Voluntarios del requeté |
Como normalmente se ha atribuido la violencia durante la II República española a los anarquistas y falangistas, convendrá reflexionar sobre lo cierto de esto y si hubo otros grupos que la practicaron o ideologías que la predicaban.
Que en el siglo XIX los carlistas practicaron la violencia es evidente, pues protagonizaron, junto con el ejército español, tres guerras civiles. Luego se dividirían entre los seguidores de Cabrera, los de Pidal, los integristas y los mellistas (1). La violencia política no nace con la II República española, sino que viene de atrás, por lo menos de 1909 con la "semana trágica", por no remontarnos al siglo XIX, pero ya en 1900 los carlistas intentaron una insurrección sin éxito. Los carlistas se inspiraron, para su violencia en el siglo XX, en las "Juventudes Realistas" y en las "Ligas Patrióticas" de Francia, así como en los "Camelots du Roi" de la "Acción Francesa".
Uno de los principales activistas e ideólogos del carlismo fue Manuel Fal Conde, que mantuvo una intensa relación epistolar con el cardenal Segura, utilizándolo éste para sus fines pero sin comprometerse con aquel nunca. Cuando a los carlistas no les cupo "echarse al monte" (lo que hicieron durante el siglo XIX y durante la guerra civil de 1936) se organizaron paramilitarmente. Dice González Calleja que sus locales eran cuarteles vigilados por un retén. En ellos se instruía a los militantes y se daban clases de esgrima, se guardaban armas y municiones; se realizaban ejercicios de tiro y se cultivaban los mitos, más o menos irracionales. En abril de 1934 (cuando gobernaba la derecha en España) se estableció el "Frente Nacional de Boinas Rojas", que buscó ayuda e inspiración en la Italia fascita. Los desfiles y alardes militaristas eran contínuos.
También la CEDA (Confederación Española de Derechas Autónomas) participó de un cierto "agrado" por la violencia, sobre todo a partir de su sección juvenil: la "Juventud de Acción Popular". Los propagandistas católicos ya eran importantes en 1924, durante la dictadura de Primo, y en una fecha tan temprana como el 18 de octubre de 1931, cuando a la República no le había dado tiempo sino a nacer, el periódico católico y cedista "El Debate" hizo un llamamiento a los católicos para "defenderse a sí mismos y al mismo tiempo defender, por todos los medios y con todos los recursos, la amenazada existencia de España". Ya se consideraba amenazada la existencia de España y apenas se había tomado medida alguna, además de que se animaba a usar "todos los medios y con todos los recursos", sin matices, por lo que cabe entender que también los violentos, como luego se verá.
Acción Nacional fue el partido que aglutinaría a otros en la CEDA. Se inspiró para ello en la "Unión Católica" belga, mientras que en el otro extremo, la Federación de Juventudes Socialistas hizo un llamamiento en 1932 a la creación de milicias (congreso de 15 de febrero). A principios de 1933 se crea la CEDA, entre cuyos miembros habrá cierta simpatía por el nazismo y el fascismo italiano, si bien no de su estatismo y violencia extrema. Pero una cosa es esto y otra algunas expresiones que vienen a confirmar el clima de violencia que vivió la II República española, incubado décadas atrás: Gil Robles llegó a decir "la violencia para rechazar la legítima defensa, que no solo admito y proclamo, sino que he sido el primero en practicar" (2).
Hubo viajes de cedistas a Alemania, Italia y Bélgica y Gil Robles asistió al congreso nazi de Nuremberg en septiembre de 1933. Es sabido que con el tiempo muchos cedistas abrazaron el fascismo de Falange, que engrosaron la reacción contra el gobierno republicano (recuérdese que el Gobierno formado en 1936 era exclusivamente republicano, sin socialistas ni comunistas). Si a esto unimos el pistolerismo de la Falange, también de las JONS, la violencia anarquista y la pracicada esporádicamente por socialistas y comunistas (éstos más bien en la retaguardia durante la guerra civil) y la proclividad de algunos monárquicos alfonsinos a apoyar la violencia si ello restauraba la monarquía tradicional y los privilegios de las clases pudientes (si es que alguna vez dejaron de tenerlos), tenemos un cuadro muy negativo sobre el ambiente en que se desarrolló la II República española.
