Fachada de la iglesia del Gesù |
Planta |
El barroco -y esta iglesia solo lo es en parte- abandona la racionalidad del renacimiento para impresionar a los sentidos; de ahí su decoración exuberante y fuera de todo límite. En cuanto a las fachadas están en función del exterior más que del interior del propio edificio, por eso al observar la fachada de la iglesia del Gesù no adivinamos el número de naves (que es solo una), contrariamente a lo que ocurría hasta ese momento. La planta carece de nártex y está formada por una sola nave (como el resto de las iglesias jesuíticas, de la que éta es la primera) cubierta con bóveda de cañón. A los lados hay capillas que se comunican entre sí, y mediante grandes arcadas de medio punto con la nave. Sobre estas arcadas, grandes entablamentos incurvados, rompiendo con la tradición clasicista de entablamentos rectos y diáfanos, sin decoración. Cerca de la cabecera se levanta una cúpula (recordemos la de Brunelleschi en Sante María de las Flores y la de Miguel Ángel en el Vaticano) sobre cuatro grandes pilares (fuera de toda proporción), arcos torales y pechinas.
La fachada de della Porta será modelo para otras iglesias jesuíticas (esta orden había nacido en 1541 para combatir la reforma luterana y para engrandecer la figura del papa y de la Iglesia tradicional). Este modelo de fachada también se extendió a América dado el papel que los jesuítas realizaron allí.
La obra es una muestra más de mecenazgo, tan propio del renacimiento, pues en su financiación intervino Alejandro Farnesio, nieto del papa Paulo III. En cuanto a los elementos observamos frontones rectos y curvos, pilastras y columnas, una cornisa bajo el entablamento en el exterior ligeramente dislocada, como la línea inferior del frontón que remata la fachada: estas "rupturas" son propias del barroco, aquí todavía leves, pero más acusadas cuando pasen unos años. Las volutas laterales del segundo cuerpo sirven para salvar la diferencia de altura con la "calle" central, algo que ya había usado Alberti en Santa María Novella y más tarde Miguel Ángel. En la fachada aparecen nichos, decoración (que no existía apenas en el pleno renacimiento) y escudos.
El interior sí que es claramente barroco, obra de Vignola y de otros artistas posteriores (incluso algunas esculturas son de Bernini). Decoración mediante frescos y esculturas muy movidas y alusivas al espíritu contrarreformista que se vivía: "El triunfo de la fe" y "La religión flagelando a la herejía" (clara alusión a la reforma protestante). Los amplios ropajes de la figuras nos hablan ya del barroco, e igualmente las composiciones muy abiertas y con un movimiento exagerado y dramático.
La fachada está compuesta de tres "cuerpos": el inferior hasta el grueso entablamento; el intermedio flanqueado por las dos grandes volutas y el superior con el gran frontón sin decoración en su tímpano.
Tal influencia tuvo esta iglesia en las jesuíticas de toda Europa que puede comparase -como simples ejemplos- con la iglesia de San Carlos Borromeo en Amberes, también frente a una plaza, obra de François D'Aguillon entre los siglos XVI y XVII, aunque continuada por otros. También la iglesia de San Bartolomé de Pontevedra, ya plenamente barroca, obra del siglo XVII pero para los jesuitas de la ciudad.
En Valencia existe una iglesia (Santiago apóstol y san Felipe Neri) cuya fachada se inspira directamente en la del Gesù de Roma aunque, obviamente, es muchísimo más modesta. Felices vacaciones. Un abrazo.
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