En dos mil años de cristianismo, o algo menos, no se ha explicado convincentemente, a la luz de la razón, las causas de la crucifixión de Jesús. Hay investigaciones, especulaciones, debates, pero nada definitivo, aunque sí conclusiones verosímiles. Partamos de la base que personajes como Jesús, Herodes "el Grande", Herodes Antipas, Juan el Bautista y los evangelistas (Marcos, Lucas, Juan y Mateo) son históricos, es decir, existieron realmente, aunque su vida no la conozcamos en muchos casos pero sí su obra o parte de ella. También es un personaje histórico el gobernador romano Pilato, porque así lo ha demostrado la epigrafía.
Parece evidente, porque hay muchos testimonios, entre los que destaca el de Flavio Josefo y los propios Evangelios, que Jesús fue condenado a muerte mediante crucifixión, sistema que los romanos habían heredado un siglo antes de la civilización cartaginesa y de la persa. Los romanos de la época de Jesús no conocieron la Persia aqueménida, pero sí a la de los partos, como conocerán más tarde a la Persia sasánida. Aquí la cuestión es saber si, antes de ser ejecutado, Jesús fue juzgado o no, además de la cuestión por la que se le condenó. Helmut Kallster sostiene que si hubo un juicio aunque este no se corresponda con el concepto que hoy tenemos de él, con todas las formalidades procesales. Además, hay testimonios históricos de que Jesús fue presentado ante el lider religioso judío, Caifás, y éste le interrogó; al mostrarse Jesús como próximo o intérprete de la voluntad divina, esto exasperó al sacerdote, que se rasgó las vestiduras, como era tradición, para mostrar su desaprobación.
De los evangelistas debe decirse que escriben entre cuarenta y sesenta años después de la muerte de Jesús, por lo que sus testimonios deben someterse a la crítica histórica, es decir, contrastarlos con otras fuentes para conocer su fiabilidad. El primero que escribió fue Marcos, señalando que Jesús, llegado a Jerusalén, visitó el templo judío, reconstruido por Herodes el Grande, y se violentó contra los que allí estaban, traficando, vendiendo y cambiando monedas, lo que para los judíos era normal, pues el templo era un conjunto de edificios no todos ellos sagrados. Esta violencia de Jesús es algo anómalo, pues no lo vemos en otros testimonios. Pero este hecho, por muy sacrílego que se pudiese considerar a ojos de las autoridades judías, no es suficiente para explicar que fuese juzgado y condenado. Sabemos que en una época en que Palestina estaba ocupada por el ejército romano, entre el pueblo judío proliferaban los que se presentaban como libertadores, como mesías, enviados por Dios para sacar al pueblo judío de la cautividad, como había ocurrido con Moisés y luego con la liberación de Babilonai. Estaba, pues, en la tradición judía, el que llegase un tiempo para ser liberados. La opresión romana sobre Palestina era grande, con impuestos inaguantables y represión contra los grupos de zelotas nacionalistas. Roma tenía una preocupación por mantener el orden en una tierra de gran tradición histórica y cultural; el pueblo judío no era un conjunto de beduinos ignorantes, sino que tenía una larga cultura, reyes, leyes, religión y ritos muy elaborados.
¿Que hace Jesús molestando a las autoridades religiosas judías con su entrada violenta en el templo y predicando un orden que contravenía el romano? Aún así, el encuentro de Jesús con Pilato se produjo solo días antes de la muerte de aquel, nunca antes. Es decir, Jesús no había sido un revolucionario para Roma, pero otros mesías como Jesús si estaban calentando el ambiente.
Los Evangelios no hablan de Pilato como juez de Jesús; para los judíos Jesús era un blasfemo por hacerse intérprete de Dios. La escena del templo no parece determinante, porque Jesús no fue arrestado en ese momento, sino unos días más tarde. Adela Yabro ha estudiado esto con minuciosidad y no ha llegado a conclusiones definitivas. Otro tanto podemos decir de John Dominic Crossan y de Lawrence Wills.
¿Fue el error de Jesús proclamarse Dios, intérprete de Dios o próximo a él? ¿Fue su error proclamarse rey de los judíos? Porque a ojos de los ocupantes romanos el rey era el que ellos autorizaban, Herodes Antipas.
En una comunidad judía dividida (fariseos, saduceos, esenios, zelotas...) ¿fue el error de Jesús molestar a los que en ese momento dirigían la religión en Jerusalén? Pero no molestarles entrando violentamente en el templo, sino proclamándose ante el Sandrín (Marcos) intérprete de Dios.
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