclusiones -siquiera sean provisionales- en este blog. Mientras tanto será mejor estar atentos a lo poco que se sabe a ciencia cierta.


A fronteira luso-galaica


 Así a describe Ramón Otero Pedrayo con tradución ao portugués de Augusto Casimiro:

Portugal e Galiza, unidade ocidental, atlântica, prematura flor da Europa estendida, ao mundo de Ocidente, só têm por fronteiras o sonho e o desejo imortal traduzidos na geografía do espítito pelo Letes, o río das vagorosas margens... A "fronteira" histórica é uma cicatriz. Tocar-lhe faz doer. Por iso falaremos dela com dor  e piedade. Como é un facto histórico, temos de aceitá-la, provisoriamente resignados, e dedicar-lhe uma lembrança objectiva e passageira.

Nâo podemos determinar as razoês desta demarcaçâo fronteiriça, que nâo sabemos se corresponde ao necessário equilíbrio de tensôes temporais. Segui-la-emos, no entanto, nos seus dois sectores. Encontraremos por vezes uma passividade triste, a da paisagem cortada, mutilada por grades e portadas; outras vezces, pressente-se a poderosa realidade incomprensível das imposiçôes oficiais e entâo tentaremos esquecer a tristeza dos regulamentos da fronteira. Isto, por veces, faz rir por fora, enquanto por dentro sorvemos as lágrimas.

Cando foron escritos os parágrafos anteriores, Portugal e España non formaban parte da Unión Europea. Hoxe, ó mellor, Otero Pedrado vería na paisaxe uhna continuidade que lle causaría pracer.

"Deu-la-Deu"

Monçao es una pequeña villa portuguesa fronteriza con Galicia, antigua plaza de guerra a orillas del río Miño. Famosos son sus arroces con lamprea y las "queijanas raianas". Unas aguas medicinales han servido a muchos, siendo monumentos nacionales las murallas de la antigua fortaleza, la iglesia "matriz" y el palacio "da Brejoeira".

Cuenta Sant'Anna Dionísio que el rey Dinis, en guerra con Castilla, mandó levantar en 1306 un robusto castillo. Durante las guerras fernandinas la villa sufrió algunos ataques de los "secuaces" de Enrique de Trastámara. Fue uno de esos trances en los que se dio el legendario episodio del levantamiento de un cerco por obra de "Deu-la-Deu", esposa del alcalde Vasco de Abreu. Los sitiados luchaban con extremas privaciones cuando esa mujer tuvo la idea de juntar los últimos puñados de harina y con ellos cocer algunos panes, que envió por encima de las murallas a los sitiadores, acompañados -cide Sant'Anna- de algunas palabras de femenina e irónica gentileza: "si precisais más, decidlo". De esta forma los sitiadores llegaron a la conclusión de que los sitiados tenían víveres para resistir mucho tiempo, abandonando de esta forma su objetivo. 

En la plaza de la villa se encuentra ahora una estatua de la "Deu-la-Deu" (Dios la dio), la figura femenina puesta en pie, con un tamiz, sobre un pedestal, pero inspirada en el mito de las danaides. Si bien estas mujeres fueron condenadas por haber asesinado a sus maridos en la misma noche de bodas (por orden de su padre), consistiendo la condena en verter continuamente agua en un recipiente sin fondo -labor por lo tanto sin fin- ello inspiró al artista de la estatua portuguesa en la medida en que los sitiadores estarían condenados ilimitadamente al sitio sin conseguir nada...


El jabalí de Calidón

Meleagro entrega a Atalanta la piel del jabalí

La mitología griega es tan rica que es inabarcable, porque además los mitos se diversifican en versiones distintas consecuencia de haber sito transmitidos, muchos de ellos, oralmente. Meleagro era hijo del rey de Calidón, que nosotros conocemos como Etolia, más al norte de la península del Peloponeso. Como dicho rey, en unas ofrendas, se olvidó de venerar a la diosa Artemisa, ésta envió a Calidón un feroz jabalí, animal jamás visto por su enormidad para los de su especie, con el fin de que devastase todo el territorio. El jabalí de Calidón es uno de esos animales asociados al inframundo de los griegos, algo así como el infierno de otras culturas. 

