domingo, 12 de febrero de 2012

Trastámara y la nobleza gallega

Monasterio y tierras de Sobrado, en el alto Tambre

El condado de Trastámara hace referencia al río Tambre, en la actual provincia de A Coruña. En los montes de Bocelo y en las tierras de Sobrado, Vilasantar, Mesía, Frades, Arzúa, Oroso, Santiago, Val do Dubra y otras tenían sus posesiones los que luego van a ser nombrados condes de Trastámara. Uno de ellos Álvar Núñez Osorio desde 1327, aunque poco pudo disfrutar el título y lo que ello representaba, pues dos años después fue mandado asesinar por el rey Alfonso XI. Antiguo valido del rey, las contínuas intrigas nobiliarias, a las que no escapaba la propia monarquía, llevaron a Álvar Núñez a este trágico final. Por su parte el rey Alfonso hizo gala de su crueldad, como así mismo su hijo Pedro, que se enmarca en los intentos de la monarquía por afianzar su ponder a expensas de la nobleza. La crueldad de estos reyes no fue menos que la de los nobles que les auparon o combatieron en cada caso.

No había llegado todavía el sangriento siglo XV para Galicia, con las dos guerras irmandiñas y la participación en la guerra civil castellana desencadenada por la futura Isabel I. Pero ya a principios del siglo XIV se manifestaba en la periferia de la corona castellana, Galicia, la fuerza centrífuga que no había cesado desde los primeros tiempos del reino de Asturias, allá por el siglo VIII. La nobleza gallega siempre fue refractaria a integrarse en unidades políticas superiores, lo que la llevó a contínuos enfrentamientos con los reyes asturianos y leoneses (empleo aquí estos términos porque son los que están al uso). En los siglos XII y parte del XIII, sin embargo, cierta nobleza gallega se vio favorecida por la presencia de los reyes en esta tierra, desde el pontificado de Gelmírez en Compostela hasta el reinado de Alfonso IX. Pero aún así las disputas y las batallas entre unos y otros bandos nobiliarios, entre el arzobispo y los burgueses de Santiago, entre los campesinos y sus señores, no cesaron.

Álvar Núñez Osorio es un buen ejemplo, antes de llegar al cruel Pardo de Cela, para dar muestra del comportamiento de una nobleza en relación a las instituciones medievales, a la población y a las ambiciones de la época. Dominó Álvar Núñez las tierras de Lemos y Sarria (en la actual provincia de Lugo), fue señor de Cabrera y Ribera, entre las actuales provincias de León y Zamora; ocupó puestos de relevancia superior, como la mayordomía del rey, merino de León y Asturias, Justicia mayor, camarero real y Adelantado en la frontera andaluza en un momento en que el avance hacia el sur de los reinos cristianos había dejado reducido al-Andalus al pequeño reino nazarí. Fue pertiguero mayor de Santiago y miembro (monje y soldado) de la Orden de San Juan, donde tuvo seguidores. Tanto poder no le sirvió para salvar su vida más allá del año 1329, cuando por riquezas e influencias podía considerarse colmado. 

Pero en la época no bastaba con haber llegado, sino que había que luchar contínuamente para mantener lo conseguido. Algunos no lo intentaron, otros se quedaron a medio camino; pero los que más alto subieron debieron mantener su vida en una contínua zozobra por las conspiraciones y traiciones sin número, tanto en una dirección como en la otra. La corona de Castilla, un conglomerado de reinos en la época, que a duras penas se fueron uniendo desde el siglo XVI, era más un estado aristocrático que un estado monárquico. El rey, en efecto, estaba muchas veces por debajo de las aspiraciones de los nobles; en otras no. Esta dialéctica marcó buena parte de la Edad Media no solo en Castilla sino en toda Europa. 

El río Tambre cerca de Val do Dubra
La Iglesia no se vio libre de las intrigas y ambiciones: era la lógica de la época. El prior de la orden de San Juan, Fernán Rodriguez de Balboa, estuvo en los conflictos que trataban de ganarse el favor del rey o de combatirlo cuando aquel no se conseguía. En uno de los numerosos conflictos que jalonan el primer tercio del siglo XIV en Galicia, Álvar Núñez de Sarria fue candidato al maestrazgo de la Orden de San Juan, en un intento de los enemigos de Núñez Osorio por sustituir a su colaborador al frente de la Orden. 

Uno de los opositores del Trastámara fue el gallego Alfonso Jofre Tenorio, cuyo solar estaba en las proximidades de la entonces villa de Pontevedra. Éste contribuyó a intrigar ante el rey para que un sicario diese muerte al Trastámara, dandose entonces la ironía de que, en pago por el asesinato, recibió el castillo donde había nacido el malogrado y belicoso conde: Belver de los Montes, al norte de la actual provincia de Zamora.

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