viernes, 22 de marzo de 2019

Tejidos y estaño entre Asiria y Anatolia

historiaeweb.com/2015/07/31/el-comercio-paleoasirio/

Los habitantes de Anatolia, en época hitita, adquirían “miles de costosos tejidos y podían utilizar considerables cantidades de estaño en una importante industria del bronce”, según Trevor Bryce[i], y eran los palacios los principales clientes de los productos asirios, los cuales habían establecido colonias donde se dirimían disputas comerciales de acuerdo con las normas emanadas de la capital, Assur, pues era el estado quien controlaba el comercio. El palacio también tenía el monopolio sobre artículos raros de lujo, como el hierro meteorítico[ii]. Tal fue la intensidad del comercio entre Asiria y Anatolia que no pocos comerciantes se afincaron aquí llevando a sus familias para vivir permanentemente o casándose con nativas.

Los kassaru eran transportistas que los comerciantes contrataban junto con sus caravanas para llevar las mercancías de Asiria a Anatolia y viceversa y su trabajo se llevaba a cabo a lo largo del año, excepto los cuatro meses de invierno. Estas caravanas estaban formadas por asnos negros de Capadocia, probablemente “criados y entrenados en Asiria”. Una caravana de tamaño medio constaba de unos 200 o 250 animales y cada asno cargaba unas 130 minas (65 kg. aproximadamente) de estaño o unas 60 minas de tejidos, con una media de 25-26 piezas, o una mezcla de ambas cosas[iii]. Peajes e impuestos eran exigidos en cada ciudad de cierta categoría en Mesopotamia, norte de Siria y Anatolia.

Los mercaderes, por su parte, estaban sometidos a otros impuestos que debían pagar a los pueblos a los que pertenecían: uno a la exportación al salir de Assur, por ejemplo, pero también en las colonias donde se almacenaban las mercancías. Parece que el estaño era lo más fácil de vender, debiendo ser descargado en los centros metalúrgicos, pero el beneficio obtenido por la venta de tejidos era el doble que el del estaño.

Se debió tener la idea de que no había actividad comercial que fuese lucrativa si no se evadian ciertos impuestos, por lo que en la época hitita (segundo milenio a. de C.) toda una serie de artimañas se pusieron en práctica para tal fin, y ello explica que los beneficios de las actividades comerciales fuesen altos, aproximadamente el ciento por cien en el estaño y el doscientos por cien en los tejidos, pero también es cierto que estos márgenes de beneficio podían quedar muy mermados por los gastos básicos de viajes largos, difíciles y azarosos entre Asiria y Anatolia.

Había muchos incentivos para intentar eludir gastos, y una forma de hacerlo era sortear las ciudades que imponían los peajes, abandonando la ruta principal y viajando por lo que se llamaba “la pista estrecha”, caminos secundarios y con mayor dificultad para la marcha. Además estos caminos podían estar infestados de bandidos, había que dar largos rodeos y ello implicaba llevar más alimentos y prever el suministro de agua. Una carta de un comerciante de nombre Buzazu a su asociado de nombre Puzur-Assur, decía: déjales viajar hasta Timilkia para alcanzar mi mercancía y si la “pista estrecha” es segura, mi estaño y mis tejidos de buena calidad… llegarán hasta mí… Si, no obstante, la “pista estrecha” no es apropiada, déjales llevar el estaño a Hurrama y entonces dejas que, o bien los habitantes nativos de Hurrama llevan dodo el estaño en cantidades de un talento cada uno dentro de la ciudad, o bien, que se hagan paquetes de 10 o 15 minas cada uno y deja que el personal [de la caravana] los lleve por dentro de la ciudad bajo sus taparrabos…

Es decir, se trataba de llevar las mercancías por la ciudad, en la medida de lo posible, pero de forma secreta. El citado Puzur-Assur fue avisado por otro de sus socios de la siguiente manera: El hijo de Ina envió de contrabando sus artículos a Pusu-ken, pero sus artículos de contrabando fueron cogidos, por lo cual el palacio se apoderó de Pusu-ken y lo metió en la cárcel. La guardia es fuerte. La reina ha enviado mensajes a Luhusaddia, Hurrama, Salahsuwa y a su [propio] país en relación al contrabando y se han puesto vigias[iv]. Te ruego que no envíes nada de contrabando.

El contrabando fuera de Anatolia también se daba a veces, por ejemplo en la exportación ilegal del raro y valioso hierro meteórico. En general los mercaderes ponían cuidado para evitar conflictos con las administraciones locales. En los casos en que dichos mercaderes violaban los acuerdos con las autoridades, estas tomaban rápidas y enérgicas medidas, incluyendo prisión y la confiscación de la plata y el oro.



[i] “El reino de los hititas”.
[ii] Se trata de meteoritos metálicos, sobre todo de hierro y níquel.
[iii] El presente resumen está basado en la obra citada en la nota i.
[iv] El autor señala que, literalmente, la fuente dice “ojos”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario