Imagen antigua del puerto de Vilagarcía de Arousa |
Con el establecimiento de la I República portuguesa en 1910 sin apenas resistencia, pues la monarquía llevaba unos veinte años en un absoluto descrédito, surgieron algunos grupos que intentaron combatir al nuevo régimen, siendo el más importante el capitaneado por el miliar Henrique Paiva Couceiro, experto en la ocupación portuguesa de Angola.
La elección de Galicia como base de operaciones obedece a dos razones fundamentales: la existencia de puertos a donde podían llegar armas (sobre todo alemanas) para ayudar a los monárquicos portugueses y el mayor conservadurismo de la población del norte de Porgugal por la estructura de la propiedad, muy distinta a la de la mitad sur. La Iglesia ejercía también una influencia mucho mayor en el norte que en las zonas urbanas y en el sur.
Entre los años 1911 y 1912 el puerto de Vilagarcía fue el centro de operaciones a partir del cual se distribuyeron armas a los pocos portugueses dispuestos a intentar la reinstauación monárquica. Las fuentes hablan de unos mil los que, mal armados, entraron por la provincia de Ourense y fueron despachados tras dos efímeros éxitos. También Tui, por ser una plaza de fácil comunicación con la región de Minho, destacó en la ayuda a los monárquicos portugueses. Al puerto de Vilagarcía llegó un buque alemán con armamento, pero no es seguro que se pudiese descargar a favor de los conjurados de Paiva Couceiro. Las incursiones siguieron en 1912 y contaron con la simpatía -si no la ayuda- de los políticos españoles González Besada, Montero Ríos y Bugallal, así como con la del poco destacado marqués de Riestra. Un orensano, por su parte, cedió casa a Paiva Couceiro para que, desde allí, dirigiese las operaciones.
La capital orensana y Xinzo de Limia serían los centros a partir de los que se producirían las "invasiones", por una zona montañosa entre la región de Minho y Tras-os-Montes. En 1912 tambien jugó un papel relativo el puerto de O Grove, pero los intentos monárquicos portugueses quedaron en nada práctico. Entre otras cosas se produjo algún roce diplomático, lo que no interesó a España, pues el régimen de la Restauración no estaba para aumentar sus dificultades: desacreditado, contestado, con la guerra del Rif en marcha y con el "rey soldado" en su más tierna inexperiencia.
La I República portuguesa, entre 1910 y 1926, pasó por el parlamentarismo democrático, gobiernos autoritarios, radicalismo izquierdista, dictaduras y un corto ensayo fascista, antes del golpe de estado militar que daría ocasión al Estado Novo en 1932, pero incluso Oliveira Salazar, una vez que se hizo dueño de la situación, no restableció la monarquía: para defender los intereses de la Iglesia, de las clases oligárquicas y mantener a la población amordazada no hacía falta rey alguno. Valía la alianza de los terratenientes, los obispos y los dictadores como el profesor de Coimbra.
A la vista de tu texto, me aplico el título de tu blog: sólo sé que no sé nada... Un abrazo, querido amigo.
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