La caza del jabalí de Calidón en una cerámica griega
Entonces el rey de Etolia convocó a los más valientes cazadores contra el jabalí, apuntándose argonautas, varios héroes, su propio hijo Meleagro y la cazadora Atalanta, de la que se enamoraría aquel. Algunos de los participantes en la cacería enconaron sus ánimos, pues no aceptaban que una mujer pudiese tener más destreza que ellos (al parecer ciereto machismo también se daba entre los antiguos griegos, que a la postre son los que inventaron estos mitos). Pero lo cierto es que fue precisamente Atalanta la que primero hirió al jabalí, aunque Meleagro terminaría por darle muerte, entregando su piel a la cazadora. En realidad el rey había ofrecido la piel y los colmillos del jabalí a los que le dieran caza y acabasen con los destrozos que ocasionaba en el reino. 

Abajo, un relieve romano donde Meleagro lancea al jabalí de Calidón. Compárese el diverso estilo entre este relieve y el de más abajo.


Meleagro, no obstante, estaba condenado a moir si un tizón de leña se consumía en el fuego, lo que ocurrió tras el episodio de la caceria por decisión de su madre, que no aceptaba aquel hubiese dado muerte a sus tíos (hermanos de la madre) que disputaban el trofeo a la cazadora, no pudiendo Meleagro dar satisfacción a su amor por Atalanta y muriendo.

El arte se ha hecho eco del mito desde los pintores de vasijas en la antigua Grecia hasta el barroco, donde Rubens es quizá el mejor ejemplo. Abajo tenemos el relieve de un sarcófago de época imperial romana donde Meleagro aparece clavando al jabalí. La influencia helenística es evidente (Museos Capitolinos de Roma).


Abajo, un óleo monumental de Nicolás Pousin (1637-38) de 160 por 360 cm., donde la comitiva de cazadores sale en busca del jabalí.


Jacob Jordaens pintó el cuadro de abajo en dos etapas, la primera corresponde a la parte derecha del cuadro, donde aparece el enamorado Meleagro ante Atalanta (1628). La segunda, a la izquierda, donde aparecen varios cazadores. Los dos lienzos se unieron por el centro, lo que se nota viendo el original (Museo del Prado).


Abajo "Atalanta y Meleagro cazando el jabalí de Calidón" (1635-36, de Rubens; M. del Prado).


Abajo la obra de Rubens en la que de nuevo Meleagro lucha con el jabalí, mientras Atalanta, detrás del hijo del rey, se apresta a ayudarle (creo que se encuentra en un museo de Bélgica después de haber sido robado y recuperado).

Paleolítico en Galicia


Hace cincuenta años que se descubrió el primer yacimiento del paleolítico en Galicia en una cueva. Después de las investigaciones que se llevaron a cabo en Cova da Valiña, municipio de Castroverde, se depositaron en el Museo Provincial de Lugo varias azagayas talladas en astas de cérvidos, fragmentos de fósiles de diversas especies animales, como el oso pardo y de las cavernas, el reno y la hiena, el zorro, el jabalí, el caballo y el corzo. A partir de 1987, según informa "La Voz de Galicia", se llevaron a cabo investigaciones arqueológicas, paleontológicas y edafológicas. Como consecuencia de ello se han recuperado un centenar de útiles líticos que se encuentran en el "Museo de Prehistoria e Arqueoloxía de Vilalba", así como fósiles animales.

Se han efectuado dataciones radiométricas con carbono 14 identificándose diversos niveles arqueológicos con antigüedades de 31600 a 34000 años, por lo tanto entre el paleolítico medio y el superior (chaterperroniense), pero según el arrqueólogo Arturo de Lombera, ninguno de los útiles encontrados en Cova da Valiña presenta características inequívocas de la tecnología chatelperroniense, siendo el material con el que están fabricados el cuarzo. El citado arqueólogo apunta la posibilidad de que se trate de la cultura auriñaciense, la más antigua del paleólitico superior. Ciertas piezas, fabricadas con materia orgánica, podrían ser sometidas a la prueba del carbono 14, lo que ayudaría a su datación.

martes, 24 de enero de 2012

Mileto traiciona a Naxos

La isla de Naxos. Mileto en la costa de Jonia
Naxos está en la isla de su nombre y Mileto en la costa occidental de Anatolia, gozando ambas, a principios del siglo V a. de C., de gran prosperidad. Pero antes de esta etapa los milesios habían tenido que llamar a hombres justos de la isla de Paros para que pusiesen orden en su vida pública. En cuanto a Naxos era famosa por su vino y por su mármol verde. Pero no todo era prosperidad: el bajo pueblo se sentía explotado y le levantó, en más de una ocasión, contra los más ricos, especialmente en Naxos, algunos de cuyos dirigentes ya estaban en Susa en poder del rey persa Darío, pues el poderoso estado de los aqueménidas ya había intervenido en la zona.

El gobernador de Mileto, Aristágoras, recibió a los ricos de Naxos expropiados por la plebe, pero no les pudo ofrecer la ayuda militar que pedían: "No me hallo yo, señores, en estado de poderos dar un número de tropas que sea suficiente... Mas no quiero con esto deciros que no piense con todas veras en auxiliaros..., antes bien se me ofrece ahora un medio muy oportuno para serviros con eficacia. Sé que Artafernes es mi buen amigo y favorecedor, y sin duda sabeis quien es Artafernes, hijo de Ilistaspes, hermano carnal de Darío, virrey de toda la marina general de los grandes ejércitos del mar y tierra...". El de Mileto acude a un persa para ayudar a los ricos de Naxos, luego no es tan simple la historia como se ve en algunos librillos, según los cuales griegos y persas fueron encarnizados enemigos: más bien fueron enemigos los griegos pobres de los griegos ricos, y así en todas las sociedades. Obviamente, el imperialismo persa representó dos guerras en las primeras décadas del siglo V a. de C. contra formidables coaliciones griegas, pero la intervención de los reyes persas en los asuntos griegos fue, a veces, a iniciativa de éstos últimos.

Sardes, ciudad lydia desde donde los persas controlaban Jonia
Así se fue Aristágoras a Sardes donde se entrevistó con Artafernes, diciéndole que Naxos, entre otras riquezas, tenía un buen número de esclavos. Le explicó a continuación las ventajas para él de intervenir en Naxos: que se le pagaría con mucho dinero dicha intervención; la otra que podría apoderarse de Naxos, de Paros, de Andros y de las otras islas Cícladas. "Y dando este paso, bien fácil os será acometer desde allí a Eubea, isla grande y rica, nada inferior a la de Chipre, y lo que es más, es fácil de ser tomada". Artafernes contestó que no haría nada sin consultar a Darío.

El rey persa daría el visto bueno para el ataque a Naxos y a toda cuanta agresión fuese posible con la colaboración de Mileto (en realidad de Aristágoras y sus colaboradores) pero una afrenta sufrida por un general persa, a manos de Aristágoras, puso a éste en evidencia, de forma que los mismos persas avisaron a los de Naxos de la traición de su supuesto colaborador. Y esta es una de esas refriegas que van a dar con el levantamiento de las ciudades jonias contra el imperialismo persa, pero ya se ve que no solo por ello, sino por la ambicion, contradicciones y desavenencias entre las mismas ciudades griegas.

La vía romana de Lucus a Lucus Asturum

Un tramo de la calzada
La investigadora Patricia Argüelles Álvarez ha publicado un libro sobre la calzada romana que unía Lugo con Lugo de Llanera, en Asturias, en época romana. Esta vía, según la autora citada, era sobre todo comercial, pues trataba de dar servicio a las esplotaciones de oro de la parte occidental de Asturias y oriental de Galicia. Recorría los actuales municipios de Lugo, Fonsagrada, Grandas de Salime, Allande, Tineo, Salas, Grado, Las Regueras y, por el norte del actual Oviedo, Lugo de Llanera. 

Esta vía se cita en una crónica del siglo VII, así como la existencia de varias mansiones donde repostar, alojarse y luego continuar viaje. Debe tenerse en cuenta que la vía atravesaba parajes muy abruptos, encajados valles y sierras muy próximas entre sí. Los inviernos lluivosos y fríos debieron poner en serias dificultades a los comerciantes, soldados y funcionarios romanos, así como a los indígenas. La conservación actual es, no obstante, muy mala, con unos pocos tramos descubiertos y otros pendientes de estudios arqueológicos.

