viernes, 22 de enero de 2021

Viaje por los azulejos españoles

Musulmanes y mudéjares nos han dejado una estética, unas técnicas, que han heredado los pobladores de la península Ibérica de forma muy variada: azulejos, alicatados, la cuerda seca[i], etc.  En cuanto a los colores empleados, el negro, azul, blanco, verde, melado…

Son muchas las poblaciones españolas donde podemos encontrar muestras de estas obras vistosas y laboriosas, tanto para pavimentos como para muros, techos, jambas y cubiertas, en éste caso cúpulas. Los primeros ejemplos, según Mónica Malo Cerro[ii], están en las sevillanas Giralda, Torre del Oro y Santo Tomás[iii], pero también podemos ver azulejos, alicatados, etc. en Toledo y Alba de Tormes, Tordesillas, Salamanca, Valladolid, Toro, Benavente, Valencia, Teruel, otras poblaciones y en varios museos.

Para las piezas vidriadas se empleaba plomo o estaño, constituyendo paneles decorativos con piezas de barro esmaltado (aliceres) que suelen ser monocromos y tener forma de polígono regular o estrellado; se unen y encajan unos con otros formando diseños geométricos complejos. La técnica del alicatado (revestimiento de suelos o muros con azulejos) tiene gran dificultad y por ello será reemplazada a lo largo de los siglos XV- XVI por la de la cuerda seca y por la de arista[iv]. Los alicatados podrían haberlos introducido los almohades en el siglo XIII y permanecer su elaboración en el reino nazarita de Granada y en la Sevilla mudéjar.

Puede empezarse un viaje por los azulejos sevillanos de los edificios citados, que quizá son los más antiguos conservados de la región (mediados del siglo XIV), aunque el máximo esplendor se alcance en el reino nazarita. Luego iremos a Toledo, donde vemos alicatados en el pavimento de la sinagoga del Tránsito, además de “alfombrillas” cerámicas que adornan varios conventos, que también los podemos encontrar en Teruel[v]. Y de aquí al castillo de Alba de Tormes, que pasó a propiedad del Duque de Alba[vi], construcción iniciada en 1430. Las formas de sus azulejos son estrellas, cruces y polígonos muy variados de colores verde, blanco, melado, marrón, negro y azul, según los resultados de las excavaciones arqueológicas.

Pasando a Salamanca podemos ver alicatados en el palacio de Don Juan Sánchez de Sevilla, actual convento de las Dueñas. El personaje era Contador Mayor de Castilla y construyó su residencia a finales del siglo XIV, conservándose dos puertas con decoración cerámica considerada de origen sevillano. La puerta más vistosa está formada por un arco de herradura enmarcado en un doble alfiz, con yeserías y aliceres formando arcos de medio punto entrelazados. En las jambas se pueden ver alicatados y almenillas[vii]. Otra puerta está formada por un arco de herradura apuntado, donde vemos cerámica esmaltada y barro sin vidriar (azulejos). Las enjutas están decoradas con octógonos y, en las jambas, con lazos.

En Castilla y León éste tipo de obras se hallan en palacios construidos por los reyes o por nobles, que podrían contratar ceramistas mudéjares. Los ejemplos más antiguos también son del siglo XIV, como el convento de Santa Clara de Tordesillas, originariamente palacio de Alfonso XI, en estilo mudéjar. El patio se encontraba decorado con un zócalo de alicatados, pero se ha perdido, conservándose restos de cerámica ornamental en la fachada y en un aljibe, aunque estos no son ejemplos representativos de la azulejería, mucho más brillante en otros lugares.

En la fuente del salón del aljibe se encuentran alicatados del siglo XIV con motivos en forma de aspa, estrella, dameros, rombos en diversos colores (verde, melado y negro). En la fachada se ven dos llaves de cerámica en color verde y también restos de aliceres en las claves de las ventanas.

Luego habrá que ir al Museo de Valladolid, donde se conservan restos aislados de aliceres, que son procedentes del palacio del Almirante de Castilla, hoy desaparecido. De estilo mudéjar, había sido construido en la segunda mitad del s. XV y en su interior había mosaicos y azulejería mudéjar, fragmentos de los cuales se conservan en dicho museo. En San Benito de dicha ciudad se encuentran azulejos aisladamente. En el siglo XVI, según Malo Cerro, se siguieron realizando pavimentos de éste tipo, basados en esquemas mudéjares, pero compuestos por azulejos de arista.

De aquí a Toro, donde está el monasterio de Sancti Spiritus, en cuyo refectorio también encontramos azulejos de variados colores formando el suelo, único caso completo que se conserva en Castila y León, como así mismo en el castillo de Benavente. Suelos así decorados se encuentran en el castillo de Albalate del Arzobispo (norte de la provincia de Teruel) y en la iglesia colegial de Daroca, pavimentos del siglo XIV.

También había una techumbre revestida al exterior por piezas esmaltadas, de estilo mudéjar, en la iglesia de San Tirso de Sahagún, aunque una vez que se hundió, los restos que se pudieron conservar están en el Museo de León.

La cerámica levantina es verde y morada, de reflejo morado, y azul bajo cubierta blanca, siendo la decoración más abundante la última citada, que se producía en Manises sobre todo, empleando la técnica del óxido de cobalto sobre un vidriado estannífero. Dicha técnica fue traída por los árabes de oriente hasta los alfares malagueños y, a partir de aquí, a los mudéjares españoles.

Aquí no se agota todo lo que se puede decir de la azulejería española, porque en nuestro viaje casi no hemos hablado de Aragón, Levante y Andalucía, pero lo que sí se puede asegurar es que, allí donde hubo mudéjares, la azulejería medieval fue un hecho.[viii]


[i] Es una técnica para decorar cerámica mediante un dibujo que delimita los espacios donde se aplican diversos colores.

[ii] “Azulejería en Castilla y León…”.

[iii] Monasterio dominico femenino fundado en el siglo XV, ha tenido reconstrucciones más tarde. Ahora está ocupado por varones de la misma orden.

[iv] Se utiliza un molde sobre la cerámica blanda antes de ser decorada, en ocasiones sustituyó a la técnica de la cuerda seca.

[v] El suelo de la catedral de Palencia, formado de la misma manera, fue sustituido en el siglo XVIII.

[vi] Sus orígenes están en el siglo XII, ampliándose en el siguiente. Pasó a manos de Gutierre Álvarez de Toledo (siglos XIV-XV), obispo de Palencia y arzobispo de Sevilla.

[vii] Adornos en forma de almenas.

[viii] El presente resumen está basado en un capítulo de la obra citada en la nota ii.

Ilustración: azulejos de alicatado de arista en el castillo ducal de Alba de Tormes (murallologo.blogspot.com/2015/02/el-castillo-ducal-de-alba-de-tormes).

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