lunes, 29 de abril de 2013

La Cuenca Mirador

Bosque de el Petén guatemalteco ocultando una pirámide

En el interior de Guatemala, entre el trópico y el Ecuador, abundan los bosques de tupidos árboles consecuencia de la humedad. Desde este país hasta la península de Yucatán se desarrolló una de las civilizaciones más ricas de la América precolombina, y los arqueólogos están trabajando en una de las concentraciones de ciudades de mayor interés en la actualidad: Cuenca Mirador. Algunos consideran que aquí está el origen de dicha civilización, que luego se extendería hacia el norte. Lo que sí parece probado es que durante el período que va desde el siglo XII antes de Cristo hasta el II después de Cristo, la vida urbana floreció en la región donde se encuentra la Cuenca Mirador. Pero esta denominación no es solo la de una amplia región del Petén, sino que se extiende hasa el sur de México.

¿Es posible que se extén excavando cincuenta ciudades en esta región? Así lo asegura el arqueólogo Hansen (1), entre las que cita El Mirador, Tinkal, Xulnal, Waká y Nakbe. El citado especialista habla de ciudades de tamaños diversos, que quizá congregasen a una población muy numerosa en su conjunto. Para que esto fuese así tendría que haber abundante comida, sobre todo procedente de la agricultura: frutas, frijoles, calabazas... pero también (según leo en Terrae Antiquae) se alimentaban de perros, pavos y venados.

Las ciudades mayas no constan solo de calles y edificios comunes, sino de templos, pirámides, esculturas en relieve de gran monumentalidad, quizá bajo la influencia olmeca, y las pirámides tienen una función distinta a la de otras civilizaciones: no eran tumbas para los grandes personajes, "son puro relleno de piedras y lodo, son sólidas... el objetivo era religioso, destinadas a ceremonias", señala el arqueólogo Hansen. La influencia olmeca se supone por la utilización de la obsidiana y el jade, piedras extraídas de las montañas de Guatemala. También son importantes las calzadas, lo que nos habla de la comunicación entre unas ciudades y otras y por lo tanto del comercio, con anchuras de entre 40 y 50 metros. Pero no se conocen carros, por lo que debían ser utilizadas solo por los habitantes que cargarían con sus mercancías, así como sobre animales.

¿Y en que consistía la religiosidad? Se sabe que se practicaban sacrificios por influencia azteca, pero entonces ya en época posterior a la citada antes. También puede que los rituales religiosos estuviesen relacionados con juegos de pelota. Hansen dice que las pirámides "estaban relacionadas con los solsticios y los equinoccios. Estaban orientadas para los movimientos del Sol, más que todo en el mes de febrero, cuando tenían que sembrar el maíz...". Como en otras civilizaciones los mayas tenían un dios femenino y otro masculino, además de varios dioses que se vinculaban entre sí: el de la lluvia, el dios pájaro, el dios del maíz... Para Hansen "se quería formar solidaridad con las poblaciones [pues los dioeses eran comunes], para unificar la población en una ideología política, religiosa y económica".

Las ciudades mayas (véase la concentración al norte del Petén)
Las viviendas de los mayas se ampliaban a media que las familias crecían pero también se han encontrado laberintos, baños y mercados. Cada ciudad era independiente entre sí, como las poleis griegas, cada una de las cuales establecía las fórmulas para el control de las aguas estacionales. Los mayas nos han dejado escritos, no se trata de una civilización ágrafa.

La ciudad maya El Mirador llegó a su máximo esplendor en torno al siglo IV antes de Cristo, con edificios de piedra revestida de estucos, obtenidos con piedra caliza y leña. Se quemaban estos materiales y luego se molían hasta conseguir una especie de arena, pero las lluvias exigían una contínua renovación de los estucos. El Mirador se encuentra comunicada por una calzada con Nakbe, descubierta en 1962, la ciudad de las gigantescas estelas que muestran hombres vestindos con un estilo peculiar, jugando a veces a la pelota.

Sabemos mucho en términos absolutos sobre la civilización maya pero sabemos muy poco en términos relativos. Quedan muchos trabajos arqueológicos por hacer, muchas discusiones entre los especialistas, muchos materiales por estudiar. La arqueología comparada dará sus resultados mientras los trabajos continúan en La Cuenca Mirador. 
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(1) Richard Hansen es uno de los máximos especialistas en la civilización maya, de la Universidad de Idaho. Ha trabajado, entre otras regiones, en el Petén de Guatemala.

sábado, 27 de abril de 2013

Religión y enseñanza en España

Desde que el pensamiento liberal, inspirado en la Ilustración, comenzó a mostrar su preocupación por separar las esferas religiosa y política en España, la Iglesia se pertrechó con todas sus armas, dialécticas y de otro tipo, para defender que el adoctrinamiento de los alumnos en la religión católica, apostólica y romana estuviese garantizado. Esto, unido a los privilegios que la Iglesia siempre disfrutó en los países católicos, particularmente en España, fue generando un sentimiento anticlerical que se acrecentó con el tiempo entre ciertas capas de la población. La Iglesia ha tendido a identificar anticlericalismo con antirreligiosidad e incluso con descristianización, pero nada más lejos de la realidad.

Mónica Moreno Seco compara el caso de España con el de otros países mediterráneos: la tercera República francesa separó al Estado de la Iglesia, los templos se entregaron para su administración a organizaciones de laicos y el papa Pío X condenó esta legislación. En Portugal se dio una "guerra religiosa" a partir del establecimiento de la República en la que cuentan la expulsión de los jesuítas y la extinción de las demás órdenes religiosas. Pío X condenó estas medidas y el Gobierno portugués desterró a los obispos de sus diócesis. En Italia el problema se remonta a la "cuestión romana" y a la política de Cavour de "Iglesia libre en un Estado libre". Pero en estos países la Iglesia consiguió recomponer la situación en parte, con el régimen de Mussolin, tras la primera guerra mundial en Francia y con la dictatura salazarista en Portugal. A la Iglesia siempre le han ido mejor las dictaduras, menos las comunistas, que las democracias.

Durante la II República española la pugna entre Estado e Iglesia estuvo desde el primer momento, pues ya algunos artículos de la Constitución de 1931 afectaban a los privilegios de la Iglesia. Pío XI, en este caso, condenó al régimen republicano, mientras que Pío XII y sus seguidores se entendieron muy bien o simplemente bien con el régimen del general Franco. Hoy hay una corriente de opinión que considera anacrónico el debate de las diferencias entre el Estado y la Iglesia, pero ello es debido a que el largo período franquista retrasó las soluciones que en otros países se han arbitrado ya hace mucho tiempo. El mismo régimen salazarista nunca fue confesional juridicamente hablando.

