Mientras que en España el protagonismo del ejército en la vida política se remonta al siglo XIX, en Portugal es mucho más notable en el siglo XX. La proclamación de la República en 1910 se vio favorecida por la negativa del ejército portugués a reprimir una protesta de unos dos mil soldados. En 1926 un golpe de Estado acaba con el régimen parlamentario y establece una dictadura, la cual se afianza con la creación del Estado Novo entre 1928 y 1933.
Mientras que la dictadura del general Franco en España no pasó por sobresaltos golpistas (los militares monárquicos no hicieron más que pedir, pero no actuar; los militares demócratas perdieron la guerra de 1936) en Portugal ya se vivió una gran crisis con las elecciones presidenciales de 1958: el candidato Delgado había propuesto destituir al dictador Salazar si salía elegido, pero el elegido fue un verdadero sostén para aquel: Américo Tomás. A partir de entonces hay varios intentos golpistas y en 1961 el "Directorio Revolucionario Ibérico de Liberación" se hace en alta mar con el trasatlántico "Santa María": es una demostración de que había militares contra el régimen y de que éste no estaba tan avispado como parecía. El general Franco, sabedor de que un cambio democratizador en Portugal repercutiría en España, envió el buque "Canarias" (1). Varios países europeos y Estados Unidos, entre aquellos Gran Bretaña, se desentendieron del caso como no fuese para considerarlo un simple acto de piratería. En el mismo año se produce el intento del general Botelho Moniz cuando acababa de empezar la guerra de Angola.
El problema colonial, para Portugal, será una verdadera pesadilla: jóvenes que iban a morir a África, un ejército que, paticipando en la OTAN, vio la profesionalización que allí se practicaba, empezó a tomar conciencia de que las fuerzas armadas estaban para otra cosa. El intento de Botelho no prosperó porque entre los insurgentes no hubo unidad (entre otras razones) pero se había abierto la puerta a una serie de intentonas golpistas que Salazar consiguió someter con la ayuda del presidente de la República, Américo Tomás. A los intentos golpistas no fue ajena la CIA, lo que demuestra la ineficacia de la agencia norteamericana, una vez más, y las dudas que habría en la administración de Estados Unidos, en plena "guerra fría": ¿seguir apoyando a una dictadura que prestaba ayuda al capitalismo o ayudar a demócratas que podrían legalizar el comunismo?
En España el ejército -sobre todo entre sus jefes y oficiales- parecía un monolito, mientras que en Portugal ya se había producido una pluralidad muy comprometedora para la dictadura salazarista. Además en España el jefe de todo era un militar, capaz con su sagacidad y trampas de aunar corporativamente a las fuerzas armadas. ¿De haber ingresado España en la OTAN, los militares habrían comprendido de igual manera el papel que les correspondía y se habrían dividido también? En Portugal no todo fueron militares golpistas, sino que hubo los llamados "tenientes de mayo", conservadores hasta la médula que apuntalaron al régimen más por hacer valer el papel del ejército en el mismo que por estar de acuerdo con Salazar.
Fortificación portuguesa en Luanda (Angola) |
El empeño de concebir a Portugal como un estado "no pequeño", pues tenía posesiones en varios continentes, empeño que estaba en el imaginario colectivo y que había alimentado la dictadura de Salazar, tenía relación con la idea de que un "Portugal grande", multirracial y dominador de materias primas y puntos estratégicos, era una garantía contra cualquier intento de España de volver a la unión ibérica, unión que solo se había dado dinásticamente durante sesenta años desde la independencia del condado de Portugal en el siglo XII.
