sábado, 25 de mayo de 2019

España compra armas a Alemania

Fotografía de "El Mundo"

Entre 1940 y 1945 la España de Franco tuvo unas relaciones comerciales con la Alemania de Hitler consistentes en suministrar a los nazis productos para su industria (plomo, wolframio, blenda, mercurio, pirita, estroncio, espato-fluor, pieles, corcho y lana, entre otros) y alimentos (aceite de oliva, conservas de pescado…). En total, según Lucas Molina[i], 32 productos por los que Franco exigió el envío de armas modernas a España, pues no tenía sino un ejército anticuado y un armamento obsoleto.

A finales de 1942 se firmó entre los dos países un Acuerdo Comercial que permitió reactivar el clearing (o compensación por el tiempo que transcurre entre el momento de una compra y el que se paga). El Ejército español, para regular los desfases de la balanza comercial germano-española (muy desfavorable a Alemania) en 1943 reunió en Berlín a una comisión con otra alemana, reuniones que se prolongarían en el tiempo teniendo como sede también Madrid. Los negociadores españoles no estaban dispuestos a que la elevación de los precios de los armamentos por parte alemana le permitiese compensar las muchas exportaciones que España enviaba a Alemania. Esto se consiguió por parte española, pudiendo comprar las armas fabricadas en Alemania a menor precio del pretendido por dicho país.

Según el autor citado, entre 1940 y 1945 Alemania fue el principal destino de las ventas de productos españoles, el 24,74%, mientras que a Gran Bretaña el 20,53%, con la mirada puesta en el saldo definitivo de las deudas de guerra vigentes todavía. A mediados de 1942, el incesante incremento de las importaciones de productos españoles por parte de Alemania (700% en 1941 con respecto a 1940), no era compensado por el aumento de las exportaciones alemanas a España (en el mismo período, un 150%). Tras la invasión de la URSS por parte de Alemania estas cifras se acentuaron, de forma que a finales de 1942 existía un gran desfase en la balanza comercial entre Alemania y España de cerca de 200 millones de marcos (152,8 millones de marcos a finales de 1941 y 198,3 millones de marcos un año después).

Entre 1939 y 1942 la cuenta compensadora del comercio exterior entre ambos países tuvo una tremenda caída que perjudicaba a España, pues no vio compensado el desequilibrio en el clearing, cuestión que correspondió corregir al nuevo ministro de Exteriores, el conde de Jordana, que vino a sustituir a Serrano Suñer. Este era pro-nazi, pero Jordana era un militar que tenía por objetivo defender los intereses de España en esta materia, independientemente de sus responsabilidades como colaborador de las dos dictaduras, la de Primo de Rivera y la de Franco[ii]. Su segundo mandato en el ministerio de Exteriores significó un vuelco en las relaciones comerciales con Alemania, considerando que si España exportaba a Alemania y cobraba más tarde, estaba financiando gratuitamente el comercio alemán, proponiéndose firmar un tratado que corrigiese esa situación, pues el descubierto de los últimos años había crecido mucho.

El armamento alemán sería la válvula de escape que utilizarían ambos países para mantener controlado el déficit máximo aceptado en el Tratado Comercial firmado a finales de 1942[iii]. Alemania accedió a suministrar armas a España, entre otras razones por los rumores de que se preparaba un desembarco aliado en el norte de África, lo que se conoció con el nombre de Operación Torch. España no estaba preparada ni para defenderse ni para rechazar una posible invasión en su “protectorado” africano.

El Programa Bar contenía cláusulas para salvar el desequilibrio monetario entre España y Alemania, de forma que unos meses más tarde los alemanes presentaron un proyecto de entrega en los dos próximos años de armamento por valor de 1.000 millones de marcos. La mayor parte de las entregas se realizarían durante 1943 y el resto hasta 1945. Esto hacía necesaria una revisión de los precios de los productos de ambos países, sirviendo dichos 1.000 millones de marcos para enjugar el desequilibrio del clearing hispano-alemán.