Que la escuela sea laica parece lo más racional en un mundo complejo e intercultural. Pero esto no se admite desde posiciones ultracatólicas, donde una escuela laica dejaría a la Iglesia sin el adoctrinamiento de la infancia y la juventud, en materia religiosa, valiéndose de los centros de enseñanza públicos. Si no existiese disidencia entre la ciudadanía (católicos y no católicos, los que profesan otras religiones, los escépticos, los agnósticos, los ateos...) y todo el mundo fuese obediente a la Iglesia romana, no habría necesidad de planteamientos laicistas; pero es que en el seno de la misma Iglesia, entendida esta como cumunidad de fieles, hay disidencia también: no todos los católicos entienden su pertenencia a la Iglesia de la misma manera, ni todos aceptan la autoridad conferida al papa y a los obispos, etc. En cuestiones morales otro tanto de lo mismo y también en los aspectos sociales.

Si España se identificase con el catolicismo no habría conflicto (entendida España no en su sentido jurídico, sino sociológico) pero la Constitución española de 1931 y la actual de 1978 no aceptan tal postulado. Durante la II República española el enfrentamiento fue tan enconado que el régimen terminó pereciendo, en parte -y Manuel Azaña así lo reconoce en varios escritos- por la formidable oposición de la Iglesia. El problema radica cuando hay quien considera que la religión es un pilar básico del orden social. Puede haberlo sido, pero no tiene por que serlo en la actualidad ni en el futuro. Además, el "orden" social generalmente ha sido injusto, por lo tanto es lícito intentar cambiarlo y derribar aquel pilar que lo sostiene.

El cardenal Segura
Durante la II República española el que la Iglesia estuviese fuera de la enseñanza pública fue cosa de las organizaciones políticas de izquierda, tanto republicanas como socialistas (entendidas estas en su más amplio sentido). El anticlericalismo decimonónico y canalejista encontró ancha vía para desarrollarse y la Iglesia puso en marcha toda una batería de oposición a tales pretensiones: no fue poco su poder, teniendo en cuenta que una parte importante de la población española era católica, la influencia internacional de los papas, los partidos y organizaciones conservadores, los recursos materiales; el ejército español estaba en manos de generales y oficiales católicos y la Iglesia participaba en sus actos, como en las calles de las ciudades con las procesiones, en las inauguraciones de obras públicas, en los Ayuntamientos...

Ya en el año 1929 el papa Pío XI, viendo lo que se avecinaba -no en España, sino en el mundo moderno en general- publicó la encíclica "Divini illius magistri" sobre la educación cristiana de la juventud, pero una educación cristiana desde la óptica católica, aún más, desde la óptica de la jerarquía, porque no valía desde la óptica de otros cristianos no católicos (luteranos, calvinistas, la Iglesia griega...). Poníéndose como representante en la Tierra de Dios -lo que ya es arrogancia- pretende basar la política de la Iglesia sobre esta materia en la frase evangélica "dejad que los niños se acerquen a mí" (Marcos, 10,14).  Y luego cita al apóstol cuando se refiere a que la Iglesia "insiste con ocasión o sin ella, reprende, ruega, exhorta con toda paciencia y doctrina" (2 Tim. 4,2). Asombra la poca prudencia de un papa que, con pretensiones de trascendencia divina, quiere justificar el derecho a la educación religiosa en la enseñanza, sea esta pública o privada. ¿Como no entender la gran eclosión entre la Iglesia y el Estado -no son categorías que se puedan poner en el mismo nivel- cuando la II República española venga con su programa secularizador?

Pretender como hacen algunos autores que hubo "persecución religiosa" de la II República es confundir a determinados colectivos con el régimen citado. El anticlericalismo existía desde el siglo XVIII; las grandes desamortizaciones del siglo XIX ¿fueron "persecución religiosa"? ¿donde está en dichas desamortizaciones oposición a la religión? Se podrá ver oposición a una determinada forma de "propiedad" de bienes económicos, pero no a creencia trascendente alguna. Y otro asunto es el de confundir la política regalista con la practicada por las autoridades republicanas: regalismo practicaron los Reyes Católicos cuando decidieron hacer depender a todos los monasterios benedictinos del de Valladolid a finales del siglo XV; o hacer depender del rey prerrogativas que antes correspondían a la Iglesia, como hicieron los monarcas del siglo XVIII. A la II República española se la puede calificar de laica y de practicar el laicismo, pero no de regalismo, que es un concepto anacrónico en la época. Las autoridades republicanas nunca pretendieron administrar los bienes de la Iglesia, ni nombrar a los obispos, ni regular la vida en los monasterios. Las autoridades republicanas pretendieron -y no lo consiguieron- hacer de España un Estado laico, no confesional, como ya ocurría con los casos de Francia y otros europeos desde hacía tiempo. Dicho esto conviene señalar que la Iglesia española fue regalista en buena medida: estuvo más de acuerdo con depender de la autoridad del rey que del papa de turno.

En lo que se excedieron las autoridades republicanas es en prohibir a las congregaciones religiosas dedicarse a actividad económica alguna, ejercer la docencia, prohibir la compañía de Jesús y otras medidas por el estilo. Esto solo se puede comprender (no justificar) en el momento de exaltación anticlerical que se vívía, si se tiene en cuenta la ocasión que se vio -por parte de algunos sectores de la sociedad- para resarcirse de tanta persecución por parte de la Iglesia durante siglos, de tanta imposición en el orden jurídico y práctico. No debe olvidarse que todas las Constituciones españolas del siglo XIX hicieron de España un estado confesional -con excepción, matizadamente, de la de 1869- confiriendo a la Iglesia prerrogativas en la educaicón (Concordato de 1851), en la colaboración con las autoridades civiles, en la ocupación de los espacios públicos (procesiones y actos religiosos multitudinarios) en la preeminencia a cualquier otro credo, a cualquier otra organización civil. ¿Que sentido tuvo oponerse a la secularización de los cementarios o al divorcio? Querer controlar a una sociedad en exclusiva, como se hacía y se hizo con la confesión, pretendido sacramento que otras Iglesias niegan.

En la II República española se juntaron muchos anhelos y muchas medidas tomadas en poco tiempo, cuando la Iglesia en España no estaba dispuesta, ni preparada, para un envite como el que se vivió. La Iglesia contó con el apoyo del papado, de una parte de la sociedad, de sectores económicos poderosos (y así fue vista asociada a ellos) de muchas autoridades de ideología conservadora; la Iglesia siguió conservando sus templos y edificios religiosos, su patrimonio, influencia social. Pretender restar influencia a la Iglesia en la educación de la infancia y la juventud fue letal para la II República, que a la postre se ahogaría en la sangre provocada por los fusiles y en sus propias contradicciones. 

viernes, 26 de abril de 2013

Las víctimas del agente E. 8.005

Julián Zugazagoitia, a la derecha, junto a F. de los Ríos
En medio de un apretado caserío se encuentra hoy la prisión de La Santé, en París. Tiene la misma forma que otras en distintos países, con varios cuerpos que convergen en uno central, de planta circular. Construida sobre el solar de un antiguo convento y una casa de salud aún anterior, cuando Francia fue ocupada por el ejército nazi fueron encarcelados aquí exiliados españoles que habían elegido Francia para huir de la represión franquista, entre ellos el que había sido presidente de la Generalitat de Cataluña, Lluis Companys. De allí le le sacó el agente E. 8.005 de acuerdo con las autoridades alemanas para entregarlo en Irún a las autoridades franquistas. Poco después y sin garantías jurídicas, Companys fue fusilado sin piedad alguna. No había cometido crimen alguno. 

