El rey leonés, astur-leonés o galaico-leonés Alfonso IX fue víctima de un arma espiritual muy poderosa con la que contaron los papas practicamente durante toda la historia de la Iglesia: la excomunión. Aunque en un principio fue pensada para apartar de la asamblea o "eclessía" de fieles a los que no mereciesen pertenecer a ella, se convirtió muy pronto en un arma política de primer orden, por la que los papas intervenían en cuestiones temporales como los matrimonios de los reyes, los acuerdos diplomáticos, los repartos territoriales y la política sucesoria. Todo menos un instrumento religioso.
El rey que mandó formar las primeras Cortes en España, en 1188, las Cortes leonesas, formadas por clérigos, nobles y oligarquías urbanas en un momento en que villas y ciudades no habían hecho sino reaparecer después de un largo período de oscuridad, fue excomulgado cuatro veces por sendos papas: Clemente III, Celestino III, Inocencio III y Honorio III. Ya sea porque el rey adolescente (tenía 16 años cuando accedió al trono) fue aconsejado para que diese entrada en su Curia, que pronto se convertiría en Cortes, a los más notables y ricos miembros de las villas y ciudades, dejando entonces la nobleza y el clero de monopolizar aquella Curia, ya fuese por el desagrado que al papa de turno le producía cada una de las mujeres que contrajeron matrimonio con el rey, ya porque dicho rey llegara a ciertos acuerdos con los musulmanes almohades, a la sazón ocupantes de buena parte de la península Ibérica, lo cierto es que fue forzado a repudiar o deshacer sus matrimonios primero con una dama portuguesa y luego con otra castellana, de las que tuvo no poca prole. También tuvo numerosa prole de otras damas con las que no había contraído matrimonio, lo que era muy normal en la época -se puede decir en muchas épocas- lo que a la institución monárquica presentaba serios inconvenientes si algunos vástagos consideraban su legitimidad por delante de la de otros a la hora de suceder al rey en el trono.
Este vicio de la excomunión para conseguir beneficios materiales o políticos por parte de los papas, con haber sido común, como hemos dicho, alcanza cierto escándalo en el caso del rey leonés, que se mantuvo en el trono durante un largo reinado (1188-1230).
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