Se produjeron una serie de reuniones en Madrid, donde la delegación alemana propuso considerar un coeficiente de aumento de los precios, el coeficiente de 4 sobre 1 (el valor de las exportaciones españolas debía ser cuatro veces el de las importaciones de armamento alemán). La delegación española no lo aceptó teniendo en cuenta el diferente tipo de cambio que regía en España para la divisa alemana en los años 1939 y 1943, datos que señalaban un coeficiente muy inferior al propuesto por los alemanes. Por ejemplo, en las relaciones comerciales de España con Argentina, Estados Unidos o Brasil, no se empleaba aquel coeficiente. Los españoles quería equiparar el valor de las exportaciones a Alemania con el de las importaciones de armamento alemán, lo que no fue aceptado por los delegados alemanes[iv].

Los españoles plantearon entonces que debían ponerse sobre la mesa los datos exactos de las materias primas que entraban en la fabricación del armamento, algunas de las cuales serían de procedencia española, pues España fue siempre una fuente importante de exportación de minerales a Alemania. Mientras tanto el General Martínez de Campos era Presidente de la Comisión Interministerial para la Adquisición de Material de Guerra en Berlín. Los alemanes argumentaron que para calcular el precio del armamento que se enviaría a España no se podría tener en cuenta el de la época de paz, siendo así que parte de dicho armamento se había fabricado durante la guerra.

Como durante las negociaciones sobre este asunto se había producido un parón en las exportaciones españolas, Berlín quiso desbloquear la situación, mientras que Martínez de Campos enviaba a Jordana un informe derivado de ciertas comparaciones con los precios del armamento alemán en años anteriores: “De esta comparación –decía Campos- … podrá vd. deducir que los precios actuales son superiores, llegando algunos a cuadruplicar los anteriores…”. Los datos que aporta Lucas Molina sobre el aumento de los precios del armamento alemán son muy claros, lo que puso a los ministros de los tres Ejércitos españoles (tierra, mar y aire) sobre aviso de este asunto, hicieron sus propias valoraciones y confirmaron el aumento de precios que los alemanes habían venido practicando y pretendían consolidar, lo que representaba una estafa (usando la expresión del autor al que sigo), teniendo en cuenta la necesidad que Alemania tenía de los productos de primera necesidad y para la industria por parte de España.

A mediados de 1943 se produjeron varias reuniones de miembros de los ministerios de Exteriores y de los ejércitos españoles, llegando a ciertas conclusiones sobre el escrupuloso estudio que había realizado la comisión técnica española para desvelar la ventaja que Alemania había venido teniendo con respecto a España. El Director General de Política Económica del Ministerio de Exteriores, Vicente Taberna, elaboró un informe sobre este asunto en el que se dice que las negociaciones se estaban llevando con ventaja por parte española, pues había un déficit alemán en el clearing comercial de más de 150 millones de marcos, muy por encima de los 115 millones reconocidos por parte alemana.

Entonces se intentó por parte alemana llevar el asunto al terreno político, es decir, no tanto a la objetividad de los datos que se habían aportado, sino a la necesidad que Alemania tenía de los productos que España le enviaba si quería mantenerse en la guerra. A España no le interesaba dejar de recibir el material de guerra alemán, y así el embajador alemán en Madrid envió un escrito al ministro Jordana pidiéndole que hiciese valer su influencia para reconducir este asunto, pero Jordana probablemente sabia que Alemania perdería la guerra, España necesitaba petróleo (entre otros bienes) de los aliados, y el ministro español no era pro-alemán sino muy pragmático, por lo que los aspectos políticos no primaron sobre los técnicos, y así se firmó en agosto de 1943, en San Sebastián, un Acuerdo Adicional al Convenio Comercial hispano-alemán de finales del año anterior. Este acuerdo prorrogaba un año más el de 1942, manteniendo el principio de equilibrio y el posible descubierto del clearing hispano-alemán de hasta 70 millones de marcos al final de 1944, autorizando la exportación a España de armamento alemán por valor de 216,5 millones de marcos.

Un aspecto poco o nada conocido en el que la diplomacia española no permitió que al país se le estafase como se había venido haciendo durante el mandato de Serrano Suñer.



[i] “1943. Entre la estafa y el mito…”.
[ii] Fue Ministro de Exteriores antes que Serrano. Falleció en 1944.
[iii] Un Programa de Armamentos conocido con el nombre de Programa Bar, oso en lengua alemana.
[iv] El que presidía la delegación alemana era Ernst Eisenlohr, diplomático y político alemán que había sido embajador en Grecia entre 1931 y 1936. Murió en 1958.

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