Un monstruo devora a dos pecadores |
La aparente ingenuidad del románico es solo técnica: cuando observamos una pintura al fresco vemos que no hay volumen, que los colores no se utilizan con el mismo fin que en épocas posteriores; las esculturas son hieráticas y frontales, las partes están desproporcionadas entre sí. Pero el arte románico es muy ingenioso, tiene mucho que ver con lo esotérico, con el mundo de la imaginación y el simbolismo.
Francisco Javier Ocaña Eiroa lo ha explicado de forma muy acertada: la "hermosura" de los monstruos y animales del románico no es la misma que la convencional de otros tiempos. Hay que ver dicha hermosura en el significado, en el logro de los efectos requeridos: demonios, monstruos, animales deformes, fauces y garras, escenas fantásticas y atroces.
Un monstruo arranca la lengua al blasfemo |
Falo en una iglesita de la montaña leonesa |
Ya Agustín de Hipona había escrito que las imágenes debían servir para hacer cambiar a los seres humanos sus vidas pecaminosas por la virtud, la obediencia y la santificación. Sin embargo Bernardo de Claraval, mucho después, vino a criticar la aundancia de relieves fantásticos en los claustros románicos, considerando que apartaban de lo que realmente interesaba: la oración.
Capiteles y tímpanos son los lugares elegidos para los monstruos, así como los canecillos y las bases de las estructuras arrquitectónicas. Al fin y al cabo -salvo en el caso de los tímpanos- los demás lugares elegidos eran soportes del peso que caía sobre ellos: los canecillos bajo los aleros de los tejados, los capiteles bajo las arcadas; en el Pórtico de la Gloria de la catedral de Santiago grandes monstruos sostienen, aplastados y feroces, los pilares de la composición.
Monstruos (símbolos del pecado) soportan el peso del alero |
Gracias!!
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