sábado, 31 de octubre de 2020

D. Fadrique entre el papa y el emperador

 

                                                        Torre de don Fadrique en Sevilla                                                                                                                  twitter.com/sevillainsolita/status/

Uno de los hijos del rey castellano-leonés Fernando III, Fadrique, nació en Palencia en 1223, siendo su madre Beatriz de Suabia, y al cumplir Fadrique los diecisiete años fue enviado a la Corte de su tío el emperador alemán Federico II Hohesntaufen[i], recibiendo el infante español dos influencias fundamentales: los continuos enfrentamientos del emperador con el papa y la cultura que irradiaba la corte, sobre todo en Sicilia, donde el emperador, pero no solo, impulsaron el cultivo de la literatura, que continuó el hijo de Federico, Manfredo.

La Corte del emperador era un escenario palatino donde convergían las más variadas preocupaciones humanísticas y culturales. Para Fadrique, aquello venía a ser una especie de atanor en donde se fraguaba una sociedad de contrastes marcada por la liberalidad y la intriga. Aquella experiencia adquirida por Fadrique le llevó, más tarde, a acometer en Sevilla dos acciones.

El infante palentino había conocido la furibunda campaña del papa contra el emperador, al que la jerarquía eclesiástica consideraba un anticristo. La reacción del emperador se llevó a cabo en 1241, cuando un barco que navegaba por el mar Tirreno con prelados y abades se dirigían a un concilio en Roma donde se tomaría la decisión de destronar al emperador Federico. Las tropas de éste entraron en el Estado Pontificio cuando se producía el fallecimiento del papa Gregorio IX[ii]. Inocencio IV continuó la política antiimperial de su predecesor, que el primer concilio de Lyon tomó una serie de medidas para destituir a Federico.

Mientras el emperador se dirigía a Turín, furtivamente Fadrique abandonó la corte y se fue a Milán, ciudad que estaba enfrentada a aquel, en lo que algunos ven la respuesta del infante por no haber conseguido las tierras de Suabia que creía suyas por su madre. Cuando el emperador conoció esto protestó ante el monarca castellano, pero Fadrique parece que quiso dar un nuevo rumbo a su vida y participar en la Reconquista española, pero también manifestó interés por la cultura y por el esoterismo. En su regreso a Castilla participó en la conquista de Sevilla, instalándose en ella y recibiendo importantes repartimientos[iii], al tiempo que encargó a sus expensas la traducción de la obra Sendebar, un conjunto de cuentos orientales.

La torre que mandó edificar en Sevilla estuvo terminada en 1252, justo cuando fallece el rey Fernando III, inspirándose, al parecer en la fortaleza de Castel del Monte, en el centro de Italia, aunque en éste caso se trata de una planta poligonal con torres también poligonales. La torre sevillana fue levantada dentro de un palacio almohade (hoy convento de monjas clarisas) donde residió Fadrique, próximo al Guadalquivir y a la puerta de Big-Ragel.

Luego vinieron los enfrentamientos con el nuevo rey, Alfonso X, uno de cuyos protagonistas fue, junto con otros hermanos, Fadrique, que le llevó al exilio; algo parecido a la huída a Milán cuando estaba bajo la protección de Federico II. El infante fue desposeído de sus propiedades por el rey, luchó en Túnez a modo de pequeña cruzada en la que se embarcaban muchos de los que no trabajaban la tierra o profesaban en un monasterio, pero llegó el momento en que Fadrique regresó a Sevilla y se reconcilió con su hermano, que le entregó otras propiedades y algunas de las que había sido privado.

Las luchas por la sucesión de Alfonso X, que empañaron su reinado, no fueron ajenas a Fadrique, que de nuevo se situó en una de las banderías, por lo que los servidores del rey consiguieron apresarlo y, después de sufrir prisión, darle muerte, aunque sobre la forma de esta no hay acuerdo entre los que la discuten.

Todo parece indicar que Fadrique abandonó al emperador Federico una vez vio que no podría heredar el ducado de Suabia al que se creía con derecho por su madre; después de su regreso a Sevilla y la participación que tuvo en algunos hechos de armas, lo más importante es su interés por la cultura, en lo que quizá no estuvo a la zaga de su hermano el rey, aunque éste tuvo, como es lógico, el protagonismo. La participación en las luchas dinásticas de finales del siglo XIII fue también su final trágico.


[i] Ver aquí mismo “El rey filósofo”.

[ii] Había excomulgado al emperador, acusándolo de demorarse en participar en la cruzada en Oriente próximo. De acuerdo con la mentalidad de la época, se benefició para ser papa de su parentesco con el papa Inocencio III.

[iii] Sanlúcar de Albaida, la torre de Alpechín, Cambullón, Gelves, La Algaba y Brene, propiedades rústicas y urbanas en Sevilla y su entorno. También recibió baños, que constituían una importante fuente de ingresos. La veneración por el agua era de tradición musulmana, siendo considerada el agua como un bien extraordinario y dotada de una significación religiosa, como se advierte en las abluciones de los fieles.


No hay comentarios:

Publicar un comentario