martes, 29 de noviembre de 2022

El contacto con los kaqchikel

 


“Aquí escribiré brevemente las palabras de nuestros primeros padres, [de] nuestros antepasados, de aquellos de quienes nacieron los hombres de antaño, antes de que fuesen habitadas las colinas, las llanuras, cuando sólo existían los conejos, los pájaros, se cuenta, cuando habitaron las colinas, las llanuras, estos nuestros padres, nuestros antepasados, venidos del Lugar de la Abundancia, oh hijos míos.

“Aquí escribiré las palabras de nuestros primeros padres, [de] nuestros antepasados, el primero llamado Volcán, el otro llamado Ventisquero. He aquí, se cuenta, las palabras que dijeron: ‘De allende el mar vinimos, del lugar llamado Lugar de la Abundancia, en donde fuimos procreados, fuimos engendrados, por nuestros antepasados, nuestros padres, oh hijos nuestros; (así) decían antaño los padres, los antepasados, llamados Volcán, Ventisquero, venidos de Lugar de la Abundancia, los dos Varones de quienes nacimos, nosotros los Xahil [“(Los de las) Mansiones del Baile (ritual)”]’”.

Estos son los dos primeros párrafos de una obra que parece completar la escrita por alguien en la actual Guatemala a mediados del siglo XVI, el Popol Vuh, en lengua quiché, donde se habla de tradiciones mayas que se habrían transmitido oralmente. En todo caso es el dominico Francisco Ximénez de Quesada, a principios del siglo XVIII, quien nos ha legado un manuscrito que ha servido para todos los estudios y trabajos posteriores[i]. Esta obra que completa el Popol Vuh se titula “Anales de los Xahil”, un grupo gobernante, probablemente formado por sacerdotes, que dominaron a otros pueblos indígenas antes y cuando llegaron los españoles en el siglo XVI.

El lago Atitlán se encuentra sobre una de las cadenas montañosas que recorren la mitad sur del país, al suroeste, y de hecho el libro de los Xahil se llama también “Memorial de Tecpan-Atitlán”, que ha sido traducido, entre otros, por el profesor Georges Reynaud[ii]. El libro fue escrito en idioma kaqchikel por miembros de la familia gobernante de los Xahil, entre ellos Francisco Hernández Arana Xajilá, y luego alfabetizado por los frailes franciscanos al principio de la cristianización.

El libro debió ser llevado a la ciudad de Sololá, cerca del lago Atitlán, y relata la historia y mitología del pueblo kaqchikel, que se habrían ido conservando oralmente hasta que llegó Pedro de Alvarado con sus hombres a Iximché, al este del lago, con afanes de conquista. Toda la obra está inspirada en un panteísmo muy propio del contacto con la naturaleza (el Volcán, el Ventisquero), teniendo en cuenta que la región es muy volcánica y las fuerzas de la naturaleza influirían en los kaqchikel y en los quichés, situados algo más al norte; también se nos habla de prácticas de canibalismo ritual, de las guerras contra los quichés y otros pueblos, de la alianza inicial con los españoles (que luego se tornaría en guerras), pero también se nota la influencia del cristianismo, por eso se ha supuesto que la primera redacción pudo haberse producido a mediados o en la segunda mitad del siglo XVI.

Hay, pues, una parte mítica, pero en cuanto al contenido histórico supera claramente al Popol Vuh, constando declaraciones testimoniales de indios conversos, un relato mítico de las antiguas tribus, datos históricos de los sucesos en esta región guatemalteca y noticias acerca del linaje de los Xahil, aportando también información sobre los mayas.

El texto de arriba hace referencia al origen del mundo, cuando no existían los seres humanos pero sí algunos animales y los accidentes geográficos (montañas, llanuras), siendo el Lugar de la Abundancia, quizá, aquel del que proceden los humanos y al que estarían destinados. Como en otra parte del texto se habla de que los primeros hombres vinieron de donde el sol desciende, se supone que tenían idea de proceder de algún lugar del oeste, el océano Pacífico, y es curioso que se diga que los primeros nacieron de dos “Varones” primigenios, quizá con atributos míticos para producir la progenie más allá de las cualidades sexuales de los mismos. El estilo es poético y quizá pretenda informar de la importancia del linaje gobernante, los Xahil.

Alvarado, por su parte, se internó en Guatemala por el sur siguiendo una dirección sudeste, valiéndose de sus aliados del altiplano mexica, tlaxcaltecas  entre otros, mientras que Cortés lo hizo desde el Petén. La conquista del territorio estuvo llena de dificultades, sin faltar las enfermedades que los invasores inocularon a los indígenas, lo que produjo muchas muertes. Asedios, alianzas y revueltas se sucedieron, prolongándose la conquista, de forma discontinua, hasta principios del siglo XVIII.



[i] Nacido en algún lugar de Andalucía en 1666 y fallecido en 1722.

[ii] Nacido en Nancy en 1893, murió en 1975.

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