La dictadura salazarista no solo fue un factor retardatario de la modernización de Portugal, un régimen currupto y represor de las libertades de los portugueses, sino que no tuvo inconveniente en apoyarse en regímenes racistas como el de Sudáfrica y Rhodesia para combatir a los nativos de Angola y luego de Mozambique. Más tarde fueron las democráticas Francia y Alemania del Oeste quienes suministraron créditos y material de guerra al ejército portugués para que siguiese con su misión criminal en África. Lo importante era hacer negocios: ni el héroe De Galulle ni la democracia cristiana alemana tuvieron inconveniente moral alguno, como tampoco tuvieron inconveniente en que se vulnerara el derecho internacional (Resolucines 1514 y 2625 de la ONU) (2). Además el ejército portugués, en su conjunto, apoyó a la dictadura salazarista. De lo contrario ¿como sería posible que durase casi cincuenta años?
Desde 1973, no obstante, se inicia el "Movimiento de los Capitanes", donde se encuentra alguien de graduación superior, António de Spínola, que publicó una importante obra titutlada "Portugal e o futuro". Proponía, no obstante, junto con otros, una federación de Portugal con sus colonias, que ya habían pasado a ser consideradas jurídicamente como "regiones autónomas". Otros militares, aunados en el "Movimiento de las Fuerzas Armadas", estaban bien trabajados por el Partido Comunista portugués, y en cierta madrugada de abril, en el año 1974, sonó por las ondas radiofónicas el "Grândola, vila morena" (3): era la señal para que, sin resistencia, los militares se levantasen contra el Estado Novo que, si lo había sido alguna vez, se había quedado viejo y se caía a trozos. Fue el comienzo para la independencia de las colonias africanas, que entonces comenzarían guerras civiles con el resultado de millones de muertos, como si un destino ciego guiase el camino de los hombres.
La dictadura salazarista no solo fue un factor retardatario de la modernización de Portugal, un régimen currupto y represor de las libertades de los portugueses, sino que no tuvo inconveniente en apoyarse en regímenes racistas como el de Sudáfrica y Rhodesia para combatir a los nativos de Angola y luego de Mozambique. Más tarde fueron las democráticas Francia y Alemania del Oeste quienes suministraron créditos y material de guerra al ejército portugués para que siguiese con su misión criminal en África. Lo importante era hacer negocios: ni el héroe De Galulle ni la democracia cristiana alemana tuvieron inconveniente moral alguno, como tampoco tuvieron inconveniente en que se vulnerara el derecho internacional (Resolucines 1514 y 2625 de la ONU) (2). Además el ejército portugués, en su conjunto, apoyó a la dictadura salazarista. De lo contrario ¿como sería posible que durase casi cincuenta años?
Desde 1973, no obstante, se inicia el "Movimiento de los Capitanes", donde se encuentra alguien de graduación superior, António de Spínola, que publicó una importante obra titutlada "Portugal e o futuro". Proponía, no obstante, junto con otros, una federación de Portugal con sus colonias, que ya habían pasado a ser consideradas jurídicamente como "regiones autónomas". Otros militares, aunados en el "Movimiento de las Fuerzas Armadas", estaban bien trabajados por el Partido Comunista portugués, y en cierta madrugada de abril, en el año 1974, sonó por las ondas radiofónicas el "Grândola, vila morena" (3): era la señal para que, sin resistencia, los militares se levantasen contra el Estado Novo que, si lo había sido alguna vez, se había quedado viejo y se caía a trozos. Fue el comienzo para la independencia de las colonias africanas, que entonces comenzarían guerras civiles con el resultado de millones de muertos, como si un destino ciego guiase el camino de los hombres.
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(1) Jiménez Redondo, J. C., "Salazarismo y política exterior".
(2) Derecho a la autodeterminación de los pueblos y consideración del colonialismo como una violación de los derechos fundamentales del hombre. El pueblo colonial se consideró, desde entonces, como auténtico sujeto de derecho internacional.
(3) Composición de José Afonso.
(2) Derecho a la autodeterminación de los pueblos y consideración del colonialismo como una violación de los derechos fundamentales del hombre. El pueblo colonial se consideró, desde entonces, como auténtico sujeto de derecho internacional.
(3) Composición de José Afonso.
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