jueves, 13 de julio de 2017

La comarca del Zenete y la conquista musulmana



Para ciertas fuentes árabes, la conquista de Hispania por parte de los musulmanes no fue consecuencia de la debilidad del reino godo ni de ciertas traiciones, sino del mérito de los ejércitos musulmanes. Así lo explica Hany Arod en su obra “De Siria a al-Andalus…”[1]. Sabemos que el expansionismo árabe no estuvo exento de dificultades, la primera de las cuales representada por el poderoso imperio Bizantino. También se opusieron con fuerza las tribus beréberes, que vencieron a los árabes en varias batallas antes de sumarse a ellos en torno al año 700. No obstante los árabes tuvieron que reconocer a los beréberes su organización tribal, pues aquellos carecían de potencial demográfico para ocupar territorios tan lejanos de Arabia y Siria.

Ya en el primer momento de la invasión entraron en Hispania buen número de beréberes, pero se fueron asentando de forma separada de los territorios ocupados por los árabes. La única coincidencia inicial fue la región toledana, pues tanto el ejército árabe como el beréber pasaron por allí. Una parte de la historiografía –dice el autor al que sigo- sostiene que los modelos de poblamiento fueron los tradicionales de cada etnia: los beréberes crearon un hábitat rural disperso; los árabes se concentraron en núcleos urbanos y en zonas de mayor riqueza.

Los beréberes se asentaron en el oeste de la península, parte de La Mancha, la meseta norte, el sistema Ibérico y la región levantina, a grandes rasgos, pero también en el prepirineo oriental y en una franja central de Andalucía. Los árabes, en la mayor parte de Andalucía, la parte central de la meseta norte, una pequeña región de Extremadura, en la tierra de Toledo, la zona costera del norte de Cataluña y en el valle del Ebro. Los beréberes se organizaron de manera autárquica en pequeñas tribus o clanes que presentaron una gran resistencia ante el centralismo árabe.

Pero más allá de la división étnica también hubo divisiones dentro de cada una de las comunidades citadas o frente a comunidades cristianas y judías. Los beréberes no han dejado huella en la toponimia o en las fuentes escritas, por lo que seguir su rastro es más difícil que en el caso de los árabes.

El período de dominación beréber sobre Andalucía duró poco, pues en el año 712 Musa cruzó el estrecho y se hizo con el mando y con el botín en el encuentro de Almaraz (al este de la actual provincia de Cáceres). Entonces comenzó la construcción de mezquitas mientras que el sucesor de Musa, Abd al-Aziz, se empleará en la pacificación de ciudades como Sevilla, Beja y Niebla.

Fue entonces cuando el estado (Damasco) quiso hacerse dueño del botín, en lo que encontraría serias dificultades por la lejanía (dos meses por mar entre la capital y al-Andalus) y así estará la península al margen de las autoridades califales durante unas tres décadas. Cuando Damasco envía al primer gobernador a al-Andalus, sitúa la capital en Sevilla y se tiene que enfrentar a los levantamientos muqatila. El segundo gobernador tomó la decisión de suprimir las prestaciones forzosas de los campesinos, lo que quizá sea indicativo de que eran muy abusivas. Pero la autoridad califal seguirá siendo discutida, lo que quiere decir que una cosa es el reconocimiento nominal a la máxima autoridad y otra la oportunidad de botín aprovechando la lejanía.

La comarca del Zenete se encuentra en la actual provincia de Granada, lindando con la de Almería, en la cara norte de Sierra Nevada y hasta las estribaciones de la Sierra de Baza. Algunos de sus pueblos son el resultado de repoblaciones con habitantes procedentes de Galicia (Ferreira, Lanteira) y otros tienen topónimos claramente árabes (Aldeire, Alquife); otros son Huéneja, Dólar, La Calahorra y Jerez del Marquesado.

La comarca se caracteriza por la irregularidad del relieve, con alturas entre 1.000 y 3.000 metros, mientras que entre ellas se encuentra la fértil penillanura del valle del Zalabí. Los suelos son pobres, por lo que los musulmanes aquí instalados tuvieron que poner todo su ingenio en las técnicas del regadío, pero donde la riqueza se manifestó mejor fue en la ganadería y en la minería (hierro, cobre y plata).

Se da una gran amplitud térmica anual (hasta 20º C) debido a la altura y a la continentalidad. Por encima de los 2.000 metros se registran precipitaciones anuales de 700 mm., pero en la zona occidental se alcanzan los 1.600. Según la zona las precipitaciones alcanzan su máximo en el invierno, en un 30% en forma de nieve, o en primavera, lo que quiere decir que el clima mediterráneo también está presente aquí.  

La red hidrográfica cuenta con arroyos y ramblas pero también con ríos: Guadix, Fardes, Guadiana Menor, Gobernador y Nacimiento. Gracias a estos ríos se suple el agua necesaria en una región seca. También hay un gran acuífero formado por la filtración de las ramblas de Dólar y Ferreira. Así se pueden encontrar pastizales y piornales[2], pero también vegetación arbórea. No faltaban, en época musulmana, los encinares, propios del clima mediterráneo, árboles resistentes a la sequedad y a temperaturas extremas. También había bosques de robles en zonas de humedad relativa alta, cerezos silvestres, arces, serbales[3] y avellanos.

Las laderas de las montañas fueron abancaladas e irrigadas desde la dominación musulmana, mientras que en otras zonas se encontraban coníferas que hoy, como otras especies, han sido afectadas por la deforestación. Los abundantes recursos hídricos han permitido, ya en época musulmana, la construcción re infraestructuras como acequias, aljibes y balsas, lo que ha permitido el cultivo del cereal conforme se penetra en el llano.

Cuando los ejércitos cristianos de los Reyes Católicos tomaron el reino de Granada, donaron el Zenete a Pedro González de Mendoza, arzobispo de Toledo, formándose así el marquesado del mismo nombre.


[1] Tesis doctoral, 2015. En esta obra está basado el presente artículo.
[2] Arbusto muy ramificado cuya altura puede alcanzar hasta los 3 metros.
[3] Árbol de la familia de las rosáceas.

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