lunes, 5 de marzo de 2012

El edicto de El Bierzo


 En el año 15 antes de Cristo el emperador Augusto dio a los susarros, habitantes de un castro en las proximidades de Bembibre (León) la inmunidad y la posesión de sus tierras, así como a los cigurros los reintegró a las suyas con la condición de que se sometiesen a las obligaciones que imponía Roma. De esta manera el emperador premiaba a aquellos por no haber ofrecido resistencia a la ocupación romana en comparación con otros pueblos comarcanos, que sí se habían opuesto. Alguien, poco después, grabó en una plancha de bronce rectangular el texto con el edicto imperial. Esta plancha habría servido para que susarros y cigurros exhibiesen sus derechos, pero en algún momento se perdió y ha sido encontrada en el año 1999.

La plancha tiene una pátina verdosa y oxidada. En la parte superior tiene una anilla, lo que indica que estaría colgada en algún lugar a la vista de quien procediese, teniendo la plancha 24,4 cm. por 15,3 y 0,2 de grosor; conservándose en el Museo de León.

En el texto augusteo se hace mención a una provincia Transduriana (territorios al norte del Duero, al noroeste de la península) probablemente englobando lo que luego serían los conventos de Brácara, Lucus y Astúrica. Esta provincia, como entidad administrativa, no duraría mucho, desaparenciendo entre los años 15 ó 13 antes de Cristo. Por lo tanto el llamado edicto de El Bierzo fue acordado por Augusto cuando la provincia estaba en sus últimos momentos. 

La concesión de una inmunitas perpetua a los peregrinos susarros fue algo, si no excepcional, sí poco frecuente (E. García Fernández, 2000) y en todo caso se trata del primer caso de éste tipo de documento en Hispania. La importancia de esta plancha con su texto ha consistido en que nos podamos hacer una idea de cómo estaban organizados los pueblos del noroeste: los castella/castellani no fueron exclusivos de Gallaecia, sino también de los ástures, y el hecho de que existiesen castella era perfectamente compatible con la organización gentilicia de aquellos pobladores (al menos en el área ástur) segun E. García Fernández. 

Lo que hizo Roma cuando se adueñó de estos territorios del noroeste es agrupar varios castella (lugares de asentamiento) en una civitas, sabido que ésta un era un núcleo "urbano" del que dependían áreas rurales circundantes (los castella de los pobladores indígenas). Hasta no hace mucho la existencia de una C invertida en ciertas epigrafías, entendida como castellani, se hacía propia de un área donde la población no estaba organizada en gens: esto hoy aparece como compatible, y de ahí la importancia del edicto de El Bierzo, que por otra parte se inscribe en el afán de Roma por ocupar el noroeste para explotar su riqueza minera.

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