lunes, 3 de abril de 2023

Una obra de Ibn Jaldún

 

                                                   Vista de la actual Túnez (Canariasahora)

Ibn Jaldún[i] sigue a al-Idrisi[ii] en algunas partes de su obra “Muqaddima”, escrita cuando el primero considera que al-Andalus está ya en decadencia, viendo cómo los turcos están en el Mediterráneo oriental y los cristianos se han hecho dueños de casi toda la península Ibérica.

Cuando Ibn Jaldún habla de los climas de al-Andalus (entendida como la totalidad de la península) se refiere al “clima cuarto” como propio de las ciudades andaluzas (Algeciras, Málaga, Almuñécar, Jerez, Niebla, Sevilla, Écija, Córdoba, Granada, Jaén, Úbeda, Guadix, Baza y Almería) sin distinción entre las que pueden tener un clima más continentalizado por estar en el interior. Luego cita en ese mismo “clima cuarto” a Silves, Évora, Lisboa, Santarem y Coimbra (en el actual Portugal) algunas de las cuales tienen una latitud sensiblemente distinta que las andaluzas, pero luego incluye también a ciudades extremeñas como Badajoz, Mérida, Trujillo, Coria y Alcántara; sigue con algunas de las mesetas sin importarle la latitud de cada una de ellas (Calatrava, Talavera, Toledo, Guadalajara, Huete y Medinaceli) para incluir también a las levantinas Cartagena, Alicante, Denia, Valencia y Játiva. Cita en el mismo clima a Tarragona, Tortosa, Fraga, Zaragoza y Lérida, para terminar con las murcianas Lorca, Murcia y Chinchilla.

Cabe dudar de si conocía realmente la localización geográfica de todas esas ciudades, pues no tiene sentido hablar del mismo clima en Medinaceli que en Lisboa o Granada. Luego se refiere a las ciudades al norte del Sistema Central, las del “quinto clima” (Salamanca, Zamora, Ávila, Segovia, León, Burgos, cita a Galicia y la ciudad de Santiago, Tudela, Huesca, Pamplona, Estella y Nájera). Se refiere a los Pirineos pero no cita su nombre, diciendo que fueron una defensa para al-Andalus, y habla de la región de la Gascuña como tierra de francos, siguiendo por el Golfo de León… Parece que hace una división muy gruesa entre las ciudades más o menos afectadas por el clima mediterráneo y las de la mitad norte. Al “sexto clima” pertenecerían Flandes o Borgoña.

Según María Crego Gómez, Ibn Jaldún fue un gran conocedor de las civilizaciones del Mediterráneo, unido al conocimiento personal del occidente árabe-islámico, poniendo el empeño en describir los fenómenos económicos, sociológicos y culturales de los diversos pueblos, así como las grandes dinastías islámicas y los poderes cristiano y otomano[iii]. En su obra, Ibn Jaldún habla del sometimiento de los persas sasánidas, bizantinos y beréberes por el islam a partir del siglo VII, y los godos a partir del VIII. En cuanto a las diversas formas de guerra distingue entre las tropas regulares y las de leva, así como que antiguamente (él vive en el siglo XIV) los ejércitos eran tan numerosos que “los soldados de un mismo bando podían no reconocerse”.

También habla en su obra citada de los signos de poder: estandartes, banderas y otros hasta un número de siete, que al parecer era de buen augurio. Hablando de los benimerines (meriníes-zanata) el número de elementos de ostentación era superior, pero de los ejércitos cristianos dice que usaban pocas banderas y empleaban la música de instrumentos de cuerda y gaitas, así como cánticos. Se lamenta, no obstante, de que los cristianos hubiesen ocupado territorios que, antes del siglo V de la Hégira (XII), estaban en manos del islam: Sicilia, Creta, Malta, la costa siria o Jerusalén. Considera a las dinastías Omeya y Abasí como las del máximo esplendor del islam, y a la primera como la continuadora del legado omeya oriental, refiriéndose en ocasiones a esta como opuesta a la Abasí.

La citada María Crego[iv] señala cómo Ibn Jaldún selecciona en su obra las características sociológicas de los pobladores de al-Andalus, menciona personajes destacados de la vida política y del ámbito jurídico e ilustra consideraciones teóricas sobre las distintas disciplinas del pensamiento humano. Habla también de las moaxajas y zéjeles de al-Andalus, y sobre la alimentación y su influencia en el organismo, en las aptitudes de los individuos e incluso en su predisposición a la religiosidad. El abuso en la alimentación –dice- es más común en las ciudades, donde abundan los alimentos, lo que nos habla de la producción agraria en función de las bulliciosas ciudades andalusíes.

En cuanto a la religiosidad también achaca a las ciudades la propensión a una vida más laxa y menos piadosa, “dado que en las urbes el lujo y la abundancia están al alcance de la población”. En las comunidades rurales, en cambio, donde se sufre carestía, habría una mayor inclinación a la religiosidad, aunque Ibn Jaldún parece tener en cuenta aquí a su patria chica, donde el contraste entre los habitantes del desierto y las ciudades como Fez o El Cairo era evidente. Para ilustrar cómo un individuo es capaz de privarse de alimento progresivamente y de forma voluntaria, se menciona la anécdota de dos mujeres de Algeciras y Ronda que llevaban varios años sin comeer y se presentaron ante el sultán meriní Abu l-Hasan[v], lo que parece estar en relación con el morabitismo en la serranía de Ronda.


[i] Nació en Túnez en 1332 y murió en El Cairo en 1406. Dominó muchas disciplinas, entre las que está la Geografía y la Historia, pero también la Filosofía.

[ii] Nació en 1100 en territorio almorávide y murió en 1166. Menos prolífico que Ibn Jaldun, fue también geógrafo. Luego estuvo al servicio de la corte normanda de Roger II de Sicilia.

[iii] En el siglo XIV, con Orhan I, ya se puede decir que constituyeron un estado fuerte.

[iv] “Al-Andalus en la Muqaddima de Ibn Jaldún”. En este trabajo se basa el presente resumen.

[v] Debe tratarse del antepenúltimo califa almohade, que vivió entre los siglos XII y XIII.

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