Otros destacados españoles que se refugiaron en Francia tras la guerra en 1939, sin saber que dicho país iba a ser ocupado por el ejército alemán, fueron el socialista Julián Zugazagoitia, Mariano Ansó, Juan Morata, Josep Tarradellas y Manuel Portela Valladares. No fueron los únicos aunque la notoriedad de otros fuese menor. Zugazagoitia fue detenido en París por el agente franquista E. 8.005, que había sido policía en España durante la II República y luego sirvió con toda la saña al régimen de Franco. Tampoco Zugazagoitia había cometido crimen alguno, pero sería fusilado en España en cuanto fue entregado por el agente E...

Portela Valladares, hombre templado donde los haya, fue apresado también en Francia con la colaboración del agente español, pero la solicitud de los franquistas de que fuese extraditado a España no fue atendida. Vivía exiliado en Bandol, pequeña localidad provenzal cercana a Marsella.

Este afán por perseguir y  apresar exiliados, fusilarlos sin garantías y sin que consten crímenes en su contra, ha sido una constante durante el primer franquismo, pero también con posterioridad, aunque con menos éxito. Al fin y al cabo las potencias fascistas habían sido vencidas de forma definitiva en 1945 y Franco tuvo que contentarse con el aislamiento a que fue sometido su régimen por algunos años. Los españoles seguirían aislados mucho más tiempo.

¿Quien fue el agente E. 8.005? Su identidad corresponde, como se supo pronto, a Pedro Urraca Rendueles, muerto en 1989, ya anciano, pero oculto a la opinión pública, secretos sus papeles para los investigadores y protegido por el régimen de Franco y luego por la legislación que obliga a no abrir los archivos para su estudio hasta transcurridos venticinco años desde el fallecimiento del potencial investigado. Este plazo está a punto de cumplirse, pero mientras tanto solo mediante la documentación existente en Francia, ha sido posible saber sobre sus correrías y vilezas. 

Las autoridades franquistas no se contentaron con llenar de cadáveres las cunetas (los republicanos exaltados también lo hicieron pero no las autoridades de la II República). Los criminales que ganaron la guerra civil en 1939 establecieron un sistema de persecución de exiliados, ya durante la guerra pero más todavía una vez acabada esta y cuando la amistad con Hitler y Mussolini brindaba ahondar más en el crimen y la persecución. El agente E. 8.005 fue condenado a muerte en Francia en 1948 pero consiguió huir a España y aquí fue tratado, al parecer, a cuerpo de rey, hasta el punto de que trabajó en la embajada de España en París cuando las relaciones entre España y Francia fueron normalizadas. Además, en el país vecino había sido amnistiado en 1953. 

Hoy se sabe que las ciudades de Toulouse, Perpiñán y Marsella fueron centros desde donde se dirigió la persecución y apresamiento de exiliados españoles a partir de 1939. El agente E. 8.005, mientras vivió en París, se quedó con un piso de una familia judía apresada por los nazis: sin escrúpulos, acostumbrado como estaba a la delación, a la persecución, a la colaboración con el crimen. Uno de los objetivos de la red en la que participó Urraca Rendueles fue evitar que los exiliados españoles en Francia pudiesen pasar a México, donde las autoridades eran contrarias al régimen de Franco y no extraditaron nunca a ningún español por razones políticas. 

El historiador Josep Benet ha estudiado, hasta donde ha podido, las "peripecias" de este siniestro personaje y en algún lugar leí que una tesis doctoral está inédita pero preparada para salir a la luz sobre la represión de los exiliados españoles en Francia (su autor es Guixé Corominas). Las características de la transición española a la democracia durante los últimos años setenta y ochenta del pasado siglo, entre las que está la vigilancia de viejos militares que habían participado en la guerra civil, ha hecho que las autoridades españolas no hayan puesto el interés que merece el que se descubran los crímenes cometidos en aquella época, tan negra y feroz como Pedro Urraca Rendueles, el agente E. 8.005.

El frente de la sierra de Espadán

Rocas peladas de la sierra del Espadán
En la provincia de Castellón, su paisaje es lo más mediterráneo que imaginarse pueda, con sus alcornoques y los cercanos ríos Mijares y Palancia discurriendo por entre relieves en parte pelados. De las diversas estribaciones del Sistema Ibérico se trata de una de las más orientales, con sus discontinuidades y elevaciones moderadas. Durante la guerra civil española de 1936 aquí se estableció un frente que ha sido bien estudiado.

Por entre las angosturas discurre un rio que, según su curso, recibe diversos nombres:  Sonella, Sec, Anna y Veo, casi seco en verano y formando torrentes en el otoño. El clima mediterráneo y el suelo han permitido la explotación de olivos y alcornoques. No era muy distinto el paisaje cuando en 1938 los bandos contendientes quedaron enfrentados en la sierra de Espadán. Los republicanos eran más bien guerrilleros, mientras que el ejército profesional sublevado trataba de zafarse de la línea XYZ o línea Matallana, llevada a cabo durante el mando del general Manuel Matallana. Se trató de una serie de fortificaciones hechas durante el año citado, situadas al norte de la ciudad de Valencia y para defenderla de la presión rebelde.

Ya el ejército de Franco había llegado a Vinaroz, quedando dividido en dos el territorio bajo control republicano: al norte, Cataluña, y al sur desde el centro hasta el sudeste de la península. Mientras tanto, a un lado y otro del frente de Espadán bullían los espías, los agentes de uno y otro ejército y las escaramuzas. En Tales se encontraba el Cuartel General de la 108 División, que abandonaría el lugar a comienzos de 1939 y, cuando finalizó la guerra, en la sierrra de Espadán siguieron actuando los guerrilleros que no se querían sometar a las nuevas autoridades. Algo parecido a lo que ocurrió en las montañas orientales de Galicia, en las occidentales de León y en el sur de Asturias, así como en otras partes de España, generalmente montañosas.

Tales, cerca de Onda
Fue uno más de entre otros muchos frentes que se estabilizaron durante más o menos tiempo y que jalonan los hechos heroicos y terribles de la guerra civil española. Su estudio ha merecido la atención de Huguet Lecha, J. M. Fortanet e historiadores más conocidos como Paul Preston y Hugh Thomas. Convertida la sierra hoy en parque natural, la belleza de su paisaje, la quietud de sus pueblos, la recuperación de los mismos, poco o nada hacen evocar las luchas que entre las escabrosidades del terreno tuvieron lugar entre 1938 y 1939.

