Planta del Museo del Prado sin la ampliación reciente |
La planta y la fotografía corresponden al edificio del Museo del Prado, obra de finales del siglo XVIII, aunque sufrió algunas reformas en 1818 por iniciativa del rey Fernando VII, que quiso distinguirse como rey ilustrado. Los planos son de Juan de Villanueva, y la iniciativa fue del rey Carlos III (1786) aunque la obra se ejecutó durante el reinado de Carlos IV. Primero se concibió para Gabinete de Historia Natural y luego para Museo de Ciencias Naturales. Su estructura y forma corresponden al estilo neoclásico español.
La Ilustración española, con ser menos ambiciosa que la de otros países europeos, particularmente la francesa, contó con la figura del rey Carlos III y sus ministros, que estuvieron imbuidos del racionalismo y la "filosofía" de las luces. La misma idea de dedicar este edificio al estudio de la naturaleza, pues se concibió junto con el Jardín Botánico anexo, indica el sentido práctico de quienes lo inspiraron. Fue una época fecunda en obras de embellecimiento de Madrid, que se urbanizó por primera vez como una capital europea. También es obra de Juan de Villanueva el Observatorio Astronómico, cercano, de planta circular y con columnas clásicas. Puede decirse que el otro gran arquitecto español de ésta época es Ventura Rodríguez. (A continuación deben añadirse las características generales de la arquitectura neoclásica que ya hemos puesto al comentar otras obras).
Como el edificio no fue concluido por su tracista continuó las obras el arquitecto López Aguado. En la planta vemos un edificio muy alargado lateralmente, con un cuerpo central terminado en ábside y, a derecha e izquierda, galerías alargadas que rematan en los extremos con mayor anchura. Ello confiere a éste edificio una gran originalidad, y destaca el hecho de que se trata de una obra civil, cuando aún en el neoclasicismo la mayor parte de las obras eran religiosas. En la parte central destaca el pórtico con seis columnas de orden toscano (el equivalente en la civilización romana al orden dórico griego), un entablamento que marca la línea dominante horizontal y un ático decorado en relieve con una alegoría del rey Fernando VII como protector de las artes y las ciencias. Este relieve es obra de Ramón Barba, así como de los medallones que decoran la fachada, pero en lo demás tenemos que decir que predomina la sobriedad propia de éste estilo.
El autor no decidió poner frontones, lo que también es una particularidad de éste edificio. En altura vemos (en la fotografía) tres cuerpos, pero el tercero que asoma no es de la obra original, sin añadido con mucha posterioridad; las columnas del cuerpo superior son jónicas, siendo el ritmo el siguiente: entre cada dos columnas, en el cuerpo inferior un nicho con una estatua o un vano peraltado y rematado en arco de medio punto. El edifio ha sufrido múltiples modificaciones, entre las que destaca la de Narciso Pascual y F. Jareño; así mismo la última que lo ha ampliado en su parte posterior, que no aparece en la fotografía.
El museo del Prado desde la puerta de Velázquez |
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