domingo, 25 de octubre de 2020

¿Un infante masón?

 

                                                              Palacio Barberini en Roma

En 1827 en ambientes políticos franceses se especuló con la posibilidad de coronar al infante Francisco de Paula[i] (hermano menor del rey español Fernando VII), emperador de México. Monsieur de Villele[ii] y otros plantearon el proyecto a Fernando VII, pero éste lo rechazó, por lo que el rey de Francia, Carlos X, tampoco lo aceptó.

El proyecto vino después de que, en 1822, se proclamase el Imperio brasileño con Pedro I de Braganza como primer monarca. El México, un año antes, se había establecido el Imperio de Agustín I, que solo duró dos años, por lo que representantes del infante Francisco de Paula habían comenzado sus negociaciones para que se reconociese en el trono mexicano al infante, para lo que ya se tenía a un gobierno en la sobra preparado, pero todo ello quedó en un mero proyecto, pues el rey Fernando VII lo desautorizó.

Aún hubo una intervención militar española procedente de Cuba en 1829, desembarcando en Tampico[iii], animada por mexicanos que estaban descontentos con el gobierno independiente de su país. La batalla de Pueblo Viejo[iv], que tuvo lugar en septiembre del año citado, marcó el final de la expedición española en México. El infante intentó suspender el proyecto, pero ya tenía una cuantiosa deuda apara obtener los apoyos que se consideraron necesarios.

Pasado el tiempo, el infante y su esposa, la napolitana Luisa Carlota, se encontraban en París (1839) bajo la protección de la reina Amalia, esposa de Luis Felipe de Orleáns, el cual notificó al embajador español que prefería ver a la pareja en Nápoles cuanto antes. Por su parte, en España algunos progresistas partidarios de Francisco de Paula, hicieron circular varios textos con ideas donde se calificaba al infante de “virtuoso y popular, a quien la libertad nacional debe su existencia y que sin él y su decisión estaríamos hoy abrumados con el peso de las cadenas…”. Ciertamente, durante la guerra carlista, en 1837, Francisco de Paula había recorrido a caballo, acompañado de sus ayudantes, toda la línea de defensa de las fuerzas liberales para evitar la entrada en Madrid de los carlistas.

Por su parte, Antonio M. Moral Roncal[v] considera infundada la idea de que el infante Francisco de Paula fuese masón, aunque mantuviese contactos con los progresistas sobre todo después de 1839. Contradice en esto a quienes sostienen que el infante había dirigido la masonería española desde diez años antes. El autor citado argumenta que para los ultrarrealistas, cualquier posición moderada, como la manifestada por el infante en el Consejo de Estado, o cualquier acercamiento a los afrancesados que se insertaron en la administración fernandina, era calificada de liberal y, por ende, masónica, pero no existen pruebas documentales de ello.

Un funcionario contemporáneo como José Arias Teijeiro[vi] lo negó abiertamente, y cuando los masones fueron perseguidos con menos saña una vez muerto Fernando VII, se les permitió acceder a cargos públicos, aunque esta política duró poco, pues siguió otra de persecución y proscripción que hizo muy difícil la vida masónica. Tan solo existe una alusión al escándalo que ocasionó el exilio francés del infante y su familia en 1838 por las fatales consecuencias que –según creían- sobrevendían al Partido Progresista, con el que Francisco de Paula y su esposa, Luisa Carlota, mantuvieron contactos por medio de destacadas figuras del liberalismo español, y algunas de ellas pudieron ser masones o informantes del Grande Oriente Nacional.

Algunas fuentes masónicas oficiales, años más tarde, adjudicaron al infante el grado de Gran Comendador en el bienio 1844-1846, pero ya lo habían situado en el mismo cargo desde 1839. Para Ferrer Benimeli, quizá el máximo especialista en la masonería española, resulta “surrealista”. El único miembro de la familia real cuya adscripción a la masonería está documentada fue un hijo de Francisco de Paula, el infante don Enrique, que nada consiguió políticamente con ello. Éste sí fue un infante masón, pero sin trascendencia alguna; su padre, hermano del rey, no.


[i] Nació en Aranjuez en 1794 y falleció en Madrid en 1865.

[ii] Fue primer ministro de Francia en varias ocasiones, de opinión ultramonárquica.

[iii] En la costa del golfo de México.

[iv] Se conoce también como batalla de Tampico. Se trató por parte de la expedición de restaurar el antiguo régimen y de devolver México a la soberanía española. Puede que los intereses de unos y otros fuese distinta.

[v] “El infante Francisco de Paula Borbón”. En esta obra está basado el presente resumen.

[vi] Nacido en Pontevedra (1799), fue un carlista cuyo testimonio cobra interés al no simpatizar con el moderantismo del infante.


No hay comentarios:

Publicar un comentario