Alcudia de Veo, Algimia de Almonacid (topónimos árabes) junto con Chóvar, Eslinda, Matet, Tales, Torralba del Pinar, Suras y otros, son pueblos cercanos, en los que quizá no viva ya nadie que recuerde -o que haya vivido- los horrores de aquella guerra.

(Ver:   http://mayores.uji.es/blogs/antrop/2011/12/01/los-diez-dias-de-asedio-durante-la-guerra-civil-en-la-poblacion-de-onda/ ).

   



domingo, 21 de abril de 2013

¿Existió un reino de Asturias?

Una posible extensión de la Gallaecia antigua

Si bien es cierto que las fuentes nunca hablan de un reino de Asturias, sino que tal denominación es historiográfica, también es verdad que de acuerdo con la documentación estudiada por muchos historiadores, una monarquía debilisima que tuvo su continuidad con no pocas dificultades, sí que se formó, en el siglo VIII, en las estribaciones septentrionales de la cordillera Cantábrica en torno a Cangas de Onís y las comarcas de la cuenca minera actual, entre Oviedo, Gijón, Mieres... Los reyes "asturianos" nunca se llamaron a sí mismos reyes de Asturias, pero sí debieron de tener conciencia del papel histórico que les correspondía desempeñar ante la invasión musulmana y la necesidad de reorganizar el territorio en sus manos (nobleza goda del norte, campesinos, clero y cristianos huídos desde el sur). La prueba de que el "centro" de esa monarquía está en lo que hoy conocemos como Asturias es que las oleadas repobladoras se fueron produciendo más tarde en dirección a Lucus, la actual provincia de Santander, las montañas leonesas, los valles del Miño y del Sil, Valpuesta (aunque el documento de su repoblación es considerado falso por Sánchez Albornoz) y otros territorios mucho antes de llegar al valle del Duero.

La nobleza galaica, por ejemplo, fue renuente e incluso se resistió a perder su autonomía (en realidad sus privilegios) en favor de un Estado centralizado en Asturias y en torno a los herederos más o menos claros de Pelayo, entre los cuales, por cierto, hubo defecciones, rivalidades y discontinuidades. Si no existe en las fuentes documentación alguna que hable de "reino de Asturias", tampoco existe documentación que hable de "reino de Galicia" u otras denominaciónes (el primer "reino de Galicia" lo encontramos en el siglo X, mucho después del reinado de Alfonso I y sus sucesores más próximos). Además, en la época la palabra reino no significaba, necesariamente, que al frente de un territorio hubiese un rey con instituciones más o menos complementarias. "Reinos" fueron los de Sevilla, Jaén, Murcia, Toledo... como consecuencia de la tradición que quedó de la división en taifas en varios peíodos históricos de la ocupación musulmana.

Enrique Flórez, en su "España Sagrada" de finales del siglo XVIII, constata una fuente en la que se habla del rey Alfonso II (832) como "rey de la Gallaecia", pero lo cierto es que la primitiva corte del rey no estuvo en ningún punto de la Galicia actual, sino en el centro de la Asutrias actual. Es lógico que la fuente citada por Flórez hable de Gallaecia porque esta antigua provincia romana abarcaba un territorio muy superior a la actual Galicia, como es sabido, pero ello no autoriza a hablar, para fecha tan temprana, de un reino de Galicia. Como el rey Alfonso II es el que estuvo interesado en dar crédito al supuesto hallazgo de la tumba del apóstol Santiago el Mayor, y mandó construir una primitiva iglesita donde ahora está la catedral compostelana, ello debió de contribuir a los vínculos de la monarquía con los territorios más occidentales de la antigua Gallaecia, aunque la corte estuviese en Asturias trasmontana.

Cuando el fenómeno de las peregrinaciones esté en una de sus varias cumbres (el siglo XI) y se dé comienzo a la construcción de la actual catedral románica, ya las cosas estarán tan cambiadas que no tiene sentido discutir si la centralidad de dicho reino está en Oviedo, León o en Santiago. Más tarde, durante los reinados de Fernando II y de Alfonso IX, cuando Asturias-Galicia-León están separadas de Castilla, dichos reyes residirán con sus cortes en Ribadavia y algunas otras villas de Galicia, cobrando la nobleza de esta tierra un protagonismo que no había tenido antes. Pero el protagonismo de la nobleza no quiere decir que se pueda hablar de "reino de Galicia", en este momento, como no se puede hablar de "reino de Asturias". Las fuentes, ya entonces, empiezan a hablar del reino de León, y de hecho la extremadura leonesa serán las actuales provincias de Salamanca, Cáceres y Badajoz, dicho sea esto de forma aproximada.

También podemos decir de un condado llamado Castilla que luego pasaría a ser reino, sobre todo cuando dicho condado cuente con reyes distintos de los leoneses. La discusión -que apasiona a algunos- sobre si existió un reino de Asturias o no tiene poco sentido, pues si bien es cierto que las fuentes no hablan de él, en la Asturias que hoy conocemos como tal comenzó la construcción del entramado institucional de un reino, le llamemos como le llamemos.

sábado, 20 de abril de 2013

Batalla en el lago Mosso

El lago Mosso
Aarthus es una ciudad danesa que se encuentra al nordeste del país, en la penínsulsa de Jutlandia y su antigüedad es notoria. Unos 33 kilómetros en dirección suroeste conducen al lado Mosso, uno de los muchos que hay en Dinamarca, en cuyas orillas tuvo lugar, en el siglo I de nuestra era, una batalla en la que se enfrentaron dos grupos germánicos hostiles.

Las zonas que rodean al lago Mosso, rodeado de acantilados y edificios, hay ciénagas donde ahora se han econtrado muestras de la batalla, en la que los soldados germánicos demostraron la misma crueldad que en otras ocasiones, así como los ejércitos romanos actuaron muchas veces también de la misma manera. Según Caso de los Cobos arqueólogos daneses que han estado trabajando en la zona, analizan los restos de cuarenta individuos "cuyos cuerpos fueron cortados en pedazos y aparentemente arrojados a las aguas poco profundas del lago Mosso (el más grande de Dinamarca) después de una batalla que tuvo lugar entre rivales germanos".

Los restos "son todos de hombres jóvenes", dice el arqueólogo de la Universidad de Aarthus, Mads Holst (sigo a Caso de los Cobos). "Hay una gran cantidad de heridas con armas en ellos y ninguna fue curada. Algunos habían muerto ya cuando fueron arrojados al lago, y podemos ver que hubo animales royendo los huesos. Una de las cosas que estamos investigando ahora es si todos murieron de heridas de guerra o fueron ejecutados después de la batalla. Tenemos la sospecha de que fueron ambas cosas". 

La zona es una turbera donde los huesos se han conservado bien y ya entre los años cincuenta y sesenta del pasado siglo los arqueólogos encontraron una gran concentración de huesos humanos "preservados por debajo del nivel freático, pero Holst dijo que los científicos ignoraron el hallazgo en un primer momento debido a un descubrimiento espectacular cercado de un enorme depósito de armas roamanas". Estas datan del tránsito entre el siglo II y el III después de Cristo y también han aparecido armas que parecen ser de invasores escandinavos.

