jueves, 9 de marzo de 2023

Antiguos aldeanos

 

                                                    La Orbada, donde nace el río Guareña

El poblado de El Pueblito se encuentra en la dehesa de La Genestosa (Casillas de las Flores), en el extremo sudoccidental de la provincia de Salamanca y muy cerca de la frontera portuguesa. Es uno de los ejemplos estudiados de asentamientos en al alta Edad Media sin haber estado sometidos a ningún poder estatal. Han sido excavadas un par de tumbas en la roca y la datación parece corresponder a la segunda mitad del siglo VII y el primer cuarto del VIII, abandonando la población el asentamiento en los próximos años[i]. Aunque han aparecido restos cerámicos, estos son poco útiles para establecer la cronología, pues se parecen mucho a otros de diversos lugares.

Otro yacimiento es Canto Blanco (Calzada de Coto), al oeste de Sahagún en la actual provincia de León. La ocupación habría tenido lugar entre los siglos VI y VIII, pero continuaría quizá hasta el siglo X. Sus habitantes, pocos en número y de igual manera que en caso de El Pueblito, se organizarían comunalmente para ayudarse en el devenir diario, quedando aislados de cualquier influencia política foránea a la que someterse.

El yacimiento de La Huesa se encuentra en Cañizal, muy cerca del arroyo de San Moral, que desagua en el río Guareña, afluente a su vez del Duero. La Huesa fue habitada entre los siglos VII y X, y Martín Viso dice que debe relacionarse con los restos encontrados en el vecino pago de El Barcial, datado en el siglo X, donde se ha localizado un sarcófago de piedra, un ajimez en arco de herradura y dos fragmentos de celosía, posiblemente asociados a una iglesia.

En El Castellar, sito en Villajimena, actual provincia de Palencia, al nordeste de la capital provincial, se descubrió una pequeña necrópolis de época visigoda con restos de un ajuar; igualmente una pequeña iglesia en torno a la cual se agruparía la pequeña población autárquica, reducida y aislada. La iglesia se amplió más tarde y quizá perduró hasta el siglo XII.

Otro caso es el de Santa María de la Aldea (Baltanás), al sureste de la actual provincia de Palencia, donde se ha excavado un pequeña necrópolis datada en el siglo VII, luego sustituida por otra en el siglo VIII o principios del IX, cuando se levantó una iglesia, edificio que, allí donde ha ido apareciendo, parece haber sido el elemento aglutinador de las comunidades, pero aquí parece que el poblamiento se prolongó hasta la plena o baja Edad Media (en estos dos casos ya no independiente de un poder político superior).

Santa María de Matallana (Villalba de los Alcores) se encuentra hacia el oeste, pero no lejos de Baltanás; es otro poblado donde se descubrió una necrópolis en el lugar llamado Prado de la Guadaña, en uso durante los siglos VII y VIII. Más tardios han aparecido restos de tumbas de lajas, de teja y de fosa que parecen corresponder a los siglos plenomedievales.

El autor citado habla de Fuenteungrillo[ii], en la provincia de Valladolid, que también debió de ser ocupado en los siglos altomedievales. Muy cerca de León se encuentra Villaturiel, donde Nieves Candelas ha estudiado el cementerio de Marialba de la Ribera, que delata la existencia de un poblamiento, en este caso prolongado, entre el siglo IV y el XIII[iii].

Estos datos abonan la idea, expresada por Sánchez-Albornoz hace mucho tiempo, del “desierto estratégico” o frontera tácita entre el poder musulmán y el cristiano en torno a la cuenca del Duero, aunque el gran medievalista limita en el tiempo dicha situación. Si esas pequeñas comunidades se dotaron de algunos jefes o elites locales para regirlas no está claro, pero no cabe duda de que habrían ido creando identidades locales que se manifestarían en reuniones o asambleas documentadas desde finales del siglo IX, y estas asambleas se celebraron precisamente en las pequeñas iglesias.

Martín Viso señala que este modelo se reprodujo en otras zonas del área estudiada, como es el caso de Dueñas, en un valle con parameras que hicieron posible el asentamiento de una población comunal. Así nos encontramos –para los siglos estudiados- con un conjunto de territorios de pequeño tamaño sin que se estableciera una conexión jerárquica entre ellos. Sus formas de vida fueron muy elementales, donde la agricultura y la ganadería –seguramente con predominio de la primera- serían la base del sustento, pero sobre todo la organización comunal que permitió apoyarse unos vecinos en otros.

Cabe preguntarse qué sistemas de defensa emplearon cuando eventuales razias de unos estados y otros actuaron en la zona, pero por la misma naturaleza de aquellas, su objetivo era el castigo, y eventualmente el botín, de escaso interés en estas pequeñas aldeas alisladas de los principales centros de poder al norte y al sur de la cuenca del Duero.



[i] Iñaki Martín Viso ha estudiado algunos casos de asentamientos humanos que vivieron de forma autárquica y elemental durante un período de tiempo más o menos corto según los casos, antes de entrar a formar parte de una entidad política superior, cristiana o musulmana. El autor ciñe su estudio a un área de 90.000 Km2. entre la cordillera Cantábrica y el Sistema Central de Norte a Sur, y los montes de León y la parte más occidental del Sistema Ibérico de Oeste a Este.

[ii] Los restos más antiguos se remontan a época prehistórica.

[iii] Citada por Martín Viso en el trabajo titulado “Tiempos de colapso y resiliencia: espacios sin estado en la península Ibérica (siglos VIII-X)”.

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