lunes, 16 de enero de 2023

Retrato de viejo durmiente

 


En la llanura padana, cerca de Verona, se encuentra Custoza, al sur del lago di Garda: allí tuvo lugar una batalla que se enmarca en la lucha por la independencia de los italianos contra el imperio Austríaco, que en 1848 será favorable a éste. Como es sabido, al frente de la unificación italiana estuvo el reino de Cerdeña, de larga historia antes de ser gobernado por la dinastía saboyana. No había pasado un año y los italianos volvieron a ser vencidos en la batalla de Novara, al este Milán, formando parte del mismo contexto histórico.

Al mismo tiempo algunos reinos de Italia vivían la efervescencia romántica y liberal que en otras partes de Europa por influencia de las ideas ilustradas y de la Revolución Francesa, hasta el punto de que habiéndose establecido en el reino de Cerdeña una legislación liberal en 1821, fue abolida por el rey Carlos Félix en el mismo año: no muy distinto a lo que venía ocurriendo en Europa. El rey Carlos Alberto, en 1848, estableció lo que se ha llamado el “Estatuto Albertino”, por el que su autoridad quedaba limitada por un Parlamento y se asumían ciertos presupuestos liberales. A este rey se debe la fundación de lo que hoy conocemos como “Gallería Sabauda” en 1832 (Turín), aunque la colección de obras se remonta a varios siglos atrás. Se instaló inicialmente en el Palazzo Madama, pero aún no era un museo nacional, sino que dependía de la voluntad del rey[i].

Aquellas derrotas en el campo de batalla hicieron abdicar al rey Carlos Alberto, siendo sustituido por Víctor Manuel II, que en 1861 sería reconocido como rey de Italia. Atrás quedaban los tiempos en que “las ciudades reales del Reino de Cerdeña… tuvieron que gestionar la casi permanente ausencia de sus reyes y señores”. Para ello enviaban frecuentemente sus delegados, que trataban los asuntos de la más diversa índole con el monarca, hasta el fin del Regnum Sardinae en 1847[ii]. Miquel Fuertes aporta datos sobre “los asuntos más importantes que se tenían que tener en cuenta a la hora de entrar a gobernar la isla”, como el funcionamiento de las instituciones delegadas del monarca, los arzobispados, etc. Las ciudades con este privilegio tenían amplia autoridad y jurisdicción para imponer gravámenes, fijar precios, regular el comercio, controlar el orden público… hasta mediados del siglo XIX.

La capital del reino, en realidad, estuvo en Turín desde la caída de Bonaparte, que había ocupado y anexionado Piamonte. De ahí la necesidad por parte de la dinastía saboyana de hacer de la ciudad una verdadera corte con todos los elementos que caracterizaban a las demás europeas: museos, desarrollo urbano, etc. La creación de la Gallería Sabauda forma parte de ello, una de cuyas obras es el “Retrato de viejo durmiente” (Rembrandt).


[i] En 1860 fue entregado al Estado por el rey Víctor Manuel II, y en 1865 el museo fue trasladado a un piso del Palazzo dell’Accademia delle Scienze. Recientemente el museo y sus obras se trasladaron a la Manica Nuova del Palacio Real, un verdadero complejo cultural.

[ii] Miquel Fuertes Broseta, “Los enviados por las ciudades reales de Cerdeña a su rey…”.

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