La región de Aarthus y el lago Mosso
Los merodeos del ejército romano por estas latitudes están bien documentados para la batalla de la selva de Teotoburgo, cerca de la ciudad alemana de Osnabrük, al noroeste del país, por lo tanto no cerca (para la época) de donde se libró la batalla del lago Mosso. En Teotoburgo el gobernador romano Varo fue derrotado en toda regla por los germanos queruscos y su caudillo Arminio. Germanos entre sí, romanos contra pueblos indígenas, así se ha venido sucediendo la historia militar y política de la dominación de Roma por buena parte de Europa, que en la Germania antigua nunca fue duradera ni segura.

viernes, 19 de abril de 2013

"O bosquexo do mundo"

Parte superior de la fachada del Museo de Arte Contemporáneo de Vigo

Este es el título de una exposición que está ahora (desde el 19 de abril hasta el 15 de septiembre) en el Museo de Arte Contemporáneo de Vigo. Como  dice la página del Museo, se ofrece la posiblidad de una visita a las formas y a los talleres de los artistas.

Entre estos artistas está Marta Bran, especializada en fotografía, video y lienzos; Berta Cáccamo con sus "pinceladas": en los primeros años de estudiante -dice la propia autora- me producía vértigo pensar en llegar a ser pintora y aún más en ser artista... Es muy interesante esta diferenciación entre "ser pintora" y "ser artista", porque no todos los pintores lo son, como no todos los actores puden considerarse artistas, ni todos los dramaturgos, ni todos los arquitectos. Quizá lo que defina al arte sea que permanece, la obra que define a una época, inicia un estilo y condiciona el porvenir. El mundo del arte está lleno de sugerencias, propuestas, pero muchas de estas propuestas quedan pronto en el olvido. Las obras de arte serían, pues, aquellas que la posteridad reconoce como tales, no las demás. Muchas de las que en esta exposición vemos ¿son arte? El tiempo lo dirá, la crítica, el público... Mientras tanto ahí están, ofreciéndonos formas y sugerencias de muy variada naturaleza, algunas de una plasticidad extraordinaria, originalísimas.

Otro es Bosto Caride, con sus estructuras y sus "paisajes construídos"; Rosendo Cid, Tamara Feijoo, Beatriz Lobo, Juan Loeck, Rut Massó y hay más. A mí me gusta la obra de Ignacio Pérez-Jofre, que pinta bolsas de plástico, dibujos abocetados, cuadros con flores... En alguna ocasión quizá se haya inspirado en la obra de Andy Warhol con sus "Latas de sopas Campbell". Véase, si no, su serie "Enfermedad", donde están pintados tubos de pomadas, cajas de medicinas, etc. 

sábado, 13 de abril de 2013

Un familiar de Marx en Vilagarcía de Arousa

Al otro lado del edificio balneario se encontraba la fonda
Susana Luaña ha publicado en "La Voz de Galicia" una curiosa noticia según la cual "un pariente del filósofo alemán hizo su vida en la capital arousana a principios del siglo XX". 

En el cementario inglés de Rubiáns han sido enterradas diecisiete personas, tres de ellas civiles, uno de ellos el ingeniero de minas Charles Lessner, ahijado de Carlos Marx. Hospedado en una pensión de Vilagarcía, terminó casándose con la hija del propietario. Lessner había nacido en Londres en 1879 y de joven se fue a África para trabajar en una empresa minera. A principios del siglo XX llegó a Galicia para dirigir la explotación de las minas en las que se extraía estaño para enviar, sobre todo, a Inglaterra.

Frente al balneario de la playa de Compostela se encontraba la fonda donde se hospedó y donde conoció a quien sería su esposa, Josefina Porto Formoso. Parece ser que un sobrino nieto suyo, Juan Carlos Porto, ha recopilado algunos datos sobre la vida del inglés. En una de las visitas de Marx a Londres (allí está enterrado) conoció a Friedrich Lessner, padre del ingeniero que nos ocupa, y de ahí viene el apadrinamiento. Friedrich tenía una sastrería y era miembro de la Liga de los Comunistas, participando en la revolución de 1848 en Alemania, donde había nacido. Apresado y condenado a prisión, cuando fue puesto en libertad se marchó a Londres, que entonces era, en efecto, un remanso de libertad en medio del convulso continente (aunque los conflictos sociales en Inglaterra no faltaron). Parece que participó en la I Asociación Internacional de Trabajadores, fundada en Londres en 1864, y se adscribió a la corriente marxista de la misma, en oposición a los anarquistas de Bakunin. Parece que las necesidades que Marx pasó en Londres fueron aliviadas no pocas veces por Lessner padre, pero no es segura la paternidad del sastre respecto del ingeniero vilagarciano.

Quizá futuras investigaciones sobre este personaje, Charles Lessner, arrojen luz sobre la extensión de las ideas socialistas en Galicia, así como las relaciones de Lessner con los socialistas en las Rías Baixas, pero lo que parece claro es que fue el supuesto padre el marxista, no así el hijo y ahijado de Marx, a quien se conoce solo por el rastro dejado al casarse con la hija de un hospedero vilagarciano.



El monasterio de San Jerónimo en Sevilla


Fundado a principios del siglo XV, durante la segunda mitad del XVI se imprimieron en él parte de las bulas de la "Santa Cruzada" a Indias. Fray Diego Martínez de Medina fue su fundador, perteneciente a una familia con posibles, pues su padre era contador mayor del rey Juan II de Castilla. Después de estar en el monasterio de Guadalupe y de fundar el monasterio de San Jerónimo en Sevilla lo incorporó a la obediencia del de Lupiana, sede central de los monjes jerónimos. Hoy se conserva parte de un claustro y el resto está en ruinas.

El estilo del claustro es renacentista y lo que todavía se puede ver denota la gran riqueza que estuvo en manos de este monasterio. Ello hizo que los reyes se hospedasen en él, como es el caso de Isabel I de Castilla y Fernando el Católico, varios de la casa de Austria y Felipe V. El claustro tiene dos plantas, con columnas dóricas en el inferior y jónicas en el superior. A un lado del claustro hay un edificio acondicionado como centro cívico, lo que quizá contribuya a la restauración de las partes que todavía pueden ser salvadas, aunque como algunos publicistas de esta obra ya han apuntado, no guarda relación alguna con la fábrica renacentista y afea el conjunto. Hoy es propiedad municipal, pero no parece haberse hecho nada por recuperar este claustro y alguna otra dependencia.

