En 1431 nació cerca de Padua el pintor Andrea Mantegna. La ciudad estaba en un momento de esplendor económico y el pintor, entre otros, aprovechará la ocasión que se le presenta. Luego el papa Inocencio VIII le llamó a Roma, pero ya había estado en Mantua, a donde regresa, para realizar una de las obras más grandiosas del siglo XV: los frescos en la Cámara de los Esposos del palacio ducal (en realidad los frescos están en el castillo, pues dicho palacio es un complejo o ciudad-palacio).
En Mantua gobierna una de esas familias que a base de guerrear, hacer trampas y tener fortuna se han hecho con el poder político: sobran los ejemplos dentro y fuera de Italia. Ya desde el siglo XIV los Gonzaga (así llamados por proceder de la ciudad con ese nombre) que habían apoyado al emperador germánico contra las pretensiones papales (gibelinos) mantuvieron una diplomacia entre Milán, el papa, el emperador y otras ciudades italianas para seguir en el poder. Y como no podía ser menos, fueron mecenas.
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Interior de la Cámara de los Esposos (1465-1474). Óleo de nuez y yeso |
El comentario que sigue es deudor del realizado Ignacio Martínez Buenaga en www.artecreha.com. Se han valorado los grandes logros en la representación de la perspectiva, verdadera obsesión de los artistas del renacimiento (Brunelleschi en arquitectura) y la afición al coleccionismo arqueológico, que ayudaría sin duda a Mantegna a imaginar sus personajes y los espacios donde los sitúa. También se puede ver la influencia de la pintura flamenca en la minuciosidad de detalles (sobre todo al exaltar el lujo de la corte de Gonzaga y sus ropajes).
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La corte de Gonzaga |
En ésta Cámara de los Esposos representa Mantegna todo un programa decorativo consistente en un retrato colectivo de la familia y de los cortesanos, además de exaltar políticamente a dicha familia y al entorno cultural que había impulsado en Mantua. No otra cosa intentaban otros mecenas y señores de la época en Italia (también en otras partes de Europa). De nuevo una obra con intención propagandística, como en la antigua Roma.
En una de las escenas se representa el momento en que el marqués recibe la noticia de que su hijo ha sido nombrado cardenal, algo perfectamente lógico en la época, pues dicha dignidad eclesiástica estaba reservada a la nobleza y en en muchos casos se compraba. En la pared de enfrente el marqués llega a Mantua para tomar posesión de dicho título.
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Detalle de la corte de Gonzaga |
Las formas que Mantegna da a las figuras son de gran tamaño, como si de esculturas se tratase, además de que en toda la representación está presente la influencia clasicista por la elegancia de los personajes. Al mismo tiempo da a las escenas un gran realismo y expresividad, pues unos hablan, otros oyen y cada uno ocupa el puesto que le corresponde según su mayor o menor importancia. La luz que imprime a toda la obra contribuye al volumen de las figuras y al modelado, pero una novedad es que estas escenas no se distribuyen en varios registros o franjas horizontales a diversos niveles de la pared. Por primera vez es un contínuo de escenas las que se representan narrativamente sin separación formal entre ellas. Se trata del acontecer familiar contínuo, donde los espacios se hacen verosímiles por las arcadas fingidas (trampantojos), fingimiento que llega a su másima expresión en el óculo del techo, máxime si tenemos en cuenta que no se trata, en la realidad, de una cúpula. Mantegna ha conseguido con dicho "óculo" un efecto de perspectiva ilusionista que está concebido -como el resto de la composición- para ser vista desde el centro de la sala.
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Detalle de la obra anterior |
Incluso pinta una barandilla rodeando al "óculo" en la que se encuentran seres de lo más pintoresco: un pavo real, unas muchachas que se asoman peinándose, unos
putti o amorcillos, niños o angelotes desnudos, propios de la antigüedad romana, uno de los cuales ha metido la cabeza entre los balaustres sin poderla sacar. Los escorzos y las posturas inestables dan al conjunto del techo un movimiento extraordinario.
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Detalle de la corte de Gonzaga |
La esposa del marqués, en actitud ociosa y serena, está representada subordinada a la figura del marido. La riqueza de las telas, tanto por el rico colorido como por los detalles de los bordados, dan a esta obra una importancia extraordinaria.
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Pared oeste: la reunión. |
Otro "trampantojo" es el paisaje que se "abre" en el pared, mientras en el centro y sobre la puerta unos
putti sostienen la inscripción indicativa de la gloria y fama de la familia gobernante. Todo invita a pensar en el lujo y la grandeza que se pretende mostrar ante invitados que visitasen esta sala.
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La reunión (detalle de la parte derecha de la obra anterior. |
En ocasiones se acentúa la línea dibujística, con unos contornos nítidos, que no restan volumen a las figuras gracias al color y a la disposición de los personajes en distintos planos.
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Fresco (trampantojo: diámetro: 2,70 m). |
A través del "óculo" se deja ver el cielo, pero en realidad no es más que un techo pintado magistralmente gracias a un gran conocimiento de los efectos de perspectiva.
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