Restos de Megalópolis, patria de Polibio |
Polibio de Magalópolis, un aqueo puesto que su ciudad estaba en el centro mismo del Peloponeso, relata el origen del odio de los romanos contra los aqueos. El Senado romano, que supo de ciertas ofensas sufridas por los espartanos y que estaba deseoso de convertir a Grecia en una provincia romana, envio a Acaia una queja para "exhortar a los aqueos a que no dieran oídos a malos consejos para no incurrir por imprudencia en el enojo de Roma", dice el propio Polibio en su Libro Trigésimo Octavo. Añade que el Senado no pensaba destruir la Liga Aquea, ya que entonces estaba Roma empeñada en destruir a Cartago (III guerra púnica). Esta Liga era una confederación de ciudades de Acaia, región del Peloponeso, cuyo dirigente máximo era Critolao.
Los legados de Roma, entre los que se encontraba Sexto Julio (que había sido cónsul en 157 a. de C.) se encontraron a un representante de la facción de Thearidas, "que los sediciosos enviaban a Roma" para dar cuenta de las supuestas ofensas contra los espartanos. Sexto Julio siguió su camino y llegó a Egia, donde la dieta nacional había sido convocada, a la que habló con prudencia. Recibió a su vez palabras de que los lacedemonios no serían molestados. "Pero existía oculto en el fondo un fuego de descontento y rebelión -dice Polibio- que no apagaron los discursos de los representantes de Roma y que alentaban Dieo Critolao y los individuos de su facción...". Siendo aqueo Polibio, no tiene incoveniente en acusar a esta facción de perversa, impía y perniciosa porque -dice- "me censurarán acaso de complacencia en referir las faltas de los griegos, siendo como soy el más interesado en disimularlas... [pero] conviene al historiador acreditar que para él no existe nada superior a la verdad". Creo que Polibio estaba ya muy asentado al servicio de Roma.
"Ocupada ya en dos grandes guerras, en África y España" -sigue diciendo Polibio-, temía [Roma] que los aqueos se sublevaran contra ella, y que por tanto el momento era propicio" para sacudirse el yugo los aqueos. Critolao trató, no obstante, a los embajadores romanos con mucha atención, prometiendo que enviaría a Thearidas a Roma mientras él iría a Tegea para gestionar allí con los lacedemonios y persuadirles a la paz. Nada de esto sirvió, pues Polibio sigue relatando que "corrió Critolao de ciudad en ciudad durante todo el invierno, y convocó asambleas como para dar a conocer lo que manifestó a los ladecemonios en las conferencias de Tegea, y en realidad para excitar los ánimos contra Roma".
Algunas ciudades de la Liga Aquea |
Fue un enfrentamiento entre Esparta y la Liga Aquea lo que permitió a Roma, aliada de aquella, intervenir en los asuntos griegos (en realidad ya lo había hecho con anterioridad) ahora de forma definitiva. Los políticos, soldados, funcionarios, comerciantes, sabios y escritores romanos se iban a encontrar con una civilización que no había dado todavía todo lo que podía, y de hecho lo griego, entendido en el sentido más profundo de la palabra, quedará hasta mil seiscientos años más tarde.
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