sábado, 6 de junio de 2020

Giuseppe Arcimboldo


A Giuseppe Arcimboldo se le conoce, sobre todo, por sus pinturas del rostro humano a base de frutas, animales, plantas y otros objetos con colores muy vistosos, pero también es el autor de dibujos que han servido de preparación para otras obras, sobre todo de género, que reflejan a personajes de la Lombardía de su época, el siglo XVI. El dibujo de la izquierda representa a una granjera yendo al mercado, obra que mide 25,1 por 18,1 centímetros. Se encuentra en la Biblioteca Nacional de Madrid.

Nacido en Milán en una familia de artistas, nos ha dejado alguna muestra como vidriero, la profesión de su padre, aunque nuestro autor, aún joven, trabajó en Viena para el emperador Fernando, el rey castellano que pasó a gobernar varios territorios de Europa. El ejemplo que aquí ponemos no es único, pues otros dibujos representan a un aritmético, un astrólogo, un geómetra, un gramático, un músico, un retórico, además de animales como cérvidos. Otras obras suyas son retratos, como el que hizo a Maximiliano II y a su familia en 1563, de 240 por 188 cm., que se encuentra en el Kunsthistorisches Museum de Viena. Aquí el emperador y su esposa, muy estilizados, se representan con total sobriedad, pero también con riqueza de vestimentas, acompañados de sus tres hijos, uno de ellos en la cuna. Es una obra muy distinta a las que se estilaban en el siglo XVI, como todo el resto de su producción.

También ha pintado cabezas de jabalíes, patas de animales, pájaros, reptiles, armaduras y objetos como trineos, seguramente durante su estancia en Austria al servicio del emperador Maximiliano II. Las figuras humanas cuyos rostros están compuestos de frutos son alegorías, como la del verano, pero también ha pintado objetos de cocina en el más puro gusto realista, aunque dando siempre muestra de su preferencia por los aspectos más fantásticos de la composición: los animales representados en su obra “La cocinera” dejan ver el rostro de un personaje en una fuente metálica, la mitad de la cual hace de yelmo.

Casi toda su obra, sobre todo la más colorista, es una fantasía, como cuando representa “Las cuatro estaciones en una cabeza”, donde se ven varios tipos de frutas. Su obra “Agua”, retrato de un personaje con la cabeza y la mitad de su cuerpo formados por peces y crustáceos, nos habla de una imaginación extraordinaria, de una obra singularísima que se aprovecha para dar calidad a las representaciones de los diversos animales, con las escamas, bocas y formas coralinas. Un jurista está representado grotescamente con animales que forman su rostro: un pollo desplumado, un zanco, la cola de un pez…

Lo más realista en Arcimboldo son sus dibujos, como los que hace para ilustrar un tratado sobre la cultura y fabricación de la seda, una serie de trece, pero se muestra mucho más primario, para la altura que había alcanzado la pintura en su tiempo, cuando pinta el fresco escenas de la vida de San Juan Bautista (1546), en el monasterio de San Mauricio Maggiore, Milán. Nos ha dejado también varios autorretratos, donde se representa austero y serio, contrariamente a lo que da a entender buena parte de su obra.

La sencillez de la obra que figura arriba muestra a un ave que pende de uno de los cestos de la mujer, aprovechando para mostrar el costumbrismo de las campesinas lombardas de la época con sus zuecos.

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