viernes, 10 de mayo de 2019

Un libro sobre Tlatelolco


Como “punto cimero” entre las publicaciones sobre la historia mexicana ha sido calificado el libro que aquí comentamos[i]. Beatriz de la Fuente, a quien sigo para este resumen, se refiere solo a los tiempos prehispánicos, cuando México-Tlatelolco era ciudad gemela y rival de México-Tenochtitlan.

Estas dos ciudades tuvieron desarrollos paralelos, aunque el gran mercado de Tlatelolco le dio una fama especial. Parece que los tlatelolcas eran del mismo grupo étnico que los tenochcas; fundaron su ciudad en un islote con montículos en el año 1337 o 1338. Algunos trabajos arqueológicos parecen demostrar que Tlatelolco es más antigua que Tenochtitlan y también más rica y poderosa, cuando fue aliada de los tepanecas[ii], y por esas fechas los tenochcas eran pobres pescadores. Las relaciones entre tlatelolcas y tenochcas fueron difíciles a lo largo de la historia compartida. Hacia 1431 los tlatelolcas construyeron una barrera entre su ciudad y Tenochtitlan, que para entonces se encontraba en notable expansión; después la barrera fue “removida” –dice Beatriz de la Fuente- y en torno a 1450 las ciudades quedaron separadas por un canal.

En una guerra Tlatelolco fue conquistada por los mexicas en 1473, y en los próximos cincuenta años estuvo subordinada a Tenochtitlan, viéndose obligados los tlatelolcas a venerar al dios de los vencedores, Huitzilopochtli, y su mercado cayó bajo la hegemonía tenochca, pero entre 1428 y 1467 Tlatelolco había alcanzado una extraordinaria expansión económica, época de su independencia. En este tiempo participó en la conquista de ciudades importantes y se beneficia de las mismas, al igual que Tenochtitlan.

Los informantes de Bernardino de Sahagún[iii] le dicen que “fueron principales dos mercaderes [los tlatelolcas]… se comenzaron a comprar y vender barrotes de oro, y cuentas de oro, y piedras azules labradas como cuentas, y grandes chalchihuites[iv] y grandes quetzales[v], y pellejos labrados de animales fieros, y otros plumas de diversas maneras y colores”. Pero desde 1473, año en que Tlatelolco fue conquistada por los tenochcas, la ciudad fue gobernada por “cónsules”, según los llamó Sahagún, y eran dos.

En cuanto al mercado de Tlatelolco, de él partían rutas comerciales hacia distintos lugares de Mesoamérica; se ubicaba al oriente del recinto sagrado en amplia plaza limitada por cuartos y bodegas. Una descripción del mismo la debemos a Hernán Cortés (segunda “Carta de Relación”) y otra a Bernal Díaz del Castillo en su “Historia Verdadera de la Conquista de Nueva España”. De estas informaciones se ha elaborado una maqueta para el Museo Nacional de Antropología de México, así como una pintura de Diego Rivera que se encuentra en el Palacio Nacional. Díaz del Castillo se expresa así: ... no habíamos visto tal cosa , quedamos admirados de la multitud de gente y mercaderías… Los mercaderes de oro y plata y piedras ricas y plumas y mantas y cosas labradas… y cueros de tigres, de leones y nutrias... El comercio –dice Beatriz de la Fuente- fue actividad sustantiva del hombre prehispánico.

Se ha dicho que los mexicas tenían predilección por asentarse en cuevas, manantiales, abrigos rocosos y montañas, pero acaso era el recuerdo de sitios y ciudades antiguas; en todo caso la elección de Taltelolco no fue ajena a esa evocación; transformaron la tierra en chinampas[vi] y en lagos, y drenadron tierras pantanosas, y terracearon campos de cultivo. Cada ciudad tenía en su centro  su recinto sagrado; de él salían avenidas, acueductos y canales. Conocemos la traza del Tlatelolco prehispánico debido a algunos mapas del siglo XVI, y en otro elaborado para Cortés se advierten dos calzadas importantes que comunicaban México con Tlatelolco y en ella se reconocen ciertos patrones arquetípicos: basamentos piramidales dobles con dos escalinatas y en lo alto templos, y edificios de planta circular o mixta en la que se combinan rectángulos y círculos.

Pero Taltelolco también presenta diferencias con respecto a Tenochtitlan en sus calles y canales irregulares. Edificio excepcional por su unicidad es el llamado “Templo calendárico”, porque lleva en recuadros, en lo alto del talud y en todos sus lados, relieves con signos calendáricos de tipo adivinatorio.

En cuanto a su cerámica, Tlatelolco fue ciudad única, destacando el plato en barro con superficie en seis formas onduladas y apoyado en tres patas como discos planos, lo que carece de antecedentes y paralelismos. Sus formas barrocas –dicen algunos- pudieron haber sido fabricadas poco después de la conquista, quizá durante el breve reinado de Cuauthémoc, quien hizo la última defensa de Tlatelolco durante el sitio de Cortés.



[i] “Tlatelolco”, obra de varios autores.
[ii] Se instalaron en la cuenca de México a mediados del siglo XII.
[iii] Autor de “Historia General de las Cosas de Nueva España”
[iv] Piedras verdes.
[v] Un tipo de ave.
[vi] Setos o cercas de cañas que delimitaban un área dedicada a la agricultura donde la tierra estaba en balsas. Ahí se cultivaban flores y otros productos.

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