sábado, 8 de diciembre de 2012

Tres pintores catalanes

Torroella de Montgrí, de Gimeno

Boadilla del Monte, en la provincia del Madrid, cuenta con la sala de arte de la Fundación Banco de Santander, en la que se encuentran importantes obras de pintores y escultores de muy diversas épocas. Aquí vemos obras de tres pintores catalanes que desarrollaron su labor durante buena parte del siglo XIX.

Pertenecientes a tres generaciones consecutivas y muy próximas entre sí, entre el nacimiento del primero y el del tercero solo median treinta y dos años, tienen en común su preferencia por el paisaje, pero sus trayectorias vitales son distintas, su éxito también distinto, y las técnicas, aunque influyendo uno en los otros, también matizadamente distintas. 

Modest Urgell nació en 1839 y conoció en París a Courbet; fue un paisajista que tuvo éxito muy pronto y son características sus marinas, pero también los paisajes en los que dominan la soledad y los ambientes rurales de colores terrosos. Especial me parece un paisaje en el que se ve una ermita con escaleras, el campo y un amplio cielo nuboso.

Frances Gimeno, nacido en 1858, prefiere el vivo colorido, tanto en el retrato como en sus obras de género y en el paisaje. Reconocido tardíamente, da menos importancia al dibujo.  

"La aldea" de Urgell

Martí de Alsina, nacido en 1826, fue un pintor realista cuya principal obra es el paisaje observado del natural. Uno de sus discípulos fue Urgell, al cual citamos antes. De famlia humilde, fue dibujante en Mataró, y allí se dedicó a retratar a los personajes que pagaban sus obras. Su vocación fue la región catalana del Maresme, en el nordeste catalán, comarca asomanda al mar y constreñida por la cordillera costera. Martí de Alsina conoció bien las poblaciones de Arenys, Pineda, Canet, El Masnou...

Su visita a París en 1848 le influyó absolutamente; visita el Louvre y conoce a Courbet, el pintor realista por excelencia. Dedicado a la docencia, se hace republicano y se compromete con el progresismo de la época, sobre todo con motivo de la revolución española de 1868. Su realismo no está exento de romanticismo, pues uno de sus temas preferidos es el relacionado con la resistencia española en la guerra de 1808. A partir de 1865 empieza una serie de obras que tienen como tema ese hecho histórico, uno de cuyos ejemplos es "El sitio de Gerona", quizá no acabada.

El colorido se mezcla con las tonalidades negruzcas, el desorden, la ausencia del dibujo, contribuyen a la sensación de caos que toda batalla implica. El fragor, el agitarse los soldados, las banderas y edificios al fondo...

"El sitio de Gerona de 1809"

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