Como es sabido, la llegada a
América a finales del siglo XV no constituyó descubrimiento alguno, sino una gesta
extraordinaria propia de la experiencia de algunos navegantes como Colón y
otros castellanos y portugueses. Solo años más tarde, cuando Vasco Núñez de
Balboa (1513) descubra el océano Pacífico, llamado así por el predominio de sus
calmas en relación con el Atlántico, se confirmaría que América no era sino una
gran masa continental de la cual no se tenía noticia en Europa hasta 1492,
aunque en esta fecha se la identificase con las costas orientales de Asia.
Una vez que la ruta de
occidente había sido experimentada con éxito en varios viajes,
quedaba por
descubrir el paso que permitiese atravesar el Pacífico para llegar, en efecto,
a Asia: el objetivo eran las especias y otras riquezas que no existían en
Europa, y
que los portugueses alcanzaban desde 1498 habiendo fundado Goa en la India. La vieja “ruta de la seda”, que atravesaba Asia y que la comunicó con Europa hasta el
siglo XV, había sido interrumpida con la caída de Bizancio en manos de los turcos
otomanos (1453).
El viaje que dirigió el
portugués Magallanes al servicio de la monarquía española
(1519-22), llegó a descubrir el paso, en el extremo meridional de América, que llevaría
luego el nombre de estrecho de Magallanes. En realidad, otra gesta digna de
admiración, pues logró regresar a la península Ibérica dando la vuelta al globo. No
obstante, la mayor parte de las expediciones que se realizarían en los siglos XVI y
XVII por el Pacífico partirían de puertos americanos que asomaban a dicho océano,
pues la ruta de Magallanes resultaba antieconómica: véase en el mapa que los
puertos de El Callao y Acapulco (en los dos virreinatos hispanos) fueron lugares de
partida y llegada en múltiples expediciones.
(1519-22), llegó a descubrir el paso, en el extremo meridional de América, que llevaría
luego el nombre de estrecho de Magallanes. En realidad, otra gesta digna de
admiración, pues logró regresar a la península Ibérica dando la vuelta al globo. No
obstante, la mayor parte de las expediciones que se realizarían en los siglos XVI y
XVII por el Pacífico partirían de puertos americanos que asomaban a dicho océano,
pues la ruta de Magallanes resultaba antieconómica: véase en el mapa que los
puertos de El Callao y Acapulco (en los dos virreinatos hispanos) fueron lugares de
partida y llegada en múltiples expediciones.
Para valorar en su justa medida
la importancia técnica y científica de estas
exploraciones ha de tenerse en cuenta que el Pacífico tiene una superficie de casi 180
millones de km2, es decir, unas 356 veces España. Se trata de un océano ecuatorial,
pues de los 360º del globo, 150º pasan por el Pacífico (lo cual explica en cierto
modo la persistencia de las calmas ecuatoriales, que hacen más difícil la navegación a
vela). Las corrientes marinas solo tienen importancia en el Pacífico septentrional (Kuro
Shivo, en dirección Este) y en el Pacífico sur la corriente de Humboldt, pero poco
eficaz para atravesar el océano, pues su dirección es Sur-Norte bordeando las costas de
Chile, lo que sin duda aprovechó Magallanes antes de alcanzar la latitud favorable para
navegar hacia el Oeste, latitud que luego seguirían Quirós, Mendaña y otros en los
viajes de ida.
exploraciones ha de tenerse en cuenta que el Pacífico tiene una superficie de casi 180
millones de km2, es decir, unas 356 veces España. Se trata de un océano ecuatorial,
pues de los 360º del globo, 150º pasan por el Pacífico (lo cual explica en cierto
modo la persistencia de las calmas ecuatoriales, que hacen más difícil la navegación a
vela). Las corrientes marinas solo tienen importancia en el Pacífico septentrional (Kuro
Shivo, en dirección Este) y en el Pacífico sur la corriente de Humboldt, pero poco
eficaz para atravesar el océano, pues su dirección es Sur-Norte bordeando las costas de
Chile, lo que sin duda aprovechó Magallanes antes de alcanzar la latitud favorable para
navegar hacia el Oeste, latitud que luego seguirían Quirós, Mendaña y otros en los
viajes de ida.
