sábado, 10 de diciembre de 2022

Protegidos y protectores

 


El conquistador Vázquez de Coronado[i], en cierta ocasión, cumplió con un encargo del virrey de Nueva España[ii] consistente en reprimir una sublevación de indios y esclavos negros en las minas de Amatepeque[iii], y además de torturar a los más significados, cogió algunos cuerpos descuartizados y los llevó ante el virrey en prueba de su eficacia. Encargado poco después de que se interesase por el trato que recibían los indios en las minas de Sultepec, no lejos de las anteriores, Coronado pudo comprobar el duro trabajo al que eran sometidos, y denunció ante la Real Audiencia que los encomenderos no cumplían con su obligación de cristianizarlos. La moral de los actos era lo de menos, pero la fe…

Se trata de una contradicción evidente y que solo se entiende si se penetra en la mentalidad de aquellas gentes conquistadoras, máxime si Vázquez de Coronado –como era el caso- estaba dispuesto a todo con tal de satisfacer al virrey, su benefactor. El indio sumiso era objeto de conmiseración, pero el revoltoso podía ser sometido a todo tipo de torturas. Quizá sea Vázquez de Coronado uno de los mayores posesores de encomiendas en la Nueva España, y cuando en 1544 las encomiendas pasaron a ser posesión de la Corona, ocupó los últimos años de su vida pleiteando para que se las devolvieran.

Otro protegido fue Alonso de Ojeda[iv], teniendo que recurrir a la influencia de Juan Rodríguez Fonseca para participar en el segundo viaje de Colón. Fonseca unía a su condición de clérigo (obispo en varias diócesis y otros cargos eclesiásticos) el pertenecer a una de las familias más influyentes de Castilla, aunque era de ascendencia portuguesa. También con los oficios de su protector participó Ojeda en una expedición con Américo Vespucio y Juan de la Cosa empleando indios como guías, y en 1501 fue nombrado gobernador de Paria (en la actual Colombia, en torno al golfo de Urabá), pero por haberse excedido en sus funciones fue apresado y regresado a España. De nuevo la influencia de Fonseca hizo que la Corona fuese indulgente con Ojeda, alegando que no había dejado de enviar a la corte el quinto real…

A la altura de 1528 el rey Carlos I ya estaba avisado del poder que Cortés había adquirido en México, por lo que no tardaría en establecer el primer virreinato de América, la Nueva España. Mientras tanto el ambicioso Nuño de Guzmán[v] había enviado cartas al rey informando de la situación en México, y fue nombrado presidente de la primera Audiencia de Nueva España para que investigase al conquistador de Tenochtitlan. En realidad la hostilidad entre Nuño de Guzmán y Cortés venía de lejos, pues este había planeado una expedición a territorio que estaba bajo jurisdicción del primero (Sinaloa); y habiendo llevado a cabo Cortés varios viajes al mar del Sur, todos habían fracasado, sin haber obtenido nada positivo.

Aquí quien aparece como protector de Nuño de Guzmán es el rey de España, pero no tanto por simpatías hacia él como por desconfianza hacia Cortés, y este comportamiento de continuos enfrentamientos entre conquistadores españoles jalonan la historia de las Indias.

El culto Jiménez de Quesada estuvo metido en pleitos hasta las orejas, pues era el momento en que no pocos denunciaban lo que estaba pasando en América con la población indígena y con la administración de los territorios. A tal punto no debió tener las cosas claras que durante algunos años se fue a vivir a Francia o Portugal, pero luego tuvo que responder ante el Consejo de Indias y se mostró insumiso, por lo que se dio orden de su captura. A los pocos años, no obstante, ya le vemos con un importante cargo en el Reino de Granada[vi], practicó el esclavismo (lo que era común en la época si se tenía la oportunidad) y pudo disfrutar de una renta vitalicia.

Haber estudiado leyes y tener méritos reconocidos como conquistador le tuvieron que valer para conseguir de la Corona ventajas que otros no obtuvieron. Escribió mucho, pues tenía aptitudes para ello, y como algunas de sus obras reivindican la labor de los conquistadores en América, quizá logró ventajas ante la Corona en momentos de dificultad, que no fueron pocos.

Diego de Almagro[vii] se vio envuelto en los conflictos civiles entre españoles en territorio andino. Fracasó en los objetivos que se le habían encomendado en Chile, pero lo cierto es que la obra era de una dificultad extraordinaria; en todo caso fue uno de los más pendencieros conquistadores, pues se opuso a los hermanos Pizarro, que eran tan o más ambiciosos que él.

No parece que contase con benefactor alguno, pues de lo contrario quizá no habría sido su fin tan trágico: traicionado, fue muerto por los los Pizarro, y quizá la única que se compadeció de él fue la negra que le servía, la cual le dio sepultura con más piedad que la que él había tenido en vida.

Más allá de los méritos y crueldades de estos personajes, como de otros muchos conquistadores de las Indias, lo cierto es que pasaron dificultades sin fin, penalidades, sufrimientos, derrotas y victorias, gozaron del mando pero lo perdieron no pocas veces, algunos murieron en la cárcel y otros en la opulencia. Un tiempo realmente asombroso.



[i] Nació en 1510 y murió en México en 1554.

[ii] Antonio de Mendoza, militar y de la nobleza española.

[iii] Al suroeste de la ciudad de México.

[iv] Nació en Torrejoncillo del Rey en 1466 y murió en Santo Domingo en 1515.

[v] Nació en Guadalajara en 1490 y murió en Torrejón de Velasco (actual provincia de Madrid) en 1558. Se dedicó al comercio de esclavos y el trato dado a los indios es de los más crueles que se conocen, por lo que tuvo que responder. Cuando se le hizo el juicio de residencia le encontraron responsable de no pocos delitos.

[vi] En general el territorio de la actual Colombia.

[vii] Nació en 1475 y murió en el Cuzco en 1538.

Ilustración: Mapa de San Miguel y San Felipe de los chichimecas (detalle), 1580. Real Academia de la Historia. Madrid.

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