lunes, 4 de febrero de 2019

Estelas de la antigüedad

En color oscuro, extensión máxima de Mitanni (Wikipedia)

En el mundo antiguo los reyes aniquilaban a sus enemigos, conquistaban tierras hasta entonces de otros, capturaban a los vencidos, se hacían con animales como asnos, elefantes y toros, armamento, calificaban de maldito a un rey enemigo o a un río infranqueable, pisoteaban a los que se oponían, estos huían ante la presencia del ejército propio, arrasaban, prendían fuego, mataban y saqueaban, asolaban poblaciones, etc.

Las fuentes arqueológicas, generalmente tablillas con escrituras cuneiformes y estelas con jeroglíficos, están llenas de estos términos, con estilos hímnicos si se trata de alabar al propio rey y donde la piedad no parece existir para con los enemigos. A mediados del segundo milenio antes de Cristo, cuando Mitanni parece haber alcanzado el máximo de su expansión territorial en la alta Mesopotamia, aprovechando un período de pérdida de poder hitita, el rey egipcio Tutmosis III, que gobernó entre los años 1479  y 1425[i], mandó que se redactaran unos “anales” (o así se han llamado por los historiadores) en los que se dice que “su majestad estaba en la tierra de Retenu[ii], alcanzando la región de Qatna[iii] en la octava campaña de victoria, vadeando el río de Naharina [deber de ser el Éufrates] al frente de su tropa, hasta alcanzar la orilla oriental del río. Él dejó una estela al lado de la de su padre, el rey de Egipto Aheperkara. Su majestad viajó hacia el norte saqueando ciudades y asolando poblaciones debido a aquel enemigo de la maldita Naharina [Mitanni]”.

En ocasiones los más poderosos reyes tenían que librar batallas contra otros que solo poseían una ciudad y sus alrededores, como es el caso de Qadesh. En la batalla de Megido[iv], en el siglo XV a. de C., el rey Tutmosis III se enfrentó a una coalición cananea al frente de la cual estaba el rey de la citada ciudad, en el contexto de la lucha por Retenu. De esta batalla tenemos datos en los jeroglíficos del templo de Amón en Karnak y en la llamada estela de Armant (cerca de Luxor), donde se dice: “Os contaré lo que se hizo. Él mató siete leones disparando en un instante y se trajo un grupo de doce toros salvajes a la hora del almuerzo, sus colas colgándose por detrás. Abatió a ciento veinte elefantes en el país de Niya, volviendo de Naharina. Cruzó el Éufrates y pisoteó las poblaciones de ambos lados consumidas por el fuego para siempre. Inscribió una estela de victoria en su lado. Capturó rinocerontes con los arcos, en el país meridional de Nubia, cuando fue a Miu en busca del rebelde de aquel país. Erigió una estela allí como había hecho en los confines”.

En la estela de Gebel Barkal[v] se dice de Tutmosis III: “Él es el rey, el valiente como Montu [dios solar], quien conquista y a quien no se conquista, quien pisotea a todas las tierras extranjeras desobedientes, sin que haya quien les proteja en aquella tierra de Naharina, pues su señor ha huido por miedo. Yo he arrasado sus ciudades y sus asentamientos, les he prendido fuego, he hecho de ellos montículos de ruinas sin que puedan volverse a fundar. Mi majestad marchó luego a los confines de [Siria-Palestina]. Navegaron delante de mi majestad para cruzar aquel gran río que fluye entre esta tierra extranjera y Naharina. El rey es él, de quien se alardea como consecuencia de sus acciones en batalla, quien cruza el [Éufrates] al frente de su tropa persiguiendo a quien le atacó, en busca de aquel maldito enemigo [a través] de los países de Mitanni. Él había huido delante de su majestad hasta otra tierra lejana por miedo. Mi majestad erigió entonces una estela en aquella colina de Naharina, esculpida en la vertiente del lado oeste del Éufrates”.

En ocasiones parece que habla el rey, en otras alguien a su servicio, teniendo que hacer el lector un esfuerzo de trasposición de una situación a otra.

La ciudad de Cárquemis, en la actual frontera sirio-turca, perteneció a la soberanía hitita, mitania y asiria; fue centro de comunicaciones que permitieron un comercio muy fructífero ya en el tercer milenio antes de Cristo y un milenio más tarde cayó en manos del egipcio Tutmosis III. Parece no haber tenido nunca la suficiente independencia para tener sus propios reyes, pero sí Alepo, que también sufrió una batalla a manos del rey egipcio citado.

Al este de Cárquemis, dejando un espacio de por medio, se extendió el “imperio” mitanio, que no comprendió, en el momento de su máxima expansión, Harrán (al oeste), pero sí Urkish y Nagar, cerca del río Habur, afluente del Éufrates.  



[i] Entre 1504 y 1450 según otros.
[ii] Palestina y Siria.
[iii] Yacimiento arqueológico al este de Ugarit.
[iv] Al norte del actual Israel.
[v] Antigua Napata, hoy al norte de Sudán del Norte.

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