martes, 12 de noviembre de 2019

La anexión del reino de Navarra

Portada del antiguo hospital
(hoy museo)
Fernando de Arvizu ha estudiado la evolución del reino de Navarra en la Monarquía española desde que aquel fue incorporado a la corona de Castilla a principios del siglo XVI hasta 1829.

El autor comienza haciendo algunas consideraciones polémicas partiendo del dato de que Navarra está representada en uno de los cuatro cuarteles del escudo de España. Casi cinco siglos después –dice al autor citado- de la incorporación a la corona de Castilla mediante unión principal, esa misma incorporación sigue siendo discutida. La anexión personal de 1512 por Fernando el Católico y la incorporación de 1515 se produjeron cuando existía una pugna entre los partidos agramontés y beamontés, a la postre bandos nobiliarios que se enfrentaron en una guerra civil a mediados del siglo XV.

Con mucha posterioridad se ha designado agramonteses a los partidarios de una Navarra vasca, mientras que los beamonteses serían los partidarios de la Navarra castellana. La incorporación de Navarra a Euzkadi, que está contemplada en la Constitución española de 1978, ha sido querida por los vasquistas (agramonteses) que se consideran “auténticos” navarros que formarían parte de una raza, una lengua (el batúa) y un territorio, hoy dividido entre dos naciones (España y Francia) que dichos vasquistas consideran extrañas.

Hace más de cien años, dice Arvizu, ya existían los escritos alineados con la tradición agramontesa-vasquista, cuyos ejemplos son las obras de Boissonnade[i] y Campion[ii], aunque con el tiempo se han producido otros, “trasudados” de la misma nostalgia. En definitiva, la anexión de Navarra para unos y la incorporación para otros, sigue siendo un tema histórico “que a nadie deja neutral”.

Fernando de Arvizu, de formación jurídica, dice que desde este punto de vista escribe, no siendo, por lo tanto, un historiador convencional. Así se dispone, en el trabajo que aquí resumo, a analizar las instituciones jurídicas de Navarra dentro de la Monarquía española hasta su transformación en provincia foral, hecho que tuvo lugar con la Ley Paccionada de 1841[iii]. Volviendo atrás, hace referencia a las tres bulas[iv] del papa Julio II por las que fueron excomulgados los reyes Juan III[v] y Catalina I[vi], al mismo tiempo que se legitimaba la ocupación de Navarra por Fernando el Católico, pero ya en el siglo XIV se habían producido tensiones en el interior de Navarra, al tiempo que producido apetencias externas, hasta que estalla el conflicto que provoca la intervención papal. La guerra llamada de la Navarrería (1276) fue provocada por grupos pamploneses enfrentados entre sí, algunos de los cuales buscaron la alianza con otros estados, venciendo aquellos que acercaron Navarra a Francia.

La conquista de Navarra por las tropas del duque de Alba, pues hubo acción militar en todo el proceso, se produjo en un contexto en el que el rey Fernando está amparado por el testamento de su esposa, mientras que los reyes de Navarra, Juan de Albret y Catalina de Foix, soportaban la hostilidad francesa, por lo que apoyaron a Fernando. El matrimonio de este, no obstante, con Germana de Foix, hostil a los Albret, añade otro factor en una Navarra entre agramonteses (favorables a Francia) y beamonteses (favorables a Castilla). Desde 1509 Fernando ya empezó a pensar en sustituir a los Albret, al tiempo que a asumir la corona de Navarra; entonces es cuando los Albret se preparan para la guerra.

El rey francés Luis XII volvió en este momento a plantear la idea del conciliarismo (predominio del Concilio sobre la autoridad del papa), provocando lo que se ha llamado el “conciliábulo de Pisa”, donde cuatro cardenales amparados por el duque de Ferrara[vii] pretendieron sustituir al papa. Entonces el rey Fernando formó parte de la “Liga Santa”[viii] en lucha contra Francia. Los reyes de Navarra se mostraron neutrales, pero Fernando les impuso unas condiciones mientras Germana heredaba ciertas posesiones en Francia, a lo que se opuso Luis XII mediante un acercamiento a los reyes de Navarra.

Entonces es cuando el rey Fernando pide al papa las bulas que legitimasen la ocupación por su parte de Navarra durante el tiempo que durase la guerra (no podía permitir que el reino fuese una base francesa) y que privasen de Navarra a los Albret si se unían a Francia. Cuando se firmó el Tratado de Blois en 1512[ix] se produjo la invasión de Navarra por Fernando.

Las bulas papales son una muestra de cómo se procedía a penas espirituales con fines temporales: se acusó a los reyes de Navarra de abandonar la reverencia a la Sede Apostólica “inspirados por el diablo”, siendo excomulgados, pero desde mucho antes de las bulas el rey Fernando ya había pensado en la conquista militar, pues a comienzos del siglo XVI Navarra giraba en la órbita de Francia. Si los reyes de Navarra eran excomulgados serían infieles, por lo que –en la mentalidad de la época- el papa tenía poder sobre sus tierras. El autor al que sigo demuestra que las bulas fueron iniciativa de Fernando, y que el papa no hizo sino la voluntad de aquel.