La bóveda de la planta baja del claustro está decorada con personajes en las claves y con querubines. Alrededor de este claustro estaban las celdas de los monjes, la iglesia y su sacristía, un refectorio y otro claustro, pero hoy ya no se pueden ver poque se han perdido como consecuencia del abandono.


viernes, 12 de abril de 2013

Vigo en la colección Thyssen

Bario de El Berbés en Vigo, obra de Juan Martínez Abades


Los pescadores tenían que complementar su economía con el trabajo agrícola, por lo que acudían a las playas de El Berbés, el barrio marinero de Vigo por excelencia (antes de que se le uniese en 1904 el concejo de Bouzas) y recoger algas para fertilizar la tierra. El autor de esta obra nació en 1862 en Gijón y cultivó también la música, mientras que en pintura su obra está llena de escenas marineras con un estilo muy realista. Juan Martínez Abades estudió en el Instituto Jovellanos y luego tuvo una intensa actividad artística y social, sobre todo en Madrid, bien relacionado con otros pintores.

 

La obra de arriba es de 1892 y forma parte de la colección Thyssen. Destaca la presencia de mujeres, que realizaban estas labores mientras los hombres salían a la mar o trabajaban en otras actividades; con una atmosfera nubosa, como es habitual durante muchos meses del año en la Galicia litoral. Algunas casas, sobre todo las de los soportales, se conservan hoy, más o menos restauradas, pero el barrio está totalmente transformado ya desde finales del siglo XIX con la construcción de un muelle. El cuadro mide 40 por 76 cm.



Absolutistas contra el clero


La idea de que el clero fue presa del liberalismo está tan extendida, y en parte así es, pues dicho clero lo combatió con saña, que se ha dejado en el olvido, en ocasiones, que también las autoridades absolutistas reprimieron al clero en numerosas ocasiones. Dejando atrás a todo aquel que disintiese de la ortodoxia, desde los tiempos de las inquisiciones papal y española, pasando por el clero que fuese acusado de "jansenista" y otros calificativos genéricos, llegamos al siglo XIX y, en España, tras la guerra de 1808, fueron cientos los procesos criminales -señala Barrio Gozalo- que se entablaron a clérigos acusados de afrancesados, y también se han consultado muchos memoriales de los clérigos que dirigieron peticiones al rey José pidiendo un beneficio por los servicios prestados.

(Incompleto)


viernes, 5 de abril de 2013

Un dominico simpático

Escribir un poema en el que todas las palabras empiecen por la letra P ya es empeño difícil. Se le ocurrió a Jean-Leo Placentius quizá en su Saint Truiden natal, localidad de la provincia de Limburgo, en el norte de Bélgica (en realidad Flandes) entidad administrativa que ha tenido que repartirse entre el citado Limburgo, la provincia de Lieja y los Países Bajos. Como en casi todo el territorio de estos dos países, la llanura es dominante, encontrándose Limburgo a una altura inferior a los 100 metros sobre el nivel del mar, camino de las Ardenas. El clima oceánico penetra hasta esta región, pues la exposición al mar no se encuentra estorbada por alturas de ningún tipo.

En un ambiente agitado por las aspiraciones independentistas de las Provincias Unidas y por la relativa lealtad de los católicos belgas, vivió su juventud Jean-Leo Placentius, pues naciendo quizá en 1500, le tocaría vivir algunas de las borrascas de la gran reforma religiosa europea del siglo XVI. Su obra "Pugna porcorum" fue publicada en 1530 en Amberes, pocos años después de que Lutero hubiese desencadenado la primera embestida contra el catolicismo. La vida de Placentius no fue larga, aunque tampoco corta para la época, pues murió en 1550, después de haberse interesado por diversos aspectos de la historia de la Iglesia y haber escrito comedias, en lo que demuestra que tenía la mente abierta a muchas experiencias. 

Estudió teología en Lovaina y aquí es donde escribió "Pugna porcorum" en latín: en realidad las rivalidades entre los porci y los porcelli (las clases pudientes y las humildes respectivamente). Lo cierto es que en Lovaina existía un colegio dependiente de su Universidad con el nombre de Paedagogium Porci (escuela para hijos de los ricos). Placentius, cuando publicó su poema, no dio su nombre a conocer. 

De 1681 es una edición del "Pugna porcorum" donse se dice que la impresión se realizó en un lugar no existente y bajo los auspicios de los Reyes Magos de oriente, lo que constituye una burla digna de Placentius, aunque este ya había muerto hacía más de un siglo, pero debió tener seguidores y admiradores, pues le imitaron en la forma de publicitar la obra. También se publicó junto a una obra cuyo título es "Nugae venales" y luego la frase que aquí pongo en castellano: "Se vende en casa de Nadie y sin embargo en Todas Partes".

miércoles, 3 de abril de 2013

Un retablo en Arteixo

Muerte de la virgen María, de José Ferreiro
Seguramente muchas de las tallas que se atribuyen a José Ferreiro en las iglesias de Galicia no son de él (su obra es muy irregular) pero la que tenemos aquí si lo es y muestra el gusto que existía en el país, en materia de escultura religiosa, durante el siglo XVIII. Nacido en Noia en 1738, las ideas ilustradas no habían hecho más que empezar de la mano de Feijóo, pero Ferreiro tuvo la fortuna de que su padre fuese ecultor (sin fama) y ello le llevó a elegir esta profesión.

Instalado todavía niño en Santiago de Compostela, trabajó en el taller de José Gambino, unos veinte años mayor que él pero muy "reputado", como ya se le conocía en la época. La imaginería estaba en un momento de gran aceptación popular, dando ocasión a un barroco compostelano que se va a prolongar hasta el siglo XIX (véase http://josegambino.com/). Según Otero Túñez -a quien cita López Vázquez- la entrada de Ferreiro en el taller de Gambino le hará evolucionar hacia un "mayor sentido plástico". El ejemplo de la "muerte de la virgen María" es una muestra evidente de esto: el movimiento de las vestiduras, la delicadeza de los pliegues, el detalle de los rostos, las diversas actitudes, la tendencia a un realismo no exento de teatralidad...

Ahora el Ayuntamiento de Arteixo (A Coruña) ha empezado a considerar la posibilidad de restaurar el retablo del que forma parte esta obra, en la iglesia parroquial de Santa María de Loureda. En el proyecto parece encontrarse el Decano de la Facultad de Geografía e Historia de la Universidad compostelana, Juan Monterroso. Por su parte el profesor de la Escuela de Arquitectura de A Coruña, José Ramón Saraluce, ha publicado un libro sobre la arquitectura románica del municipio.

La obra de José Ferreiro, que inlcuye un retablo en la iglesia de San Julián de Samos (monasterio), así como el "Cristo do Desencravo" en Santo Domingo de Bonaval (Santiago de Compostela), discurre desde la etapa en que trabaja con Gambino (Cristos en madera) hasta las obras de influencia italiana (Santa Escolástica en San Martín Pinario, Santiago) y, ya a finales del siglo XVIII, los retablos como el de San Miguel de Castro (A Estrada, Pontevedra) o el "San Bernardo" de San Martín Pinario. Luego se retiraría, ya en el siglo XIX, a Hermisende, en el extremo noroccidental de la provincia de Zamora y muy cerca de la frontera portuguesa, en la comarca de la alta Sanabria, donde todavía se conservan formas dialectales en el habla de sus habitantes que revelan la antigua pertenencia de estas tierras al vecino Portugal, así como la influencia del gallego más oriental. 

