domingo, 30 de junio de 2019

Epitafios griegos

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En la antigua Grecia, como ha demostrado María Luisa del Barrio Vega[i], en el sepulcro se pretende la pervivencia del difunto, al que se hacen elogios en ocasiones, en otras se llama a los caminantes para que respeten la tumba, hay epigramas específicos de los caídos en combate, así como otros expresan el dolor por el muerto. Algunos epigramas contienen datos biográficos y en otros se expresa la consolación que se desea, en no pocos se indican las causas y circunstancias de la muerte, por ejemplo, si esta ha sido prematura.

Los sepulcros eran reflejo de la sociedad, pero también de las relaciones familiares; en ocasiones los epigramas muestran las creencias del difunto y motivos gnómicos, con sentencias morales. No faltan epitafios dedicados a animales, y otros que señalan maldiciones contra los profanadores, a los que dedicamos el resumen que sigue.

En una losa de mármol del siglo I a. de C., en Creta, se lee el siguiente epitafio: no ultrajes mi sagrada tumba, caminante, no vaya a ser que sobre ti caiga la amarga cólera de Agesilas[ii]. Una estela en Frigia, del siglo I a. de C., dice: di, mujer, tu linaje, tu patria, y de qué manera has muerto y partido al Hades, desdichada e infeliz esposa, para que los caminantes al pasar conozcan tu triste e infortunada vida…Una estela con relieve, en el Pireo, de los siglos II-III d. C., dice: Apolonio de Sinade[iii] yo soy, servidor de Mosco, y en este lugar yazco bajo esta pulida estela tras una muerte prematura. Ante ella pasa siempre en piadoso silencio, extranjero, y no pongas tu mano en ella con ánimo de dañarla…

En un sarcófago de Cilicia, de los siglos II-III d. C., se dice: A Atenodoro y a su esposa Aba una sola tumba común guarda… que ningún otro cadáver sea enterrado después junto a ellos; de lo contrario, deberá pagar con el mismo castigo que sufren los malhechores y los violadores de tumbas… En una basa de altar con busto, en Frigia, de los siglos II-III d. C., se dice: Este sepulcro vacío me guarda gracias a la piedad de mi padre. Porque cuando recibí la muerte no fui enterrado en esta tierra, sino que me cubrió el polvo de Esmirna… Quien destruya la imagen sepulcral de mi hijo, caiga del mismo modo víctima de una muerte prematura. En una estela ateniense de mediados del siglo II d. C. se dice: Yo soy Agnes, hija de Asia, joven virginal. Te lo suplico: no toques mi tumba con mano violenta e impía, ni dejes de echar sobre mí un poco de tierra. Te lo ruego por Zeus, protector de los extranjeros. Que os vaya bien.

En una estela de Cos, quizá del siglo II d. C, se escribió: …su madre enterró entre lágrimas. Si alguien se atreve a abrir esta tumba y remover los huesos, que todo su linaje perezca de mala muerte. En una losa de mármol de los siglos II-III d. C. (Nápoles) se dice: Ojalá que todos gocéis de la vida de igual modo, caminantes, si conserváis intacto este sepulcro de alguien que murió antes de tiempo. En el zócalo de un templete de Termeso[iv], que forma parte de un sepulcro familiar, se lee: …no pongáis con ánimo dañino vuestras manos sobre nuestro sepulcro ni sobre nuestros cuerpos. Mas si alguno hay tan impío que ignore las palabras del muerto, sepa que Ate vive…diosa vengadora de los muertos…

En una estela con relieve (Tesalia) del siglo III d. C. o posterior, se dice: Si alguien daña la imagen de mi estela, que no pueda esconderse de ti, oh Sol, y que sufra más daño que yo. Un sarcófago de Tebas (Beocia), del siglo III d. C., contiene la siguiente inscripción: Losa de fúlgido mármol soy y en mis entrañas guardo a un hombre, Nedimo, que duerme un bello sueño y habita entre los muertos, a quien la Asamblea [concedió] para su honra una corona de oro. Otro tanto hizo el Consejo, lo que [sirvió de] consuelo a sus hijos. El cuerpo de un león reposa [aquí…]. Su hijo Zosimo me mandó esculpir, ya que es un honor [que corresponde a los muertos]… Quien se atreva a entregar en mi regazo otro cadáver que no sea el hijo del padre que guardo en mis entrañas, pagará a la ciudad y al tesoro público diez mil [denarios]…El autor de este texto ha hecho que hablase la losa de mármol, lo que confiere una gran originalidad al caso. En una estela ateniense de los siglos III-IV d. C.[v], se dice: No muevas esta piedra de la tierra, hombre malvado. Si lo haces, cuando mueras no recibirás sepultura, desgraciado, y los perros te arrastrarán.

En un sarcófago romano del siglo IV de nuestra era, se lee: Si alguien se atreve a enterrar a otra persona junto a este, pagará al fisco tres veces dos mil [denarios]. Otros tantos depositará igualmente en Porto. Y será también castigado por ultrajar el sepulcro. En un bloque de mármol de Ceos (siglos IV-V de nuestra era) se escribió: Si quieres seguir mis pasos y remover mis huesos con tus manos, detén tu pie fuera de la puerta y nunca lo lleves dentro. No es lícito que me saques fuera de mi morada. En una estela de Tanagra (Beocia) del siglo V de nuestra era, se escribió: No aceptes, tumba, ningún otro cadáver junto a los que aquí reposan…Nunca ultrajes ni te burles de los muertos, ni vomites nunca una palabra con espíritu falso; no calumnies a los que ya no existen no sea que de ti se apoderen el flameante juicio y los torbellinos de la Gehenna[vi]…Hombre que estás encima, no ultrajes con tus pisadas a los que debajo yacen, ni te sientes sobre los muertos mientras descansas. Porque también a ti te aguarda un sepulcro semejante…

En los ejemplos que se han seleccionado, y que son muestra de varios siglos, parece haber una preocupación por el respeto a los muertos, lo que no es exclusivo de la espiritualidad griega; se repiten las amenazas dando la sensación de que el que las escribe o mandó escribirlas, tiene la seguridad de que se cumplirán sus maldiciones. Algunos textos son de una belleza literaria extraordinaria, pero otros reflejan una gran diferencia con respecto a los epitafios cristianos, por ejemplo. Las penas que se prevén para quienes no respeten lo que se pide en las epigrafías, parecen dar a entender que desde el más allá se podrán imponer al margen de las autoridades, que seguramente no podrían vigilar quiénes respetaban las tumbas y quiénes no.

Parece haber un temor o prevención, especialmente, contra los caminantes o extranjeros (seguramente lo mismo), pues no siendo del lugar quizá tuviesen menos escrúpulos en profanar las tumbas. En todos los textos subyace una preocupación por garantizar el reposo de los restos de aquellos que alguna vez fueron vivos.




[i] “Epigramas funerarios griegos”. El presente resumen se basa en esta obra.
[ii] Epíteto de Hades, “el que conduce a la gente”.
[iii] Ciudad de Frigia.
[iv] Sur de Anatolia.
[v] La autora duda sobre esta cronología.
[vi] Al parecer algunos reyes de Judá sacrificaron allí (cerca de Jerusalén) a sus hijos. También se puede entender que se trata del infierno o el purgatorio…
(1) https://animasmundi.wordpress.com/2016/10/31/el-culto-a-los-difuntos-en-la-antigua-grecia/

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