Iglesia del monasterio de los Jerónimos |
Los siglos XV y XVI son de una gran prosperidad política y económica en Portugal, pues a los descubrimientos geográficos une el asentamiento de su monarquía y la aparición de una clase burguesa que no será ajena a las empresas ultramarinas. La corona -y algunos grupos sociales- tiene pues recursos para un edificio simbólico de su poder, máxime cuando se sabía lo que en Italia, España y otros países europeos estaba ocurriendo al calor de las ideas humanistas y del gusto renacentista. Por lo demás, el renacimiento portugués de la primera época tiene claras semejanzas con el español plateresco, pues veremos pervivencias del gótico en una obra se que suele considerar renacentista.
La pervivencia de elementos góticos la podemos ver el la elevación de la iglesia, con una sola nave de planta de salón, cuando el renacimiento italiano, por ejemplo, había vuelto a la creación de espacios en horizontal; otro tanto podemos decir de las nervaduras de las bóvedas, de un virtuosismo gótico que solo se ve en algunas partes de España y de Inglaterra; los pináculos, las estatuas que decoran algunas fachadas... pero la horizontalidad del edificio en su conjunto, dividido en dos cuerpos, es una clara muestra de la arquitectura renacentista.
Hay una portada principal y otra lateral, la iglesia, el claustro y las capillas de la iglesia (laterales a la única nave longitudinal). En el siglo XIX se añadió una parte que aquí no nos interesa.
Aunque los planos se deben a Diogo Boitaca, en realidad éste arquitecto no hizo sino empezar la obra, de la que se hizo cargo poco después Juan de Castillo: éste adapta aquellos planos a una dimensión realmente simbólica (como El Escorial podría serlo para la monarquía de Felipe II). A la muerte del rey Manuel las obras se paralizaron (1521) pero se reanudaron poco después, de forma que, por ejemplo, algunas capillas de la iglesia se remodelaron en estilo renacentista en la segunda mitad de la centuria. Había empezado a trabajar en este edificio Diego de Torralva, también español, ya no influido por el gótico, trabajando en los elementos escultóricos el español Vasco de la Zarza.
La portada principal está abierta por un arco conopial (del gótico tardío) sobre dos puertas. Otras arcadas, sin embargo, son de medio punto. La portada secundaria u occidental está decorada con las esculturas del rey Manuel I y su esposa, obras de Nicolás Chantarenne. En todo caso volvemos a un tipo de mecenazgo, en este caso real, reclutanto artistas de los más diversos orígenes.
La sacristía de la iglesia presenta la particularidad de que su bóveda se sostiene por medio de una columna central que se abre en nervaduras en forma de palmera. El claustro, obra de una magnificencia extraordinaria, es obra también de Juan del Castillo: su decoración es exuberante, con letras M alusivas el rey Manuel, lazos marineros, hornacinas, temas religiosos, medallones... (Ver: http://www.viajeuniversal.com/portugal/lisboa/monasteriojeronimos/presentacionmonasteriojeronimos.htm).
Decoración manuelina en el monasterio |
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