jueves, 27 de abril de 2023

"... y hacen levantiscos los indios"

 

                                                   Fotografía antigua de Quezaltenango*

En 1545 Bartolomé de las Casas escribió al emperador Carlos diciéndole que si los indios se levantaban era porque los conquistadores abusaban de ellos: “ellos son [los españoles] y no los indios los que hacen alborotos y hacen levantiscos los indios”, continúa el dominico. En muchas otras ocasiones Las Casas pone a los indios como mansos y soportadores de la brutalidad de los conquistadores, porque su intención era conseguir un trato justo para ellos; no tiene sentido atribuirle la ingenuidad de que los indios soportaban todo con resignación.

Cuando nuevos historiadores han querido investigar los movimientos de revuelta de los indígenas americanos contra la colonización española, se han encontrado con que han aparecido muchos más datos que los manejados por la historiografía tradicional en dicha materia. Por tanto se han preguntado por las causas de esos levantamientos en el siglo XVIII, que es cuando han sido más visibles: en primer lugar por la revitalización de la represión de las idolatrías que mantenían las comunidades menos aculturizadas; en segundo lugar por un incremento de la presión económica en forma de impuestos que sufría, con mayor intensidad, la población indígena.

Pero sabemos que también en los siglos XVI y XVII hubo levantamientos indígenas que tuvieron mayor o menor entidad contra la conquista y colonización española. Cierto que durante la primera mitad del primer siglo citado, los ejércitos españoles vencieron a los jefes indígenas con toda su panoplia de caciques y curacas; también es cierto que los españoles consiguieron destruir sus estructuras políticas, sobre todo allí donde eran más reconocibles, mexicas e incas.

Pero los indígenas siempre trataron de conservar, en la medida de lo posible, algunos elementos de su tradición cultural[i], aunque esto no se pueda observar con carácter general, lo que llevó a levantamientos como el de Taqui Onqoy[ii] en Perú, al que se reconoce como una auténtica sublevación. Su duración abarca desde 1564 a 1572, al considerar los indios que las huacas, o todos los elementos de la sacralidad indígena, eran suplantados por el Dios cristiano; se trataba, pues, de preservar sus tradiciones religiosas. El líder religioso Juan Chono fue el que dirigió la protesta, que elevó al intento de expulsar a los españoles, pero estos consiguieron, no sin esfuerzo, vencer a los indígenas y hacerles abjurar de sus creencias públicamente (en la intimidad sería otra cosa).

Más conocida es la guerra del Mixtón, en realidad una serie de levantamientos discontínuos durante la segunda mitad del siglo XVI cuando los españoles quisieron extener su dominio al norte de México, donde vivían pueblos seminómadas como los chichimecas. Se ha considerado que la política brutal de Nuño de Guzmán en lo que los españoles llamaron Nueva Galicia, provocó el levantamiento que luego se extendería, y que tuvo motivaciones de reacción al sometimiento, tanto cultural como económico.

Entre 1679 y 1820 encontramos otros levantamientos indígenas, lo que permite suponer que fue compatible la legislación protectora de los indios con su explotación, como en nuestro tiempo es posible esta aunque exista una legislación social. Durante los años citados se produjeron levantamientos de diversa intensidad en las tierras altas de los mayas, aunque en ocasiones no siempre cuajaron en violencia armada, pero algunos consideran que la aculturación fue “el mejor impulsor del levantamiento”.

A principios del siglo XVIII se levantaron los tzeltales de Chiapas, que se extendieron a los Altos de Guatemala (tzotziles, tzeltales y choleas) con una intencionalidad mesiánica y contra la aculturación de la que eran objeto dichos indígenas, pero el más conocido es el protagonizado por Túpac Amaru[iii] desde Cuzco en 1780, siendo las motivaciones sociales, económicas y políticas, pues incluso se planteó por parte del círculo más próximo al jefe rebelde la independencia de la monarquía española. El movimiento se extendió por parte del virreinato del Perú y del Río de la Plata, comunidados entre sí por las alturas de la actual Bolivia.

En 1820 se produjo la rebelión de los quichés de Totonicapán bajo el liderazgo de Atanasio Tzul[iv], que aunque no llegó a ser tan violento como la guerra de castas en Yucatán[v], estuvo entroncado con el movimiento independentista de Centroamérica.

Por lo que respecta a los pueblos mayas de los Altos sus levantamientos tuvieron el carácter de luchas campesinas más que de tipo cultural, cuestión esta que en el siglo XVIII aparece con fuerza como si se tratase de una maduración tras el largo período de dominación española. De hecho las comunidades corporativas campesinas cerradas perviven entre los mayas de los Altos en la actualidad[vi], quizá como recuerdo de los chinamit o grupos endogámicos de parentesco cuyos miembros tenían tierras en común[vii].

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[i] Elías Zamora, “Resistencia maya a la colonización: levantamientos indígenas en Guatemala durante el siglo XVI”.

[ii] El término hace referencia a una creencia.

[iii] Mestizo descendiente de Túpac Amaru I, último de los Incas de Vilcabamba, y por lo tanto situado en un plano de superioridad entre la población indígena.

[iv] Indígena guatemalteco que derrotó a las autoridades españolas e impuso durante un breve tiempo un gobierno en la región de Totonicapán.

[v] Protagonizada por los mayas de Yucatán a mediados del siglo XIX contra criollos y mestizos, lo que quiere decir que el sometimiento de la población indígena continuó después de la independencia de la América continental española.

[vi] Véase nota i.

[vii] Diccionario Histórico Biográfico, 2004. Ver aquí mismo "Estas son las gallinas que has de comer" y "Encerrar el sol en un corral".

* Fotografía de diariodelosaltos.com

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