martes, 15 de octubre de 2013

Encuentro en Montoire


Entre el centro y el noroeste de Francia se encuentra Montoire, en la zona ocupada por los nazis desde 1940 y tras el armisticio de junio. Es un pequeño pueblo dependiente de Vendôme. Montoire tiene una iglesia gótica, vistosa sobre todo por dentro, un castillo desmochado en las afueras, bonitas casas que parecen haber heredado la decoración exterior de los pueblos alsacianos y, cerca, la iglesia románica de Lavardin. 

El siniestro Laval, que a partir de la entrevista de Montoire sería nombrado ministro de asuntos exteriores del mariscal Pétain, organizó una entrevista entre aquel y el dictador alemán, mientras las relaciones entre la España de Franco y la Francia de Vichy estaban tensas. Según Avilés Farré los regímenes de Pétain y de Franco eran "fascistizantes más que fascistas y eran vistos con cierto desprecio por Hitler, quien en cierta ocasión comentó a Mussolini que la clique formada por 'Acción Francesa', los reaccionarios y el clero que dominaba en Vichy, era equiparable a la que rodeaba a Franco". 

Según el mismo autor el régimen de Madrid no mostró cordialidad alguna hacia el de Vichy, en parte por las aspiraciones territoriales que Franco tenía sobre las colonias francesas en África. Hitler no estuvo de acuerdo en acceder a las pretensiones del español porque los militares destacados en las colonias francesas podrían unirse al general De Gaulle, opuesto a la ocupación de Francia por los nazis. 

Después de que Franco se entrevistase con Hitler en Hendaya (octubre de 1940) se produjo en Montoire la de Hitler con Pétain. Se trataba de decidir como se iban a relacionar los dos regímenes "amigos", el de Vichy y el del Reich. La idea que se ha dado de un Pétain colaborador de Hitler es en parte equivocada: es evidente que no se opuso a la ocupación de su país y se plegó a las exigencias de los nazis, pero siempre con la esperanza de desembarzarse, alguna vez, de la tutela alemana. Otra cosa es que Pétain deseaba para Francia una dictadura conservadora y fascistoide. En las colonias africanas el ejército francés era poderoso, mucho más que el de metrópoli, que no pudo contener la embestida alemana. Pétain se ofreció a Hitler -a cambio de una amplia autonomía- para poner dicho ejército contra Gran Bretaña y al lado de Alemania, es decir, contra la democracia y a favor del nazismo.

No fue un encuentro provechoso para los franceses, ni los de Vichy ni los de la Francia libre. Sí muestra, como en Hendaya poco antes, la política que Hitler seguía con los dictadorzuelos a los que consideraba vasallos y les permitía que se hiciesen ilusiones mientras no contravinieran los intereses del régimen nazi. Por su parte Laval, socialista durante casi toda su vida, empezó a simpatizar con los regímenes fascistas al comenzar los años treinta, más con los nazis, y ello le llevó a colaborar con Pétain, lo que le costaría la vida solo cinco años más tarde del encuentro de Montoire.


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