domingo, 31 de marzo de 2019

Cosas de reyes



La monarquía es una institución antigua que se ha ido adaptando a lo largo del tiempo y que ha aportado fórmulas muy pragmáticas para garantizar el poder en manos de un linaje. En el reino astur-leonés se han dado usos sucesorios diversos que ha estudiado, entre otros, Marco V. García Quintela[i]. Ya Sánchez-Albornoz había intuido la idea de los asociados al rey en la monarquía astur-leonesa, pero siempre se ajustó a la idea de que dicha monarquía era electiva, como había ocurrido en época visigoda, asentándose el principio hereditario solo tardíamente.

García Quintela, sin embargo, señala que el famoso historiador no tuvo en cuenta las relaciones de parentesco entre todos los ocupantes de la realeza. El prestigio de los primeros reyes –defiende Albornoz- se hizo extensivo a sus familias haciendo de sus miembros candidatos “naturales” a la elección. Además, los electores eran los miembros de la corte “hechura de la estirpe Alfonsina”. Esto es lo que se puede llamar tesis goticista a la que se opone la tesis autoctonista defendida por A. Barbero y M. Vigil[ii]. Las fuentes que estos autores han consultado parecen demostrar la importancia del elemento local en la sucesión, que puede explicarse por los intereses y tradiciones puramente locales, y hacen hincapié en el papel jugado por una serie de mujeres en ello.

Ermesinda, hija de Pelayo, Audosinda, hija de Alfonso I, y una hija anónima de Fruela, parecen determinar el ascenso al trono de sus respectivos maridos –Alfonso I, Silo y Nepociano, respectivamente-. Se trataría de una sucesión matrilineal indirecta que iría desapareciendo hasta imponerse la línea patrilineal que coexistió alternándose con la matrilineal. La raíz de esto estaría en usos prerromanos, donde destaca la filiación matrilineal o de formas de avunculado[iii] en las dedicatorias funerarias latinas con rasgos de indigenismo.

La elegibilidad de tradición gótica (o germánica) y el papel de las mujeres en la sucesión derivan de una tradición autóctona. De todas formas, tanto la elegibilidad como el carácter hereditario de los reyes han convivido en momentos distintos, como por ejemplo en el caso de Irlanda. De igual forma coexistieron en la Roma de los reyes antes del régimen republicano. Por su parte, Sánchez-Albornoz señala que la realeza, para la época astur-leonesa, circuló siempre entre los integrantes de un determinado linaje, hasta que relativamente tarde se impuso el principio hereditario. Por lo que respecta a la herencia por vía femenina, Barbero y Vigil (solo hasta el reinado de Alfonso III) señalan que solo se da en tres[iv] de los trece casos que estudian, considerándolos restos de un sistema en retroceso antes de que se imponga el régimen patrilineal.

En cuanto a la asociación (junto al rey efectivo) se da en el caso de Alfonso I y Nepociano. La elección se dio en los casos de Pelayo, Alfonso I, Bermudo I, Ramiro I, Ordoño IV, Ramiro III y Bermudo II. Los casos de herencia de la realeza directamente de los padres son Favila, Fruela I, Ordoño I, Alfonso III, Ordoño II, Ordoño III y Alfonso V. Vemos, pues, que la variedad es la norma. La realeza pasa –dice García Quintela- por todos los miembros disponibles de cada una de las generaciones dentro del linaje, contando parientes colaterales y por alianza (este es el papel de las mujeres). El cómo se forma un grupo de aspirantes a la realeza ya lo encontramos en la antigua Tesalia, donde se conoce una “clase” de reyes, basileeis, de donde salen los reyes efectivos.

Destaca el retraso en el ascenso al trono de Alfonso II, asociado por Audosinda y Silo con la función de comes palatinum, relegado por sus tíos Mauregato y Bermundo I, que lo asoció por segunda vez. Con Alfonso II se impone el principio hereditario durante más de medio siglo, para volver al sistema antiguo. A Ordoño II le sucede su hermano, a quien sucede su sobrino Alfonso IV, sucedido por su hermano Ramiro II.

La asociación al trono solo aparece de forma expresa las dos veces que hemos visto con Alfonso II, y cuando el que lo asocia es Bermundo I, lo hace con preferencia sobre su propio hijo. Parece evidente, por otra parte, que el título de comes palatinum fue un trampolín para el acceso a la realeza: Aldroito y Piniolo se la disputaron a Ramiro I, y así se ve que el sistema generaba conflictos porque de por medio estuvieron las ambiciones, las diferencias de edad, las capacidades militares o intelectuales… Vimara fue asesinado por su hermano, Mauregato fue presentado como un tirano por obligar a su sobrino Alfonso II a entrar en un monasterio, Nepociano termina cegado[v] por orden de Ramiro I, los hijos de Ordoño II se enfrentan por el trono con los de Fruela II. La conflictividad es un elemento estructural de esta monarquía.

En el caso de Pamplona nos encontramos con algo parecido: la segunda dinastía de reyes, formada por los Jimeno, dominó todo el siglo X y accedieron al poder cuando tres de los hijos de García Jiménez se unieron en matrimonio con otras tantas mujeres de la familia Arista, linaje que ocupaba la realeza hasta entonces, y su hija Sancha Garcés también se casa con un varón Arista. La reiteración de esta alianza –dice García Quintela- indica una especie de dumping por los Jimeno sobre los Arista y esto se ve de nuevo con los hijos de Íñigo Garcés, hermano de Sancho Garcés, que se casan con mujeres del linaje muladí de los Ibn Qusa[vi]. Sabemos de enfrentamientos  entre los hermanos de Íñigo y Sancho, y que este (y sobre todo su mujer, Toda, a la que las fuentes atribuyen un gran protagonismo) casó a sus hijas con varones de la dinastía astur-leonesa.

Los reyes de Viguera[vii] tuvieron un papel especial, pues Sancho Garcés II y Ramiro de Viguera recibieron el tículo de rex al mismo tiempo, aunque la primacía la tuvo Sancho, y este título lo recibieron cuatro miembros de la familia real pamplonesa, llegasen a ser reyes o no.


[i] “Parejas de reyes hispanos en la Antigüedad y la Alta Edad Media”.
[ii] El presente resumen se ha hecho teniendo en cuenta la obra citada en la nota i.
[iii] Avunculus es el tío materno. El hermano de la madre ocupaba un lugar de privilegio en el sistema de parentesco.
[iv] Son los citados de Alfonso I, Silo y Nepociano.
[v] El cegamiento fue frecuente entre los aspirantes a la realeza en Irlanda.
[vi] Creo que es Ibn Musa, de la familia de los Banu Qasi.
[vii] En el centro de la actual comunidad de La Rioja, en el valle del río Iregua.

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