Perfil topográfico entre Allande y Fonsagrada

lunes, 23 de enero de 2012

La felicidad y la virtud

Una alegoría de la virtud de José Madrazo

Consiste, pues, la verdadera felicidad en la virtud: ¿y qué te aconsejará ésta? Que no juzgues por bien o por malo lo que te sucediere sin virtud o sin culpa, y que después de esto seas inmóvil del bien para el mal, y que en todo lo posible imites a Dios. Y por esta pelea ¿que se te promete? Cosas gandes, iguales a las divinas: a nada serás forzado, de ninguna cosa tendrás necesidad; serás libre, seguro y sin ofensa; ninguna cosa intenetarás en vano; en ninguna hallarás estorbo; todo saldrá conforme a tus deseos; no te sucederá cosa adversa, y ninguna contra tu opinión o contra tu voluntad. ¿Pues qué diremos? ¿Es por ventura la virtud perfecta y divina suficiente para vivir dichosamente? ¿Pues por qué no lo ha de ser? Antes es superabundante, porque ninguna cosa le hace falta al que vive apartado de los deseos de ellas, porque ¿de qué puede necesitar alquel que lo juntó todo en sí? Mas con todo eso, el que camina a la virtud, aunque se haya adelantado mucho, necesita de algún halago de la fortuna, mientras lucha con las cosas humanas, y mientras se desata el lazo de la mortalidad. ¿Pues en qué está la diferencia? En que los unos están asidos, presos y amarrados, y el que se encaminó a lo superior, levantándose más alto, trae la cadena más larga; y aunque no está de todo punto libre, pasa plaza de libre.

El texto precedente puede parecer el de un cristiano, o el de un asceta de cualquier confesión, y al citarse a Dios como aquí se hace y prometerse al virtuoso la gloria eterna: ¿qué se te promete?... cosas... iguales a las divinas: a nada serás forzado, de ninguna cosa tendrás necesidad... parece que se nos está hablando de la gloria eterna. Pues el autor ni es cristiano, porque la doctrina de estos acababa de nacer, ni asceta alguno, pues estuvo rodeado siempre del favor oficial. El texto anterior forma parte de la obra de Séneca "De vita beata" o "Sobre la felicidad", escrita en el siglo I de nuestra era. Ya se ve que hay ideas casi universales, que podemos encontrar en civilizaciones remotas, en oriente y occidente, entre los paganos y entre los creyentes. Solo hace falta pensar, dedicar más tiempo ha conocer la naturaleza humana y menos a hacer el ganso.

Mendicantes en Pontevedra

Sepulcro de Paio Gómez Charino en la iglesia de San Francisco
Muy mendicantes, pero lo cierto es que, aprovechando las malas cosechas y las pestes del siglo XIV, muchos conventos concentraron una gran propiedad de tierra al quedarse con las de los campesinos que no podían pagarles las deudas. La mendicidad seráfica duró poco al parecer. 

Iglesia y antiguo convento de San Francisco
En Pontevedra hubo tres conventos que tienen que ver con la mendicidad monacal en la edad media: el femenino de Santa Clara, el de San Francisco y el de Santo Domingo. El de San Francisco fue construído en la primera mitad del siglo XIV, siendo mecenas los herederos de Paio Gómez Charino, el cual está sepultado en esta iglesia. Los dominicos (a partir de 1330) habían construido su iglesia, pero poco después otra más lujosa de la que nos quedan los cinco ábsides que forman parte del recinto y competencia del Museo Provincial. Se encontraba extramuros, pero muy cerca de la Porta da Vila, donde ahora se encuentra la antigua Casa Consistorial, construida en un estilo ecléctivo por el arquitecto Alejandro Sesmeros.

Las clarisas comenzaron su iglesia en la segunda mitad del siglo XIV, pero es más humilde que las anteriores. Juan Juega Puig (1996) señala que "asistimos, por lo tanto, a una verdadera fiebre constructiva en los conventos mendicantes de Pontevedra durante la segunda mitad del siglo XIV, precisamente en el momento en que las pestes están golpeando a la población con especial virulencia". Donaciones -añade- que gentes que se encuentran amedrentadas por la muerte y que quieren salvar sus almas, vendrían a ser muestra de una religiosidad cambiante, sobre todo en las regiones apartadas de los grandes centros económicos de Europa.