En el debate historiográfico está la idea de si el rey Fernando aceptó a Navarra como era y esta le juró como rey sin más. Lo cierto es que las Cortes de 1513 juraron fidelidad a Fernando y la entronización de este se hizo mediante un pacto sinalagmático (bilateral y con obligaciones recíprocas) muy lentamente elaborado. También parece claro que el cambio de dinastía no afectó al estatus político de Navarra, aunque el ejército castellano de ocupación allí estaba. Lo de que el pueblo abandonó la obediencia a los reyes anteriores se puede explicar por la mentalidad de la época, una vez conocida la voluntad del papa mediante las bulas[x], aunque el ejército desplegado en Navarra debió restar libertad a dicha actitud.

Los antiguos reyes de Navarra, exiliados en Pau, pensaron en el regreso, por lo que algunos consideran era necesario que el ejército castellano permaneciese en territorio navarro, además de que los reyes de Francia venían titulándose “reyes de Navarra”. Otros han planteado que el gobierno de Fernando en Navarra fue “benéfico”, mejorando la situación del reino, y de hecho el rey Carlos, nieto de Fernando, tuvo muchos escrúpulos en respetar el fuero navarro. Arvizu considera que los anteriores reyes de Navarra, aliándose con Francia, hicieron justo lo que más convenía al rey de Aragón (gobernador de Castilla).

Se firmó entonces una capitulación entre la ciudad de Pamplona y el duque de Alba (1512) que permitió proseguir la conquista y la pacificación del reino, además de garantizar que Pamplona no sería destruida. En 1513 se juntaron Cortes donde se produjo un doble juramento: el nuevo rey se comprometió a guardar y mejorar los privilegios del reino de Navarra y a no dividirlo; luego el juramento de los procuradores, prestando obediencia a Fernando, aunque algunos han señalado que dichas Cortes no tenían legitimidad, porque estuvieron formadas solo por beamonteses; el virrey, marqués de Comares[xi], se encargó por su parte de vigilar posibles sublevaciones. Así se unió Navarra a la corona de Castilla, lo que aprobaron las Cortes de Burgos de 1515, y se encargó al Consejo Real para conocer de los asuntos de Navarra, “e que guarden los fueros e costumbres de dicho reyno”.

Las Cortes castellanas llegaron a pronunciarse, respecto del rey de Francia, “que perseguía a la Iglesia con armas e con cisma”, con tal de justificar la política del rey Fernando, y así la Navarra peninsular quedó incorporada a Castilla, mientras que la Baja Navarra a Francia, pero los reyes de este país nunca aceptaron –nominalmente- esta situación, de forma que se siguieron titulando reyes de Francia y de Navarra, y esto ocurría un siglo más tarde[xii], cuando ambos reyes, Felipe III de España y Luis XIII de Francia, se reclamaban, el primero con ventaja, reyes de Navarra. Este problema aún se suscitaría siglos más tarde en varias ocasiones.



[i] Vivió entre 1862 y 1935. Escritor francés que, pensionado en 1891, publicó entre otras obras una “Historia de la unión de Navarra a Castilla… (1479-1521)”.
[ii] Arturo Campión nació en 1854 y murió en 1937, partidario de los fueros, nacionalista vasco  y más que conservador, reaccionario.
[iii] Miguel Artola ha considerado que la denominación de esta ley no es correcta porque no se debió a pacto alguno. Arvizu dice emplear esta denominación no solo porque está admitida sino por el valor que le merece la obra de Jaime Ignacio del Burgo, “Ciento veinticinco años de vigencia del Pacto-Ley de 16 de agosto de 1841”.
[iv] Ha sido discutida su autenticidad, pero el autor demuestra, con otros, lo infundado de ello.
[v] Rey consorte de Navarra, de la casa de Albret.
[vi] Catalina de Foix, reina de Navarra y otros títulos.
[vii] Alfonso I de Este, que intervino en varios conflictos italianos.
[viii] Hubo varias con este nombre, pero en este caso se trata de una coalición del Imperio, España, el papa, Venecia y Suiza.
[ix] Hay varios con este nombre pero este supuso la alianza de Navarra y Francia contra Castilla, Aragón e Inglaterra.
[x] De todas formas, si en vez de Navarra se tratase de un poderoso estado como Francia, Inglaterra o Castilla ¿valdrían unas bulas papales para cambiar a una dinastía por otra?
[xi] Diego Fernández de Córdoba, de dilatada experiencia militar.
[xii] Para establecer la frontera con cierta precisión, pues habían surgido problemas para el aprovechamiento de los pastos a un lado y otro del Pirineo.

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