martes, 24 de septiembre de 2019

Cielos y agua de Boudin


En el Museo de Bellas Artes de Boston se encuentra esta pintura cuyo título es “Figuras en la playa”, el mismo que el de otras con el mismo tema de Eugène Boudin. Es un óleo sobre lienzo de 37 por 59 cm. de 1893, por lo tanto en la última parte de la vida del pintor.

Al norte de Francia, asomada al canal de la Mancha, se encuentra la población natal de Boudin, Honfleur, donde también estuvieron y pintaron artistas como Monet, Courbet y otros, lo que ha permitido hablar de una “Escuela de Honfleur”. Boudin nació en 1824 y murió cuando el siglo acababa, en Deauville, también en Normandía. Quizá el haber conocido a Millet le animó a dedicarse a la pintura, pero también conoció a Courbet y a Monet.

Es una tendencia en Boudin los paisajes con cielos brumosos, con muchas nubes, algunos con las formas muy descompuestas (“Pescadores en la marea baja”) y otros donde la línea dibujística está más presente (“Canal de Bruselas”). Otra característica es que los paisajes son marinos o en lugares junto al mar, con barcos, personas, escenas de mercado o playa. Boudin fue llamado por Corot “el rey de los cielos”, por la gran cantidad de lienzo que dedica a los mismos. Pintó muchas veces vistas de Trouville, una localidad turística cuando desde 1870 la sociedad burguesa ya iniciaba viajes de placer y descanso.

De 1869 es su obra “Bañistas en la playa de Trouville", y de 1863 su “Escena playera”, donde una carreta tirada por un poderoso caballo, transporta una gran caja cubierta a dos aguas, mientras que los personajes se arremolinan a la izquierda, destacando una pareja, varón y mujer, de porte burgués. También ha pintado molinos de estilo holandés o normando (1884), y mujeres humildes lavando ropa a la orilla de un río (1895-90). Sus “Veleros en Deauville" son de 1895-96, reflejándose en el agua las muchas banderolas que les adornan. En esto recuerda la obra de varios impresionistas, como en otros casos la influencia de los realistas.

De 1865-67 es su pintura “La princesa Pauline Metternich", aristócrata y mecenas de varios artistas en París. La señora aparece en primer plano, de pie, mientras que al fondo se ve a la que puede ser su sirvienta, sentada, o bien una compañera. El tratamiento de esta obra es muy particular, con grandes manchones de pintura de diversos colores, el rostro de la princesa apenas abocetado y el permanente cielo donde unas pequeñas manchas amarillas parecen indicar el esfuerzo de los rayos del sol por asomarse. Quizá su obra “Lavanderas en un arroyo” (1885-90), a la que he hecho alusión antes, es la mejor síntesis de la técnica impresionista y el tema realista, dos aspiraciones bien logradas por Boudin.

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