jueves, 13 de diciembre de 2018

Mula, esclava y oratorio alhajado

Hornachuelos en el siglo XVIII

Los primeros miembros de la familia del Corro se detectan en Fuente de Cantos como hijosdalgo. En 1621, de los once regidores perpetuos que tenía el concejo y la villa, cuatro llevaban el apellido del Corro, los cuales mantenían una frontal oposición al señor, Romano Altamirano, que con el beneplácito de los reyes “mercadeaban con la jurisdicción de la villa y sus bienes concejiles”, según ha escrito Joaquín Castillo Durán[i]. En 1631, el licenciado Alonso del Corro sería desterrado junto a otros seis, responsabilizados de las “inquietudes y desasosiegos y menosprecio a los ministros de justicia” puestos por el conde, según ha estudiado Lorenzana de la Puente[ii].

El poder de los del Corro estuvo en ser miembros del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Llerena, hasta el punto de que en 1632 el alcalde mayor, nombrado por el marqués de Cantillana[iii], fue llevado ante la jurisdicción eclesiástica por agredir al clérigo Alonso del Corro. De los varios del Corro que estudia el autor al que sigo aquí, Juan Escobar del Corro fue fiscal general del Tribunal del Santo Oficio en Llerena, su sobrino Alonso del Corro y el hijo de este, Alonso del Corro Guerrero, fueron secretarios de Actos Positivos en el mismo tribunal.

Alonso del Corro padre tuvo que intervenir en el pósito de la villa de Fuente de Cantos a causa de la falta de granos por repartirse estos a favor de los alcaldes y sus parientes, de forma que aquel volvió a fundar el pósito dotándolo con 600 fanegas de trigo. El pósito contaba, en 1716, siendo ya responsable el hijo, con 2.122 fanegas de trigo. Cuando muere este del Corro (hijo), en su testamento se leía poseer “tierras, casas, huertos, huertas de arboleda, cercados de yerba, molinos y censos”, además de los signos y elementos de las personas que ostentaban y llevaban vida de noble: “coche, caballos, mula, esclava, oratorio recientemente alhajado, una viña, calla y bodega en Pallares, término de Montemolín”[iv].

Alonso del Corro Guerrero nació en la familia con mayor riqueza de la villa de Fuente de Cantos, de forma que cuando murió su padre en 1679 heredó una cuantiosa fortuna: una escritura de censo de 68.500 reales contra el concejo de la villa de Calzadilla[v] y dinero en efectivo que sobrepasaban los 50.000 ducados, además de numerosas deudas, dos escrituras de censo, uno de 3.000 ducados contra el convento de San Basilio de la villa de Hornachuelos[vi], el otro de 2.000 ducados contra el convento de San Antonio del Valle del Galleguillo[vii]. Tasado todo quedó en un líquido de 1,5 millones de reales.

Estos secretarios de actos positivos aparecieron en el siglo XVII, encargados de la gestión administrativa de las informaciones de limpieza de sangre. El título a favor de los del Corro fue adquirido en el año 1692 por 52.000 reales, pero por el ejercicio del cargo no se recibía salario alguno; otra cosa es el prestigio y la influencia que daba, de lo que se derivarían los beneficios correspondientes. Joaquín Castillo añade, además, el temor que la población sentiría a la función de estos tribunales. Alonso del Corro hijo fue propietario de las escribanías públicas de Fuente de Cantos por concesión real, que sí proporcionaban rentas, pudiendo traspasarse el oficio de escribano siempre que el beneficiario reuniese las condiciones exigidas y podían venderse, comprarse y gravarse con censos.

Como el poseer una escribanía no significaba que se ejerciese, sino que se podía nombrar a otro, la del Corro dejó mucho que desear, con lo que se cumple otro de los requisitos de todo hidalgo que se precie: la vagancia. Las fuentes hablan de aquella época como de “hambre de honores”, este era el objetivo de los hidalgos, sobre todo para evitar el pago de impuestos, como lo intentó del Corro en el caso de las alcabalas, cientos y millones. Para ello entabló un pleito en el que reclamó que se le reintegrasen las cantidades que “indebidamente” –decía- había pagado hasta la fecha (1717). Y lo curioso es que el organismo que debía decidir es del que formaba parte del Corro.

A la postre ¿de qué estaría más orgulloso del Corro, de la mula, de la esclava o del oratorio alhajado?



[i] “Alonso del Corro Guerrero, Secretario del Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición de Llerena y conde de Montalbán”.
[ii]“Luchar contra el señor. Movimientos antiseñoriales en Fuente de Cantos en el siglo XVII”.
[iii] Hoy en la provincia de Sevilla.
[iv] Al sur de la actual provincia de Badajoz.
[v] Debe tratarse de Calzadilla de los Barros, Badajoz.
[vi] Hoy, al oeste de la provincia de Córdoba.
[vii] En Navas de la Concepción, norte de la actual provincia de Sevilla.

No hay comentarios:

Publicar un comentario