Las visiones celestiales, el rico colorido de las policromías, el dramatismo de las escenas, características de la obra de José Ferreiro, se apagaron aquí, pero su legado se extiende por muchos puntos de la geografía gallega, y es curioso que desde su Noia natal, pasando por Arteixo (en el extremo noroccidental de Galicia) y Hermisende, se forma un espacio que abarca a lo más amplio de Galicia.

martes, 2 de abril de 2013

¿Fue anterior la agricultura en el Negev?

Puerta sur de Advat, de época grecolatina
¿Puede un desierto haber sido lugar apto para la práctica de la agricultura? Hoy -se dice en Terrae Antiquae- se piensa que los habitantes del desierto no practicaron la agricultura antes del siglo I después de Cristo. Con anterioridad vivían de la ganadería. Pero investigaciones recientes, en las que ha participado el arqueólogo Hendrik Bruins, señalan que las comunidades que vivieron en las tierras altas del Negev practicaron la agricultura ya en torno al año 5000 antes de Cristo, por lo tanto sería una de las zonas más tempranas en dicha actividad económica. 

"Mediante el uso de muros de piedra para canalizar y recoger las augas, los antiguos agricultores utilizaban la mayoría de las escasas lluvias para los cultivos en el desierto. Estas técnicas se siguen utilizando hoy en día", como es el caso de un campo en las afueras de la antigua ciudad de Avdat, en Israel. 

Las conclusiones de Hendrik Bruins se basan en dataciones mediante radiocarbono de huesos y materiales orgánicos de diferentes capas del suelo en un campo antiguo al sur de Israel. El arqueólogo midió la proporción de isótopos de carbono, la cual cambia cuando los isótopos de carbono-14 radiactivo se degradan con el tiempo. Dentro del suelo encontró evidencias de cultivos en el pasado, incluyendo estiércol animal y material orgánico carbonizado (¿restos de comida quemados?), los cuales han sido utilizados como fertilizantes en todo el mundo durante miles de años.

En la zona vivieron los nabateos, los cuales cultivaron vides en Avdat, que se encuentra en el desierto del Negev (hoy está declarada Patrimonio de la humanidad por la UNESCO). Se encuentra en una de las rutas comerciales que comunicaban Arabia con Siria, pero esto ya entre los últimos siglos antes de Cristo y los primeros de nuestra era. Aquí encontró Bruins una antigua presa de vino y ha descubierto tres capas distintas de tierra que indican que el campo había sido cultivado, correspondiéndose a momentos muy distintos y distantes en el tiempo: de 5000 a 4500 antes de Cristo; de 1600 a 950 antes de Cristo y del siglo VII al X después de Cristo. Los primeros agricultores de la zona fabricaron herramientas de piedra que han ido apareciendo en las diversas campañas arqueológicas. "Hay amplias evidencias de una antigua agricultura de regadío en el sur del Levante, en forma de muros de piedra a través y a lo largo de los wadis, pero al mismo tiempo hay una gran cantidad de literatura sobre los períodos probables del pasado al que pertenecen", ha señalado el investigador Barker, de la Universidad de Cambridge.

Los múltiples estudios que se han venido realizando sobre los orígenes de la agricultura, sobre el neolítico y las primeras comunidades sedentarizadas (es posible que algunos grupos practicasen una agricultura muy rudimentaria incluso antes de sedentarizarse), se completan ahora con estas nuevas aportaciones en la zona citada del desierto del Negev. Palestina, Anatolia, la alta Mesopotamia; más tarde el valle del Nilo y la península de los Balcanes; fuera de estas regiones en los altiplanos mexicanos y en los valles de los ríos Indo y Hoang Ho; lo que está ahora sobre la mesa es si siempre tuvo que haber abundante agua, ríos de por medio, o el hombre se las ingenió para aprovechar la poca agua estacional de la lluvia mediante muros de piedra para canalizar las aguas, también fue posible "forzar" a la tierra a dar sus primeros frutos.
(A la izquierda, Avdat en una de las rutas del desierto).

lunes, 1 de abril de 2013

¿El primer vino de la antigua Grecia?

Localización del yacimiento

Al nordeste de la actual Grecia, muy cerca de Filipos, se encuentra el yacimiento de Kikili Tash, donde se han excavado restos de viviendas de entre mediados del VII milenio hasta el siglo XII antes de Cristo. En una de las casas, datada en la segunda mitad del V milenio, se han encontrado uvas prensadas y carbonizadas, lo que demuestra el cultivo de la vid tempranamente. Si la práctica de la agricultura se puede remontar en Palestina, alta Mesopotamia y algunas regiones de Anatolia a diez mil años atrás, el yacimiento de Kikili Tash vendría a arrojar nueva luz sobre la agricultura en el Mediterráneo oriental, pues en aquellas regiones de Asia están documentados cereales y algunas leguminosas, pero no vides (hasta bastante más tarde). 

Una serie de investigadores franceses y griegos han trabajado en el yacimiento, entre ellos los doctores Haido Koukluli y Pascal Darque. Tambien han aparecido ollas cerca de las uvas carbonizadas. Otro de los problemas a despejar es la forma en que se trabajaban las vides, en lo que ha colaborado la experta Tania Valamoti.

Algunas respuestas todavía no están dadas según Caso de los Cobos, que ha publicado la noticia en Terrae Antiquae: ¿estaban prensadas las uvas? ¿por que han aparecido carbonizadas? "Las semillas, así como las cantidades que han sido halladas indican que la destrucción de la 'casa 1' (donde han aparecido las uvas) tuvo lugar en otoño, durante el período en que la cosecha había sido almacenada para el invierno siguiente", se dice en la información citada. 

Vasijas neolíticas de Dikili Tash

El "Solitario de Alicante"


La obra colectiva "Historia de la propiedad en España. Siglos XV-XX" tiene un interés extraordinario, pues además de abordar las diversas concepciones que sobre la propiedad ha habido, por fuerza se estudian otros aspectos de la historia económica y social. El capítulo de la propiedad eclesiástica en el Antiguo Régimen es objeto de estudio por Maximiliano Barrio, experimentado en estas materias como en la historia eclesiástica. El presente artículo está basado en la obra de este autor y en la edición de 1813 del canónigo Bernabeu.

Empieza diciendo Barrio que el concepto de propiedad no estaba claro en el Antiguo Régimen, pues era "un agregado de distintos derechos parciales" que, en el siglo XVIII, se va simplificando hasta que un mismo bien pasa a tener dos dominios: el directo, cuyo titular tiene derecho a la percepción de una renta, y el útil, cuyo titular tiene derecho a usufructuarlo. En realidad una suerte de enfiteusis que, ya en la antigua Grecia, suponía la cesión temporal de un bien a cambio de un canon; con el tiempo la cesión tuvo carácter perpetuo.

