La cueva de Feldhof (Neandertal) al oeste de Alemania y expansión de este homo |
La especie de hombres neandertales existió durante más de 200.000 años (entre 230.000 ó antes hasta hace unos 30.000 años, cuando comenzó su extinción). Ese largo período de tiempo llevó a distintas manifestaciones culturales que los paleontólogos y arqueólogos han advertido en el continente europeo al estudiar los fósiles y los enterramientos, además de los materiales (útiles). Desde los primeros fósiles de esta especie, descubiertos en la primera mitad del siglo XIX en Engil (Bélgica) y más tarde en Gibraltar, hasta los fósiles encontrados en Feldhof (Neandertal), cabe distinguir una evolución y una expansión (esta última se muestra en el mapa y los colores corresponden a características comunes cada uno de ellos. Por ejemplo, un cadáver neandertal aparecido en una cueva de Dordoña (Francia) contenía un cuerpo enterrado en posición fetal con herramientas y alimentos, un cráneo de oso en el borde de la tumba y polen de flores, quizá concebidas como plantas medicinales.
Como el homo actual existe desde hace, por lo menos, 120.000 años, parece evidente que neandertal y sapiens existieron al mismo tiempo; otra cosa es que se conocieran y menos que tuviesen descendencia conjuntamente, antes de que neandertal se estinguiese.
Recientemente se ha avivado la discusión sobre este asunto, hasta el punto de que hay expertos que aseguran dichas especies "convivieron pacíficamente en el norte de Israel". Hachas de piedra y puntas de flecha de sílex han sido encontradas en cuevas donde parece estar acreditada la convivencia de las dos especies. De ello se ha hecho eco, entre otros, la publiación The Times, informando que las dos ramas vivieron al mismo tiempo en una cordillera de la costa (cueva River, en Nahal Me'arot; en realidad varias cuevas: Tabun, Jamal, el-Wad y Skhul). Ninguno de los huesos encontrados en estas cuevas tenían heridas mortales, según el arqueólogo Daniel Kaufman, que acredita también rituales funerarios de los neandertales y facilidad para fabricar herramientas. El citado ha dicho que "si ese mestizaje tuvo lugar, debió haber sido aquí". Por otra parte ciertos estudios genéticos indican que los europeos modernos tienen entre un 1 y un 4 por ciento de sus genes procedentes de los neandertales.
Pero otros expertos niegan que hubiese contacto entre neandertales y sapiens; menos aún que tuviesen descendientes comunes. Parce que la desaparición del hombre neandertal en la península Ibérica está relacionada con la llegada de sapiens, pero David Santamaría, de la Universidad de Oviedo, sostiene que tal cosa no es cierta. Aquí ambos linajes no llegaron a coincidir en el tiempo -dice- tras una larga investigación en la que intenta demostrar que los que sostienen lo contrario se basan en datos de estratigrafía erróneos y en dataciones poco precisas. Otros consideran que la desaparición de neandertales se debe a la superioridad numérica de sapiens, pero esto podría deberse a que una lenta extención había comenzado entre neandertales. Cambios climáticos a los que esta especie no se adaptó pudieron contribuir a su extinción.
Los que han hecho coindicir a neanderetales y sapiens en la península Ibérica se basan en investigaciones realizadas en la cueva del Castillo, Cantabria. David Santamaría dice que ha habido, a lo largo del tiempo, una alteración de los niveles estratigráficos, con la mezcla de materiales que dificulta llegar a aquellas conclusiones de "convivencia". Su investigación parte del abrigo de la Viña (La Manzaneda, Oviedo) y la cueva de Sidrón (Borines, Piloña). De la estratigrafía de estos yacimientos proceden los datos que más tarde contrastó en otros yacimientos de Cantabria y Gibraltar, lo que le ha permitido decir que "la especie que nos precedió no resistió en las cuevas del sur hasta hace 25.000 años, sino que su rastro se perdió para siempre más de una decena de miles de años antes, y por lo tanto antes de la llega de sapiens a la península". Las espadas, pues, están en alto.
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