jueves, 7 de marzo de 2019

De la República al Imperio

Obra romana de principios del
siglo I (1)
Durante el régimen republicano romano el Senado era la máxima autoridad, y estando allí la aristocracia representada, impulsó la expansión imperialista, pero dos cónsules, que eran elegidos anualmente, eran los encargados de ejecutar las decisiones del Senado. Se evitaba así lo que el régimen republicano quería: que el poder no estuviese en manos de una sola persona, lo que sí ocurrirá desde Augusto.

Pero sabemos que en el siglo I a. de C., el ultimo de la República, los generales romanos, en esa actividad imperialista, habían acumulado mucha influencia, prestigio y poder, por lo que se enzarzaron en guerras civiles que arruinaron –si no estaba ya escrita dicha ruina- al régimen republicano. Vino entonces la solución monárquica que inició la dictadura de César y continuó Augusto.

Según Juan Luis Conde[i] el régimen de Augusto puso fin a ese ciclo sangriento, de ahí que se hable de “pax romana”, y en la capital del imperio habían ido apareciendo nuevos grupos sociales que sustituyeron a la “oligarquía desmochada”, los acaudalados caballeros y los libertos, “en general profesionales e intelectuales griegos bien preparados para la administración y la gestión de las finanzas”. El Senado, a favor del emperador, perdió poder, siendo este la máxima autoridad del ejército, del que formaba parte la tropa pretoriana acuartelada en Roma.

Pero una vez terminó el largo reinado de Augusto siguieron los de varios emperadores, de su misma dinastía, que han sido considerados como infames, si bien este calificativo se lo atribuyen sus críticos. A comienzos del año 68 –dice Juan Luis Conde- el ejército y el Senado se concertaron para acabar con el gobierno de Nerón, mientras dos sublevaciones tenían lugar: en la Galia el propretor Julio Víndice se rebeló aunque fue vencido por el gobernador de la Germania Superior. En la Hispania Citerior, Sulpicio Galba fue proclamado emperador por sus tropas (poco duró la llamada “pax romana”), “por primera vez no en Roma, por primera vez no por las tropas de la guarnición de la Urbe”, y se dirigió a la capital. Se abrió entonces un período de lucha por el poder.

El emperador Vespasiano fue el que consiguió acabar con la guerra civil durante su reinado: aunque fue declarado emperador por el Senado en el 69, no llegó a Roma hasta el año siguiente desde Egipto, donde se produjo una rebelión, otra en Palestina de los judíos y la de los bátavos en la Germania Inferior[ii] que venía ya del año 69. Tito y Domiciano le sucedieron: el reinado de este fue decepcionante y atroz, en palabras de Juan Luis Conde, siendo asesinado en el año 96.

Cornelio Tácito, en su obra “Agrícola”[iii], dice de la época: Nuestras propias manos llevaron a Helvidio a prisión, la visión de Máurico y Rústico nos avergonzó. Seneción nos bañó con su sangre inocente. Nerón por lo menos apartó sus ojos y ordenó los crímenes, pero no los contempló: la peor de las desgracias bajo Domiciano era observar y ser observado. Seneción fue favorecido por Domiciano pero guardó fidelidad a Trajano.

Tácito, que escribe con tanto escándalo, no tuvo inconveniente en ser pretor en el año 88, fue senador y llegó a cónsul, procónsul en Asia en el año 112. “El más fiero detractor de los césares confiesa que les obedeció mansamente…”, dice Juan Luis Conde. Y Ronald Syme, a quien cita el anterior, añade que entre las razones que llevaron a Tácito a servir a esos emperadores está “la defensa culpable de un senador que debía posición y éxito a la Roma de los Césares: al obsequium[iv], no a la libertas”.




[i] “Cornelio Tácito. Historias”.
[ii] Entre el norte de Francia y el sur de Holanda actuales.
[iii] Es el suegro de Tácito, al que dedica una biografía.
[iv] Que debe traducirse por obediencia, pleitesía o servilismo, según Juan Luis Conde.

(1) Mármol blanco de 161 cm. de altura: https://cvc.cervantes.es/el_rinconete/anteriores/agosto_02/27082002_02.htm)

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