La Iglesia, a lo largo de los siglos, se había hecho "dueña" de hospitales, hospicios, montes de piedad, casas de misericordia, hornos, molinos, tierras... muchas de cuyas rentas (en los primeros casos citados) eran destinadas al auxilio de personas pobres en su mayoría. Aunque no está claro a que extremo llegó la propiedad de la Iglesia en España, lo cierto es que fue mucho el patrimonio acumulado: Barrio indica que quizá el 15 por ciento de todos los bienes patrimoniales, lo que es mucho teniendo en cuenta que el clero representaba, durante el Antiguo Régimen, el 1,5 por ciento de la población del país. También conviene señalar que cuando hablamos de Iglesia nos referimos a la institución, no al conjunto de fieles que la forman. 

Arbitristas e ilustrados, desde la segunda mitad del siglo XVI hasta el siglo XVIII, debaten incesantemente sobre estos asuntos y sobre la necesidad de que se obtenga el máximo rendimiento de los bienes eclesiásticos, particularmente la tierra, si se quiere la prosperidad del país. De finales del siglo XVIII es una obra de Ros sobre las rentas de la Iglesia a lo largo de la historia; también Sempere y Guarinos publicó en 1822 una "Historia de las rentas eclesiásticas...", y antes el canónigo valenciano Bernabeu, conocido como el "Solitario de Alicante" (en relación al derecho que las naciones tienen sobre los bienes eclesiásticos, 1813). Soplaban nuevos tiempos pues la Constitución de Cádiz acababa de ser aprobada, aunque tuviese una vida efímera.

Los citados y otros como Martínez Marina y Canga Argüelles se basaban en la razón para exponer sus argumentos, dejando atrás pretendidos derechos procedentes de la divinidad. Bien sabían que una cosa era aceptar el origen divino de la Iglesia y otra el de sus propiedades, acumuladas a lo largo de los siglos, "arrancadas por el despotismo, por la seducción, por la ignorancia y por la falta de piedad" (Martínez Marina). El objetivo era moderar la riqueza del clero en beneficio de la agricultura, preocupación de los fisiócratas ilustrados y luego de ciertos liberales; poner en circulación los bienes que estaban vinculados a la Iglesia o a la nobleza, en este último caso mediante la institución del mayorazgo. Sabían que sustraer al comercio, es decir, a la plena propiedad, la gran masa de bienes que estaba en manos del clero, era perjudicial para la economía, pues dichos bienes eran explotados de forma arcaica y sin medios, sin la capitalización necesaria y que solo es posible si dichos bienes caen en manos de quienes les puedan sacar el máximo rendimiento. 
 
Catedral de Alicante
También hubo opositores a que se tocase el patrimonio de la Iglesia, como Rafael de Vélez (que llegó a ser arzobispo de Compostela), Francisco Alvarado, conocido como el "Filósofo Rancio", Pedro Iguanzo, que sería nombrado arzobispo de Toledo (allí pudo, como Vélez en Comostela, disfrutar de ricas y copiosas rentas) y Jaime Balmes, que llegó a decir que "la propiedad no se amortiza ni se desamortiza, ni se acumula ni se divide, porque la avaricia de los monjes y el fanatismo de los pueblos se empeñen en ello, sino por otra razón de mucho más alcance" (el subrayado es mío). En sus "Observaciones sobre los bienes del clero" no entra en consideraciones económicas, tan solo en la defensa de la tradición y los intereses materiales de la Iglesia. Conocía ya Balmes la obra de ilustrados como Campomanes y Jovellanos, así como la gran desamortización llevada a cabo por los ministros Mendizábal y Espartero. A combatirles dedicó sus afanes.

En medio de todo esto se encuentra el relativamente temprano esfuerzo del "Solitario de Alicante", un canónigo que no tuvo inconveniente en reconocer que los abusos de la Iglesia no contribuían ni a su santificación ni a la riqueza de los pueblos, esos mismos pueblos cuya razón última era la existencia de la Iglesia. El canónigo Bernabeu apunta en el capítulo primero de su obra (1) que la Iglesia, en sus tres primeros siglos de existencia, vivió pobremente y al servicio de los fieles, sin ánimo de poder ni de lucro. Ya en el primer siglo de nuestra era (cita al evangelista Lucas) las ayudas de los fieles eran suficientes para mantener a los sacerdotes, pero mientras estas fueron disminuyendo con el tiempo (una sociedad mayoritariamente cristiana no está necesitada de dar ejemplo como en los primeros siglos) los bienes raíces de la Iglesia fueron aumentando. Ello llevó a la Iglesia -sigue diciendo el canónigo- a perdonar a los fieles sus pecados a cambio de pagos más o menos cuantiosos. "Sería interminable si hubiera de referir todas las usurpaciones de la Corte de Roma sobre los bienes de la Iglesia sin hablar de los de otras especies". Y aunque dice que la Iglesia ha condenado en muchos concilios tan injustas y escandalosas usurpaciones, no se ha evitado que continuase la "ilegitimidad de esta operación mercantil y la deformidad que tiene con el derecho natural". 

Continúa señalando luego que todos estos desórdenes se han prolongado a lo largo de los siglos; "la prepotencia del clero" hizo que en ocasiones se prestase a entregar a prínciples imbéciles el poder político haciéndoles creer que dicho poder provenía del cielo. Toda la obra, reeditada en Burdeos en 1819, es una posición encarnizada de la necesidad que tienen los pueblos, los Estados, de recuperar aquello que era de ellos antes de que la Iglesia se adueñase de tantas propiedades que, a la altura de los primeros años del siglo XIX, son un estorbo para el progreso económico, la razón y la justicia. "Así lo siente un solitario católico que, en todo, en todo tiene la gloria de someter su juicio al de la Santa Madre Iglesia". Con esta última frase fue prudente el canónigo "solitario", pues bien sabía que podrían venir situaciones diversas (como así fue) en orden al régimen político imperante. 

El "Anacoreta del Moncayo" (la elección del apodo es clara respuesta al "Solitario de Alicante") salió al paso de la obra del canónigo Bernabeu, intentando rebatir sus ideas, defendiendo las propiedades eclesiásticas y escondiéndose bajo las siglas D.D.M.C, "individuo del clero español", en el mismo año 1813. El "Anacoreta" califica de impío, cismático, herético y jansenista al canónigo Bernabeu, sabido es que por jansenista se entendía, en la época, todo aquel que mostraba el más mínimo desacuerdo con la ortodoxia, por muy irracional que esta fuese. La "sociedad perfecta", para el "Anacoreta", es la vigente en el Antiguo Régimen, repudiando "la mezcla monstruosa de ambas potestades", la civil y la eclesiástica. 

Con furibundos como Vélez, Balmes, el "Filósofo Rancio", Iguanzo o el "Anacoreta del Moncayo", además de con la política represiva de los dos períodos absolutistas de Fernando VII, la obra del canónigo Bernabeu se agranda aún más.
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(1) "Juicio histórico canónico político de la autoridad de las naciones en los bienes eclesiásticos...", Alicante, 1813.