Cabecera de la iglesia de Santa Clara

El Asia de Heródoto

Río Kizilirmak, antiguo Halys, en Anatolia

La península de Anatolia, la alta Mesopotamia, las regiones del Cáucaso, las orientales del mar Caspio (patria de los masagetas), las regiones ocupadas por los escitas (al norte, entre el Caspio y el mar Negro y al oeste de este mar), las regiones de las estribaciones meridionales de los Urales e incluso la cuenca del río Istish, afluente del Obi, de más de 4.000 km. aquél, en Siberia, son las vastas áreas geográficas a las que se refiere el sabio griego del siglo V antes de Cristo, basándose en los testimonios literarios de Homero (s. VIII a. de C.) y en sus viajes y contacto con los escitas.

Mapa que conoció Heródoto

En el mapa de arriba, los montes Zagros se unen arbitrariamente a las montañas del interior de Asia; los Urales aparecen unidos a las mesetas entre el Dniéper, el Don y el Volga; entre los Cárpatos, Alpes y Pirineos no hay discontinuidad; los montes Atlas no están individualizados por cordilleras; el macizo etiópico está desplazado demasiado al norte...

Es imposibe -creo yo- precisar la localización de algunos de los pueblos que cita, así como las regiones a las que se refiere, pues en ocasiones dice ser "boscosas", en otras que media "un desierto", que donde está el viento "bóreas"... y datos por el estilo. De lo que sí podemos estar ciertos es que el río Borístenes es el que conocemos como Dniéper, que desemboca en el mar Negro al noroeste de Crimea. Cerca encuentra Herótodo a los calipidas, a quienes él llama "griegos escitas", no siendo extraño, pues en su época la colonización de las costas del mar Negro por parte de los comerciantes griegos estaba avanzada y se mezclarían con tribus escitas. Al norte de las riberas del Ponto Euxino cita a los alazones, que también aparecen en la Ilíada de Homero como alidados de los troyanos, aunque algunos autores sostienen que su nombre proviene del río Halys (el Kizilismak turco) que desde el oriente de Antolia discurre por el centro y desemboca al norte de dicha península en el mar Negro: pero entonces los alazones estarían al sur y no al norte de los calipidas, justo al otro lado del mar Negro.

Península de Crimea y mar de Azov
A los neuros los sitúa Heródoto al norte de los alazones, que siguiendo la última interpretación que hicimos estarían en la costa meridional póntica. Cita también al río Hispanis al oeste del Borístenes, sin que puedda yo saber a qué río se refiere. Más al norte cita a los andrófagos, que según los mapas de la época estarían en las estribaciones meridionales de los montes Urales, para volver luego al sur y situarnos en el mar de Azov, que en la antigüedad se llamaba laguna Meótide. El río Tanais (el Don) desemboca al noreste de dicho mar de Azoz, y al norte estarían los melanclenos, limitando con otros más al norte aún, llamados budinos, que habitaban una zona boscosa.

Al norte de los budinos habría un desierto, quizá el del oeste del actual Turkmenistán; dice Heródoto "hacia el viento subsolano" (del este) y luego los tissagetas, que eran cazadores. A su lado los yurgas, también cazadores, que viven en bosques, pero todos estos pueblos parecen ser subdivisiones del concepto "escita", pues dice Heródoto que "hacia oriente" están unos escitas apartados y disidentes del conjunto. Las tierras de casi todos estos pueblos las califica de llanas, y así es, pues salvo el interior de Anatolia y el Cáucaso, hay vastas regiones llanas y bajas en torno al Caspio, al mar Negro y al mar de Azov. 

Al pie de unas montañas, dice, hombres calvos (y las mujeres), de narices chatas y barbas, lo que nos indica que estamos en longitudes más orientales: los argipeos. En los montes cercanos vivirían los egípodas, que según hoyó nuestro historiador "duermen un semestre entero como si fuese un día", para añadir, "lo que de todo punto no admito". ¿Un eco de las noches boreales de seis meses? Los isedones, pueblo mítico para nosotros (como quizá otros que cita Heródoto) vivían al norte de los escitas, lo que es poco decir, porque estos se movieron y ocuparon un vasto territorio, pero el historiador añade que en la cuenca del Istish, que es afluente del Obi, en plena Siberia.

Cuenca del Obi, del que es afluente el Irtish