viernes, 28 de abril de 2023

La Europa de Galdós

                                           Soldados de Silesia tras la primera guerra mundial*

¿Por qué no considerar el comienzo de la “gran guerra” con la anexión por parte de Austria de Bosnia y Herzegovina? Quizá porque no llevó consigo operaciones militares inmediatas, pero cuando Italia arrebató a Turquía Tripolitania y Cirenaica en 1911 se dio un nuevo paso para un conflicto que –sin embargo- no se vislumbraba. En 1912 los ejércitos de Montenegro, Grecia, Serbia y Bulgaria se movilizaron contra Turquía, que ya no era –dice Galdós- la que contuvo a Rusia en Plewna[i].

España, para protejer a las colonias sefarditas, muchas de ellas todavía de nacionalidad española, estableció en Malta el crucero “Reina Regente”, mientras en la capital turca estallaba una revolución que suspendió las negociaciones de paz tras la guerra de 1912. Había nacido un nuevo estado, Albania, mientras en los Balcanes empezaron a actuar sociedades secretas con nombres como “Mano Negra”, “Unión o muerte”, “Acción revolucionaria”... Puesta Bulgaria de acuerdo con Austria solo faltaba el aniquilamiento de Serbia para realizar el imperio de los pangermanistas.

Pero al mismo tiempo “el lujo y el placer habían llegado a su cima en Europa aquel año de 1914. Todo el Continente parecía girar en un remolino de valses vieneses, interrumpidos por nuevas estridencias de jazz americano, de música negra, en una orgía de tisúes, de plumas, de diamantes, de cigarrillos turcos y egipcios, de fiestas doradas ahítas de faisanes y champaña, de extravagancias infinitas, donde el cubismo levantaba su gesticulante geometría…”. Las fiestas eran para algunos cosa corriente en los casinos, en las playas, en las montañas, en los hipódromos, gastando verdaderas fortunas sobre el tapete verde, en las carreras de Ascott y de Longechanps[ii].

Mientras tanto Alemania era una potencia militar y había conseguido aumentar su flota, pero aún no inquietaban a los grupos dirigentes las revueltas que habían comenzado en 1905. Eran relativamente pocos los obreros sindicados, y solo en las minas estaban asociados en mayor número, señalando Galdós que en Gran Bretaña y Alemania rondaban los cuatro millones en cada caso. Se extendía la influencia del marxismo entre esos grupos y entre los intelectuales, mientras que Europa ejercía una supremacía indiscutible sobre el mundo; era el banquero y la fábrica del mundo, y había heredado de Asia, hacía tres mil años, “la facultad de dirigir la Historia”. En Europa habían nacido las corrientes de pensamiento y los descubrimientos más fecuntos de los últimos siglos, mientras que Rusia y Turquía se consideraban semisalvajes por el resto de europeos.

Los rápidos transportes desde que se superó la depresión económica de 1873-1875, hicieron de Europa “una república mercantil internacional” que funcionaba bajo la égida británica con sus transportes marítimos y la explotación de las riquezas del mundo “en beneficio de la raza blanca”. Después de Trafalgar, nadie se atrevió a disputarle el señorío de los mares a Gran Bretaña, fue la primera en industrializarse, pero a finales del siglo XIX había surgido el poderoso rival que fue Alemania.

El gran territorio social y lingüístico alemán se había hido formando desde la Edad Media, mientras que los suízos se habían independizado con elementos latinos; los holandeses, de procedencia frisia y franca, se desarrollaron mientras Alemania había mandado a millones de sus hijos a la labor colonizadora, en el siglo XIX, hacia Hungría, Rusia y Estados Unidos. Se había apropiado de territorios como Schleswig, Alsacia-Lorena, Posen[iii] y la Silesia Superior[iv]. Polonia había sido repartida entre sus poderosos vecinos, llamándose el territorio adjudicado a Prusia, Posnania (la región de Posen).

Para el personaje del que se vale Galdós, Ignacio Aymerich, los pecados de Europa eran los más soportables porque se gozaba de la libertad que no existía en ninguna otra parte del mundo (recuérdese la vida de la minoría negra y de los indígenas en Estados Unidos). Había problemas internos, por ejemplo en Irlanda, en Polonia, en Alsacia y Lorena, en Finlandia, entre las minorías eslava y latina en Austria-Hungría, donde los nacionalismos estaban en su cúspide. Cualquier guerra redundaría en perjuicio de Europa –razonaba Aymerich- y además aparecían por oriente y occidente las grandes potencias de Japón y Estados Unidos.

Se estilaban las alianzas secretas entre estados. Alemania, hostil a toda expansión eslava, oponía su pangernanismo al paneslavismo. Rusia, dueña del Asia central desde la ocupación de Siberia, codiciaba Constantinopla para tener salida al mar Mediterráneo sin necesidad de combatir a los hielos nórdicos. Francia ocupó Túnez y creció la rivalidad ruso-inglesa en Asia. Alemania agitó los países con motivo de la guerra del Transvaal[v]. El rey Eduardo VII, a quien Galdós califica de “monarca que poseía un conocimiento poco común de los hombres”, y Delcassé[vi] llegaron a un acuerdo para preservar la paz, mientras que Guillermo II de Alemania visitaba al emperador de Marruecos en Tánger reconociéndole como monarca independiente. En 1907 desembarcaron los franceses en Casablanca y Eduardo VII viajó a Berlín sin poder llegar al mismo acuerdo que con Francia, muriendo poco después (1910).

La competencia de las potencias europeas por construir los ferrocarriles en Asia aumentó las tensiones, mientras Francia continuó su penetración en Marruecos y llegó hasta Fez. España, por su parte, desembarcó tropas en Larache y ello motivó la protesta de Alemania, que envió al crucero “Panther” a Agadir, lo que provocó el pánico en toda Europa. Los países alargaron el período de instrucción militar de sus jóvenes preparándose para la guerra[vii].


[i] En el contexto de la guerra ruso-turca de 1877-1878. Plewna está al norte de la actual Bulgaria.

[ii] Al oeste de Londres en ambos casos.

[iii] Provincia prusiana, hoy al oeste de Polonia

[iv] Hoy al sur de Polonia.

[v] Fue una república independiente durante la segunda mitad del siglo XIX, pero los bóeres tuvieron que defenderla contra el imperialismo británico, que se hizo con ella en 1900.

[vi] Del partido radical francés, fue Ministro de Colonias y de Asuntos Exteriores, a quien se reconoce un papel importante en la formación de la Triple Entente.

[vii] El presente resumen parte del volumen 6 de la obra de Galdós, “Episodios Nacionales Contemporáneos”, “España neutral (1914-1918”.

* Fotografía de wikiwand.com/es/Alta_Silesia

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