martes, 28 de marzo de 2023

Mozárabes

 

                       Interior de la iglesia visigótico-mozárabe de Santa María de Melque (Toledo)*

Según se ve, el tema de los mozárabes ha sido muy discutido por los historiadores, hasta el punto de que algunos han señalado lo inadecuado del término para referirse a los cristianos en territorio andalusí[i]. Lo que sí parece claro es que los mozárabes no formaron un bloque homogéneo, sino que se comportaron de forma distinta según las regiones. Acién Almansa contrapone la sociedad que él llama feudad[ii] de los cristianos peninsulares del siglo VIII y la que se conformaría en al-Andalus, más caracterizada por la importancia de las ciudades y el pago de tributos.

Volviendo a los mozárabes, el autor citado señala que su cultura sería de “muy bajo nivel” si se la compara con la de los cristianos del oriente islámico o de los judíos andalusíes, y asegura cateóricamente que la Hispania visigoda capituló ante la embestida islámica en el siglo VIII, lo que así parece ser no solo porque se conocen sufientes casos de pacto[iii], sino porque el avance musulmán en el territorio fue muy rápido, aunque luego siguiese un repliegue ante la imposibilidad de controlar el más alejado de la actual Andalucía. Sabemos que hubo casos de resistencia[iv], pero fueron los menos, y no deben olvidarse el conjunto de enfrentamientos que se dieron en los valles de la cordillera Cantábrica a partir de 722.

Los musulmanes tuvieron preferencia por ocupar las ciudades, desde las que se gobernaría el territorio rural circundante, aunque debe tenerse en cuenta la poca entidad de las mismas en época visigoda, y al mismo tiempo parece que funcionó lo que el autor al que sigo llama “dualidad “‘amil-obispo”, es decir, jefe militar musulmán y autoridad religiosa cristiana para el control del territorio. En efecto, muchos obispos obedecieron muy pronto a Córdoba según las fuentes carolingias sobre la conquista de Septimania y el nordeste peninsular, a lo que siguió la destrucción de las sedes episcopales por Carlos Martel tras su infructuoso ataque a Narbona, y quienes resistieron a la conquista franca de esta ciudad y Barcelona no fueron obispos, sino homines. Más tarde los francos no fueron partidarios de reponer obispos y sí condes[v].

Los obispos del reino visigodo, por su parte, defendieron los pactos que habían hecho con los musulmanes por los que se les aseguró la tercera parte de todos los bienes de los cristianos[vi], mientras que el rey asturiano Alfonso I (693-757) quiso hacerse con el control de las sedes episcopales que permanecieron arrebatándoselas a la sede toledana, y no todas las sedes en territorio andalusí continuaron.

Otro tipo de pactos fueron los que llevaron a cabo nobles de época visigoda con los invasores (Tudmir en su territorio de la actual Murcia es el más conocido), y en el medio rural se instalarán los yundíes (militares sirios) a mediados del siglo VIII en las tierras del sur, mientras que en el valle del Ebro  y el suroeste surgieron los grandes linajes muladíes. A mediados del siglo IX Córdoba había crecido mucho como consecuencia de la inmigración de corto radio, donde tenían sus propiedades los monasterios y las grandes familias mozárabes, lo que indica la preferencia de dichos inmigrantes por trabajar como artesanos en los arrabales de la ciudad en vez de seguir siendo siervos en el campo.

La colaboración de los obispos con las autoridades de al-Andalus continuó, y de igual manera se dio una “convivencia y aculturación” que se puede encontrar en los mozárabes toledanos, pues en las repetidas rebeliones en la ciudad, nunca aparecen estos, sino muladíes, y en los medios rurales se sabe, por el “Calendario de Córdoba”[vii], de la pervivencia de iglesias y monasterios, y están claras las diferencias sociales dentro de las comunidades mozárabes.

En definitiva, el autor citado parece demostrar que los mozárabes fueron una comunidad heterogénea en al-Andalus, con marcadas diferencias sociales entre sus miembros, con comportamientos distintos en unos lugares y otros ante los conflictos que surgieron, haciendo una crítica a la historiografía más tradicional que, basada en hechos como el de Eulogio[viii] y sus compañeros en Córdoba, ha pretendido dar una idea de resistencia tenaz que no sería tal más que en ciertos episodios. Otro es el caso de los mozárabes que huyeron el norte para escapar a la influencia musulmana o para no ser discriminados por ser cristianos.


[i] Manuel Acién Almansa, “Consideraciones sobre los mozárabes de al-Andalus”.

[ii] Si se han rastreado algunas características del feudalismo en el bajo Imperio, también se darían en época visigoda (relaciones de dependencia, gran propiedad en manos de la nobleza y de la Iglesia…) pero parece entonces que dicho feudalismo tendría muchas diferencias respecto al que florece en los siglos plenomedievales.

[iii] Ver aquí mismo “El conde Casio”. También “Obispos, emires e impuestos”, “Resistencia y colaboración con el invasor”.

[iv] Ver aquí mismo “Conquista y crueldad”.

[v] Próspero, obispo de Tarraco entre 711 y 713, huyó.

[vi] Con la ley de Egica (687-702) los obispos tenía reconocida la tercera parte de los bienes de las iglesias…

[vii] Obra de la segunda mitad del siglo X debida al obispo mozárabe Recemundo, donde se habla de diversos asuntos relacionados con la vida en el campo y la agricultura. Se relacionaba a las estaciones con las cosechas y con la vida en la ciudad. Se la dedicó al califa al-Hakam II.

[viii] A mediados del siglo IX murió ejecutado después de haber alentado el martirio voluntarios de unas decenas de mozárabes.

* Fotografía de Wikipedia.

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