domingo, 15 de septiembre de 2013

El fascismo en Rumanía

Antonescu y Codreanu

Como en otros países europeos el fascismo presentó en Rumanía diversas caras. En España no ha sido lo mismo el fascismo de Ledesma Ramos que el de Primo de Rivera; en Alemania existieron diversas formas de entender el fascismo, de ahí las defecciones dentro del partido nazi; de igual manera el fascismo de Pétain, en Francia, parece más accidental que ideológico. En el caso de Rumanía se puede hablar de inspiradores del fascismo como el profesor Cuza y el historiador Iorga; el fascismo más "puro" lo representan Codreanu, Mota y Sima, entre otros, mientras que Antonescu fue ante todo un militar que se dejó arrastrar por el fascismo tanto rumano como alemán. 

No se entiende el fascismo como movimiento generalizado -con todas sus especificidades- si no es en el contexto de una Europa sometida a grandes cambios económicos, sociales y políticos entre los que la primera guerra mundial juega un papel importante. Los agravios sufridos por minorías en el este de Europa (húngaros, rumanos, alemanes, ucranianos, eslovacos...) y la pérdida de confianza en el parlamentarismo burgués por amplios sectores de la población, además del avance del movimiento obrero organizado, son algunos de los factores que hacen surja el fascismo. 

Según las investigaciones que se han hecho (1) Antonescu fue responsable de la muerte de más de 300.000 judíos y varios miles de gitanos, lo que puede compararse con los 150.000 fusilados bajo el mandato del general Franco en España solo entre 1936 y 1945, sin contar a los fallecidos por hambre, enfermedades y malos tratos (debe entenderse en la retaguardia durente la guerra y una vez finalizada esta) (2). Para entender la falta de escrúpulos de Antonescu y de Franco hay que saber que participaron en una gran cantidad de conflictos bélicos, en los Balcanes y en África respectivamente, lo que quizá endureció sus conciencias. El nacionalismo es común a ambos, como a cualquier tipo de fascismo, en un grado de exaltación irracional. También esto tiene su explicación (no justificación) si tenemos en cuenta las pérdidas territoriales de Rumanía a manos de la Unión Soviética, de Hungría y de Bulgaria (al nordeste, en Transilvania y al sureste respectivamente).

Las relaciones de Antonescu con los legionarios de Codreanu y su Guardia de Hierro le delatan como un fascista acomodado aunque no un teórico del fascismo. Si bien es cierto que Antonescu no simpatizó con Codreanu y sus formas violentas, colaboró con él y se apoyó en la fuerza de choque que la Guardia de Hierro representaba. Las relaciones de Antonescu con los partidos tradiconales rumanos, que se retrajeron de colaborar con él en la mayor parte de las ocasiones, pueden equivaler a la colaboración que tuvieron con el general Franco determinados católicos y monárquicos, tanto borbónicos como carlistas. En común con el general Franco tuvo Antonescu el ser un militar por encima de todo, autoriario, sin escrúpulos y partidario de un "orden" que favoreciese a la patria, entendida en abstracto y sin distinción entre unas clases sociales y otras.

Pero Antonescu vivió momentos en su vida muy distintos a los del general Franco: preso varias veces, apartado del poder, se repuso a medida que la monarquía rumana lo necesitó. Franco prescindió de la monarquía y solo la preservó para cuando él ya no estuviese. También tienen en común Franco y Antonescu sus relaciones privilegiadas con Hitler, incluso en los mismos momentos. El dictador de Alemania se vio abandonado por ambos cuando las circunstancias cambiaron: el signo de la segunda guerra mundial, desfavorable para Alemania, tanto en un caso como en el otro, pero Rumanía participó en dicha guerra una vez empezada esta, primero como aliada de Hitler y luego como opositora a él negociando a sus espaldas una paz por separado con Francia y Gran Bretaña. A la postre, como se sabe, Rumanía terminaría la guerra como aliada de la Unión Soviética, a quien antes había combatido.

El antisemitismo de Antonescu fue más acusado que el de Franco, lo que le llevó a perseguir a los judíos, maltratarles y asesinarles en matanzas por los que ha sido juzgado. Sobre todo eran los judíos que vivían en las regiones del nordeste, acusados de ser totos comunistas o de controlar sectores importantes de la economía rumana. Mientras tanto los legionarios de Codreanu asesinaban, robaban, capturaban prisioneros que eran objeto de torturas de acuerdo con el manual del fascismo más violento. Antonescu prohibió además toda actividad sindical y resto de democracia que quedase en Rumanía durante sus años de gobierno, persiguó a los comunistas mientras colaboraba con Hitler y aceptaba la entrada de capital alemán en Rumanía.

A Codreanu le siguió, al frente del fascismo violento, antisemita y xenófobo, Horia Sima hasta que, terminada la segunda guerra mundial, Rumanía cayó bajo la esfera de influencia soviética y se convirtió en un país satélite de la misma con un partido comunista que se hizo hegemónico absorbiendo a un sector de los socialistas tradicionales.

En realidad Rumanía, entre las dos guerras mundiales, quedó abonada para el triunfo del patrioterismo fascista y autoritario: occidente no quiso comprometerse -como no lo hizo con Checoslovaquia y Austria- en mantener el liberalismo en el este de Europa; Alemania se presentaba como el baluarte para frenar el expansionismo ideológico y territorial soviético. ¿A quien habría de acogerse un militar nacionalista y conservador como Antonescu? ¿A quien se entregarían los fascistas "legionarios" y su rama militar, la Guardia de Hierro?
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(1)  hgs.oxfordjournals.org/content/19/2/252.full
(2) "Cuestiones sobre Stalin", Carlos Hermida Revillas, Universidad C. de Madrid. 2005.

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