¿Podríamos pedirle más a aquellos gobernantes que estaban rodeados de violencia -larvada o manifiesta- por todos lados? ¿Se actuó con timidez ante la quema de conventos, costumbre que venía del anticlericalismo español en el siglo XIX? ¿Se actuó con permisividad cuando desfilaban por las calles de las ciudades y los pueblos, con sus correajes y armas, carlistas, jóvenes socialsitas y otros? ¿Pudieron los gobernantes republicanos ejercer la violencia del Estado más contundentemente en los casos de enfrentamientos entre bandos? Ya sabemos cómo explotó la derecha los casos de Arnedo, Castilblanco y Casas Viejas, por citar tres ejemplos; ya sabemos cómo se asesinó al teniente de la Guardia de Asalto José Castillo, unos días antes de que fuese asesinado el parlamentario derechista José Calvo Sotelo. Ya sabemos como se reprimió la "revolución de Asturias" (a todas luces ilegal) en octubre de 1934... y el clima de violencia estaba a flor de piel, era ciego. En este sentido las clases dominantes -y dirigentes- de la Restauración no fueron capaces -no quisieron- crear una conciencia democrática en España, entre otras cosas, para que esto fuese así, sería necesario extender la cultura, y España era, aún en 1936, un campo yermo donde poco se había hecho en materia de educación y de instrucción cívicas, como no fuese entre los hijos de las clases pudientes, muchos de los cuales engrosaron luego el reaccionarismo más impío.
El clero también atizó la violencia: son muchos los monjes y sacerdotes que participaron en partidas guerrilleras durante el siglo XIX, y cuando durante la República los obispos tocan a rebato, muchos clérigos lanzaron soflamas desde los púlpitos, unos en favor de estos y otros -los vascos- en favor de aquellos. No creo -como ha escrito Gil Robles- que no fuese posible la paz. En aquel clima de enormes diferencias sociales, de grandes libertades conquistadas, hubo mucha imprudencia, crímenes imperdonables en el caso de algunos dirigentes, pero sí hubiera sido posible la paz si "la musa del escarmiento" hubiese dictado la lección a tiempo, como en 1940 escribiría Manuel Azaña. El escarmiento no había colmado España entonces, por lo que parece.
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(1) Es intresante la obra de Eduardo González Calleja "Aproximaciónn a las subculturas violentas de las derechas antirrepublicanas españolas (1931-1936)".
(2) José María Gil Robles, "La Gaceta Regional", Salamanca, 8 de septiembre de 1933.
Mes de abril.1934
ResponderEliminar10 de abril.
Atentado en la calle Princesa de Madrid contra Jose Antonio Primo de Rivera cuando pasaba en un coche tras haber intervenido en el juicio por el asesinato de Matias Montero. Es atacado con bomba y pistolas. Los autores consiguen huir.
16 de abril.
En la calle de Chamartin, en Madrid, se produce un atentado fallido contra un coche conducido por un médico, creyendo que se trataba de José Antonio Primo de Rivera.
21 de abril
En Valencia se produce un enfrentamiento entre obreros de la Union Naval de Levante y la policía. Hay un muerto.
22 de abril.
En Aranjuez, Avila, Madrid y Cienpozuelos para evitar la concentracion de derechas en el Escorial, las milicias de izquierda vuelcan en Aranjuez dos camionetas que llevaban afiliados de Valencia y Murcia.
En Ciempozuelos es tiroteado un tren especial ocupado por congresistas, dejando dos viajeros muy graves. En Avila estalla una bomba en la via férrea; en Madrid se convoca un paro y se dispara contra algunos coches que se dirigen al Escorial, hiriendo a cuatro miembros de la JAP (Juventudes de Accion Popular)
El diario El Socialista había escrito sobre dicho mitin: "No se celebrará....Además, somos millares y millares los que iremos de toda España a impedir ese crimen contra la clase obrera (Es un mitin político). Y si el Gobierno lo autoriza, habrá un dia de luto en El Escorial".
23 de abril.
El gobierno decreta el estado de alarma.
Puedo seguir tirando de hemeroteca pero creo que es suficiente para demostrar que no eran solo los de la ceda los violentos , ya sabes el dicho entre todos la mataron y ella sola se murio.
ResponderEliminarun saludo .
Creo que en el último caso el Gobierno hizo muy bien en decretar el estado de alarma. Tus datos confirman lo que digo en mi artículo, si no me equivoco. Si sales de las poblaciones que citas (Madrid, Valencia, Aranjuez, Ávila, Ciempozuelos y Aranjuez) y te extiendes a otras -como seguramente sabes- la situación de violencia se agranda. Personalmente creo que la ejecución de José Antonio fue un crimen; por lo tanto veo más injustificado todavía que hubiese pronunciado la frase favorable a "la dialéctica de los puños y las pistolas...". Gracias por tu colaboración. Algunos datos no los conocía. Un saludo.
ResponderEliminarHay una diferencia fundamental entre los crímenes de unos y otros (todos execrables). Los crímenes cometidos por republicanos lo fueron a pesar del Gobierno; los del franquismo, por decisión de las autoridades del régimen impuesto.
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