jueves, 26 de septiembre de 2013

El campo de Gurs

Al sureste de la Bayona francesa, al norte de los Pirineos atlánticos, se encuentra Gurs, en Aquitania. Ahora es una pequeña población con unos pocos centenares de habitantes. Las montañas angulosas y los valles se dejan ver por estos parajes, con prados y vegetación arbórea, con cursos poco caudalosos de agua. 

En Gurs estuvo el campo de concentración mejor organizado del sur de Francia, en el límite mismo entre la Francia ocupada por los nazis y la gobernada por el mariscal Pétain, la "Francia libre". La mayor parte de los exiliados en Francia a partir de 1940 fueron obligados por las autoridades francesas de Vichy a ingresar en campos de concentración como el de Gurs, según han podido estudiar Encarna Nicolás y Carmen González (1). Estos exiliados escapaban de la represión franquista y se encontraron con la represión al firmar Francia un armisticio con la Alemania nazi, lo cual permitió la existencia de una zona "libre".

Las mismas autoras señalan que las organizaciones francesas que habían apoyado a la II República española fueron la Liga Francesa para la Defensa de los Derechos del Hombre y del Ciudadano, los Comités de Mujeres contra la Guerra y el Fascismo, Socorro Popular de Francia (Socorro Rojo antes de 1935), los partidos Radical, Radical-Socialista, el Socialista (SFIO), el Comunista, la Asociación de Antiguos Combatientes Republicanos y la Confederación General del Trabajo. Pero todas estas organizaciones no pudieron, vencida Francia en 1940, hacer practicamente nada por los internados en los campos de concentración, incluído el de Gurs.

Gómez-Jordana, ministro de Asuntos Exteriores de Franco y acostumbrado ya desde el régimen de Primo de Rivera a apoyar dictaduras, había acordado en febrero de 1939, cuando la guerra civil española estaba ya inclinada en favor de los sublevados franquistas, que Francia reconocía al régimen de Franco a cambio de la neutralidad española ante la amenaza alemana, pues los nazis ya habían anexionado Austria a Alemania y en Europa se vivian momentos de gran tensión. Desde abril de 1938 los socialistas estaban fueran del gobierno francés y ahora lo presidía el radical-socialista Daladier, el cual persiguió, ante todo, que la España de Farnco no permitiese el establecimiento de bases militares alemanas en España. Franco, por su parte, pretendía que a los exiliados españoles en el sur de Francia se les dificultasen al máximo las cosas para no pudiesen entrar en España en forma de guerrillas organizadas.

Otro de los objetivos de Franco es que el gobierno francés hiciese todo lo posible para que SERE y JARE devolviesen los fondos que administraban en favor de los exiliados españoles, tanto en Francia como en México y otros países. El Servicio de Evacuación de Refugiados Españoles fue una organización controlada sobre todo por socialistas para atender a las necesidades de dichos refugiados tras la guerra civil. Por su parte la Junta de Auxilio a los Republicanos Españones había sido creada, ya en el exilio, por las Cortes Españolas con el mismo fin.

Pero los que fueron internados en los campos de concentración, particularmente el de Gurs, escaparon a las posibilidades de ayuda de aquelas organizaciones. Encarna Nicolás y Carmen González han consultado la Caja 10258 del Archivo General de la Administración (Asuntos Exteriores) donde consta la respuesta del cónsul de Pau a una circular de la embajada española en la Francia de Vichy: Por lo que respecta -dice el cónsul- al campo de concentración de Gurs, único de importancia situado en el territorio de mi demarcación y actualmente casi por completo evacuado [abril de 1940] , las denuncias señaladas son, en su mayoría infundadas. El jefe de dicho campo, comandante Davergne, ha dispensado, dentro de la indeclinable rigidez disciplinaria, trato siempre atento, bondadoso y hasta paternal a la población española confinada en el mismo... Desde luego, parece ser que la alimentación es más bien escasa y poco escogida...

Por su parte la embajada española hizo poner en todos los campos un cartel en el que se "invitaba" a los refugiados a volver a España porque, según el embajador Lequerica, que solía negar la evidencia, "no había represión en España". En el año 1939, según J. Rubio, a quien citan las autoras mencionadas, el volumen total de repatriaciones fue muy importante en el año 1939, aproximadamente las dos terceras partes del total de exiliados en Francia. En el mes de diciembre, según datos del Ministerio del Interior francés, permanecían en el país "sólo" 140.000 exiliados, la mayoría excombatientes" que, obviamente, no tenían ningún interés en regresar a España. El vicecónsul en Mauleón, que inspeccionaba dirariamente el campo de Gurs, estaba convencido del miedo de los refugiados a las sanciones en España.

Por su parte el Gobierno de Daladier estableció desde abril de 1939 las Compañías de Trabajadores Españoles, por las que estos debían contribuir a la economía francesa. Los trabajadores recibían solo 0,50 céntimos de franco al día; más de la mitad de los refugiados que no volvieron a España se incorporaron a estas Compañías de trabajo, dedicados sobre todo a la agricultura y a trabajos relacionados con la defensa nacional francesa. Tras la movilización bélica cuando Francia fue invadida por Alemania, se recurrió a esta mano de obra española, que según J. Rubio fueron unos 70.000. Ahora ya no interesó a Francia la repatriación, sino la formación de estas Compañías que desaparecerían con el armisticio de 1940.

Las autoras a quienes sigo para este artículo han recogido informaciones orales de exiliados españoles, como es el caso de Francisco Guzmán: luego empezaron a venir las empresas, a buscar mano de obra... habían puesto altavoces en todos los campos y decían 'la empresa tal que tiene trabajo en las minas de tal sitio, busca obreros para tal provincia, tal departamento francés...'. Yo me presenté una vez pero dije 'ya no me presento más'... entonces, te hacían levantar las mangas de camisa, te palpaban... y tenías que abrir la boca, como los caballos para saber la edad cuando los venden... Avilés Farre, por su parte, señala que en 1940, el ministro de Trabajo francés comunicó a Lequerica (embajador español) que existían 150.000 españoles empleados en las fábricas y en la agricultura. Por su parte, Lequerica era partidario -dada su germanofilia- de enviar "un buen número de ellos a Alemania, donde el contraste con el trato que les daba Francia contribuiría a su regeneración". Así se haría.
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(1) "Españoles en los Bajos Pirineos...", Universidad de Murcia.

2 comentarios:

  1. Interesante la referencia del artículo. Estaré al tanto de ls autoras.

    De 1937 a 1940, estuvo refugiada la familia de mi suegra en Gurs, ella tenía cinco años entonces y huerfana de un padre fusilado en Jaca...Estuvieron en barracones, recordaba el frío y que les trataron bien...

    Lo que más admiro de ella es su inquebrantable voluntad y fortaleza.

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