El mapa nos muestra el viaje de
Saavedra de 1527, que intentó averiguar la ruta de
Magallanes y llegó a las Molucas (especias), Mindanao (luego formando parte de
Filipinas) y Nueva Guinea. También es importante el viaje de Mendaña, que en
1567 pasó a Perú donde obtuvo el mando de una expedición cuya misión era buscar
la “Terra Australis”, un continente meridional del que se tenían vagas noticias o
simplemente suposiciones. En su viaje de 1567-68 llegó a Santa Isabel, a las islas
Salomón y al oeste de Nueva Guinea. En 1595 realizó otra expedición en la que
descubrió el archipiélago de las Marquesas, donde murió.
Magallanes y llegó a las Molucas (especias), Mindanao (luego formando parte de
Filipinas) y Nueva Guinea. También es importante el viaje de Mendaña, que en
1567 pasó a Perú donde obtuvo el mando de una expedición cuya misión era buscar
la “Terra Australis”, un continente meridional del que se tenían vagas noticias o
simplemente suposiciones. En su viaje de 1567-68 llegó a Santa Isabel, a las islas
Salomón y al oeste de Nueva Guinea. En 1595 realizó otra expedición en la que
descubrió el archipiélago de las Marquesas, donde murió.
Quirós fue un portugués al
servicio de España (moriría en Nueva España en 1615).
Hombre místico, creyó en la existencia de la “Terra Australis”, donde quizá fuese
posible emprender la evangelización de sus pobladores sin los vicios que ya
se habían cometido en América: persistió durante un tiempo la idea del “buen
salvaje”, el indígena que con una prístina inocencia podría servir de instrumento
para la creación de una “ciudad de Dios” en la Tierra. El papa Clemente VIII influyó
en Felipe III de España para que le concediera una escuadra con la que partió de El
Callao en 1605 y llegó a la isla del Espíritu Santo (Nuevas Hébridas).
Hombre místico, creyó en la existencia de la “Terra Australis”, donde quizá fuese
posible emprender la evangelización de sus pobladores sin los vicios que ya
se habían cometido en América: persistió durante un tiempo la idea del “buen
salvaje”, el indígena que con una prístina inocencia podría servir de instrumento
para la creación de una “ciudad de Dios” en la Tierra. El papa Clemente VIII influyó
en Felipe III de España para que le concediera una escuadra con la que partió de El
Callao en 1605 y llegó a la isla del Espíritu Santo (Nuevas Hébridas).
Torres fue también un navegante
portugués al servicio de España (murió en 1613) que,
junto con Quirós, embarcó en San Pedro para intentar encontrar el continenteaustral
(1605) y llegaron a las Nuevas Hébridas en 1606. Separados por una tormenta,Quirós
regresó a Nueva España, mientras Torres descubría el estrecho entre Nueva Guinea y
Australia (Cook, en el siglo XVIII, le puso el nombre de estrecho de Torres).
junto con Quirós, embarcó en San Pedro para intentar encontrar el continenteaustral
(1605) y llegaron a las Nuevas Hébridas en 1606. Separados por una tormenta,Quirós
regresó a Nueva España, mientras Torres descubría el estrecho entre Nueva Guinea y
Australia (Cook, en el siglo XVIII, le puso el nombre de estrecho de Torres).
El mapa ofrece otros datos de
interés, como la ruta elegida por Urdaneta para
regresar desde Filipinas a
Acapulco aprovechando la fuerte corriente de KuroShivo. Debe también resaltarse –aunque no lo cite el mapa- el viaje de Legazpi: en
1571 fundó Manila, ocupó Filipinas (poniéndole a estas islas el nombre que
llevan en reconocimiento al rey Felipe II) y estableció una ruta continua desde Acapul-
co que regresaba aprovechando la corriente de Kuro-Shivo.
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